Los emojis han sustituido a tal grado el lenguaje empleado cotidianamente, que no podemos evitar preguntarnos ¿hacía dónde va la comunicación humana?
Ciudad de México.- La comunicación animal, humanos incluidos, conlleva una serie de codificaciones muy precisas que se dan no solo a través de sonidos, sino también por gestos, signos y procesos semioquímicos.
Ernst Cassirer estudia la antropología cultural a través de los signos y los símbolos. Mientras que el primero es propio de la naturaleza y los animales, el símbolo es propio del hombre y del mundo de la cultura.
El hombre es, desde su perspectiva, un ‘animal symbolicum’ y no tanto un animal racional, porque la racionalidad no abarca todas las formas de la cultura, como por ejemplo los usos emotivos y poéticos del lenguaje, mientras que el símbolo sí.

En el inicio de los tiempos, el hombre se hizo de símbolos que representaban diferentes cosas y le permitían llegar a comunicar efectivamente un mensaje; al pasar de su vida, el hombre encontró la forma de establecer un conjunto de símbolos, que propiamente agrupados, constituyeron las primeras versiones del lenguaje formal. De ésta forma, la historia del ser humano es la de un animal capaz de agrupar diversas figuras ‘sin sentido aparente’ y transformarlas en signos con sentido real, para posteriormente crear el lenguaje.
Se dice que el lenguaje fue una de las herramientas que mejor posicionó al hombre como el animal más evolucionado en la faz de la tierra, permitiéndole reproducir y transmitir historias y aprendizajes. Conforme se desarrollaron las civilizaciones, éste se fue transformando hasta alcanzar puntos realmente complejos y llegó a conjuntar ideas y formas de expresión que incluso llegaron a alcanzar el terreno del arte.

La capacidad de alcance e impacto que mantuvo el lenguaje durante años fue formidable y estos se ven eclipsados hoy por las nuevas corrientes de comunicación actual. El lenguaje, propiamente entendido como el conjunto de caracteres que nos permiten transmitir una idea hacia un receptor, ha sufrido muchos cambios durante su historia, pero en pleno siglo XXI se enfrenta a uno de los mayores retos: su subsistencia en un mundo regido por la comunicación artificial.
Como todo lo demás, el lenguaje sufre también un proceso de descomposición tecnológico. Transformación que sufren muchos otros campos de la vida humana en aras a adaptarse a un mundo controlado por las computadoras; y es debido a esto que el lenguaje actual es comparado con el uso de la simbología poco elaborada de hace siglos.

Las formas cortas, abreviaturas e imágenes que disponemos hoy en día para hablar a través del chat, los mensajes e incluso cara a cara, son producto de una labor que comenzó desde 1857, cuando el National Telegraphic Review and Operators Guide registro el uso del número 73 en código morse para expresar ‘amor y besos’ y desde ahí fue evolucionando hasta que en 1982, el científico de cómputo estadounidense Scott Fahlman propuso el uso de la secuencia de caracteres 🙂 en el asunto de un mensaje para indicar que el comentario contenía una broma.

El agregado de nuevos caracteres expresivos a nuestra forma de comunicación diaria cambió por completo la manera en que las personas se expresaban entre ellas y actualmente incluso podemos celebrar el día internacional del emoji, que podría traducirse como la representación pictográfica de una idea a expresar, es decir, un símbolo.
La persona promedio usa emojis para comunicar el 45 por ciento de lo que dice, actualmente existen 722 de ellos y hay quienes aseguran que son mejores que las palabras, cuando de expresar se trata, pues son símbolos que permiten sentar un tono o emoción al mensaje que anteriormente solo se construía a partir de palabras.

Por Diana Caballero.