Perros perdidos, un retrato de angustia y soledad

Ciudad de México.- Una familia sin hogar transita lentamente por las calles de Taipei, hace de lugares públicos, aquellos espacios que son de todos y de nadie al mismo tiempo, su casa y el lugar más íntimo; mientras que el padre sin nombre sufre en silencio su desesperación y soledad, intenta que sus hijos no padezcan esta condición.

El controversial director taiwanés Tsai Ming-Lian, conocido por retratar personajes errantes y marginados, nuevamente recrea estos personajes durante 138 minutos que dura su más reciente cinta Perros perdidos (2013), ganadora del Gran Premio Especial del Jurado en la Muestra Internacional de Arte Cinematográfico en Venecia, Italia y que llega a la 55 Muestra Internacional de Cine de la Cineteca Nacional.

La realización es un drama sobre un hombre-anuncio (Shiang-chyi Chen), quien se gana la vida sosteniendo un letrero sobre la venta de espacios lujosos para vivir cómodamente, mientas irónicamente él y sus dos hijos (Kang-sheng Lee y Yi Cheng Lee) no tienen un lugar para vivir y sólo duermen y guardan sus cosas entre las oscuras paredes de un edificio abandonado y en ruinas.

Durante el día, mientras el padre trabaja, los niños recorren la caótica ciudad que podría ser cualquiera del mundo. Buscan muestras de comida gratuita en los supermercados y recorren ríos y lagos, mientras juegan y dejan pasar lentamente el tiempo.

Un día aparece en su vida una mujer (Yi Chieh Lee) obsesionada con un olor extraño que percibe en el supermercado en el que trabaja. Después de revisar los refrigeradores y las bodegas del almacén, se da cuenta de que el olor proviene de la pequeña, quien todos los días deambula por los pasillos del lugar.

La mujer igualmente vive en condiciones precarias, taciturna, sola y con un gran deseo de cuidar de otros seres, la mujer de manera frenética se ocupa de la limpieza de la niña.

Por las noches, alimenta manadas de perros callejeros y contempla prolongadamente un paisaje que la sume en la nostalgia de su soledad. Pero un día surge en ella un interés mayor por cuidar de la familia, incluido el padre y compartir con ellos lo poco que tiene.

Perros Perdidos no es la primera vez que el cineasta Tsai Ming-Lian ha abordado personajes marginales, e igualmente l0o ha hecho en sus películas ¿Qué hora es allá? (2001), Goodbye Dragon Inn (2003) y El sabor de la Sandía (2005).

Las calles, las carreteras, el bosque, la lluvia, son los lugares sin nombre en los que viven los Lee, juntos sobreviven y comparten sus vacíos y soledades individuales, las cuales se muestran a través de secuencias individuales y planos cerrados de cada uno de ellos.

Las prolongadas tomas en Perros perdidos llegan a tomarse como una provocación para el espectador o una prueba de la capacidad de contemplación de quien la vea. Más allá de los simbolismos, el tiempo de ciertas escenas busca dar cuenta de la soledad, el sufrimiento y la desesperación que padecen los personajes.

Perros perdidos se presenta a partir del 26 de noviembre en las salas de la Cineteca Nacional y desde el 7 de diciembre en sedes alternas y complejos de las cadenas Cinemex, Cinepólis y Cinemanía.

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