Neomuralismo Mexicano: el trazo incomprendido

¿Hay conexión entre el primer Neomuralismo y su segunda vertiente? ¿La conexión puede darse a través del graffiti, mejorado y llevado a alturas inimaginables en el contexto de su nacimiento?

Ciudad de México (elsemanario.com).- En su entrega anterior,  EL SEMANARIO abordó el Neomuralismo mexicano y como este movimiento  se apropió de la gran escuela dejada por sus antecesores, resultando en el nacimiento de dos vertientes: uno surgido tras la picada del Movimiento Muralista Mexicano y otro que nació después, separado por el trazo de un agente estigmatizado por mucho tiempo: el graffiti y los artistas urbanos. Hoy, hablaremos de este segundo y por ello, nos adentraremos brevemente al graffiti como punto de partida del nuevo Neomuralismo y las expresiones surgidas de este.

Pero, primero, hay que preguntarnos una cosa: ¿hay conexión entre el primer Neomuralismo y su segunda vertiente? ¿La conexión puede ser este arte incomprendido, mejorado y llevado a alturas inimaginables en el contexto de su nacimiento?

El graffiti es una expresión que se hizo famosa en las bardas de Nueva York, debido a un contexto específico y también tiene que ver con la censura y la protesta.

Según algunos análisis, el graffiti se remonta hasta lo más primitivo del arte, emparentando a la escritura y la pintura. Recordemos que fueron los primeros hombres los que iniciaron a pintar las paredes de cuevas dejando huella de sus actividades y su forma de relacionarse  con el mundo.

Avanzando en el tiempo, como antecedente de este arte, se debe tomar en cuenta el Mayo francés y las formas de expresión que por ser económicas ayudaron a traslucir las protestas de ese entonces. En aquel tiempo, las paredes de París fueron cubiertas por la protesta y entre las frases famosas plasmadas en las paredes se puede rescatar un famoso Les murs ont la parole o, Los muros tienen la palabra.

Para la época de los setentas, en Estados Unidos sería casi patente de un movimiento que también se apoyó en un contexto determinado. Con principal manifestación en Nueva York y sus gangsters que hicieron uso de pintas para darse a conocer, esta expresión pronto fue tomada por los jóvenes norteamericanos, es entonces, cuando el graffiti se convierte rápidamente en un movimiento identitario, de resistencia.

Otro salto es necesario, ahora a Tijuana, en donde, se dice, se presentaron los primeros graffittis del país. Junto a la frontera de EU, con el creciente flujo de personas, con un intercambio cultural en cada esquina, son los cholos, otro grupo discriminado y estigmatizado, los que se apropian estas expresiones, en parte, con ayuda de los muralistas chicanos.

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Sería después, en Guadalajara donde se continuaría con estas prácticas; luego en Aguascalientes y posteriormente en la ciudad de México, siempre en sectores golpeados social y económicamente.

El salto

Hasta este punto, el hilo conductor es la desigualdad social y la protesta como medios generadores de estas expresiones, pero ¿qué tiene ver esto con lo que aquí llamamos Neomuralismo y su segunda etapa?

El graffiti, en un primer momento, sólo se relaciona con el Neomuralismo en la apropiación de espacios, muros, bardas, etc. Pero hay que entender algo: el graffiti también debe verse como una apropiación de distintas concepciones y técnicas, que a la larga servirá de apoyo para otras formas de expresión.

El primer neomuralismo, como ya se trató aquí, tiene que ver con como el pasado nutre un nuevo cuerpo de ejecutores y con la socialización del arte; presentando en cada obra el retrato de lo social, además de hacer uso de los muros para protestar o plasmar cierta concepción del mundo. En los dos casos, este Neomuralismo permite seguir con una transformación física, espacial y social.

¿Podemos hablar entonces de un sincretismo entre el graffiti y el primer Neomuralismo para conformar lo que aquí se llama Nuevo Neomuralismo?

Antes de responder a esta pregunta se debe aclarar una situación, a todas luces, notoria.

Esta forma de expresión ha llegado a ser respetada principalmente por la mezcla de técnica; tampoco se usan latas únicamente, a estas se agrega el uso de brochas y pinceles. Es más, hoy día, es una práctica aceptada bajo ciertos requerimientos, en concursos elaborados y patrocinados por los gobiernos en turno, como el caso del concurso “Estampa tus Ideas”.

A diferencia de su par antaño, esta práctica ya no es perseguida, tuvo que pasar mucho para ello, igual que con uno de los casos presentados ayer, el de Daniel Manrique. No por ello ha perdido su condición transgresora; al contrario, mucha de esa vinculación con otros agentes puede ser génesis de la serie de expresiones que hoy conocemos como neomuralismo. Aquí un pequeño ejemplo:

Si bien en éste, los puristas del arte pueden argumentar que no puede compararse con el de sus precursores, podemos decir que evidentemente no es el único, y que igual que en otros tiempos, hay ejecutores que han desarrollado mayor técnica y sensibilidad, sin demeritar en ningún momento el trabajo visto antes.

Vayamos ahora a un caso específico, el del neomuralista Rod Villa, que curiosamente, comparte un mismo lazo territorial con el surgimiento del graffiti en México. Además, también hace uso de esta forma de expresión para trabajar. Él es un artista gráfico.

Foto tomada de la página del autor.
Foto tomada de la página del autor.
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Foto tomada de la página del autor.
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Foto tomada de la página del autor.

Como podemos ver, el graffiti, ese trazo incomprendido, guarda cierta conexión con este nuevo neomuralismo; sea en la esencia de tomar una barda y reapropiarse de un espacio, sea la manera en que se ayudan del que alguna vez fue un arte incómodo, juzgado y posteriormente, pernoctado.

Este nuevo neomuralismo no sólo tiene que ver con el pasado; en la actualidad, esta nueva forma de expresión también puede unirse con lo comercial, el patrocinio, y desde luego, la irrupción en zonas deterioradas socialmente, con lo que lejos de transformar el espacio físico, también se transforma afianza lazos con la comunidad.

Pero, ¿cómo transformar el espacio social ayudándonos de la transformación hecha desde el espacio físico? ¿Cómo beneficia la pintura a los agentes adyacentes a ella, al paseante, al vecino, al caminante? ¿Quiénes representan este cambio que en ocasiones logra regenerar el tejido social? ¿Quiénes son? Estas cuestiones tendrán respuesta en la siguiente entrega sobre el neomuralismo, que EL SEMANARIO ya prepara para usted.

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