¿Cual es la situación de farmacovigilancia en nuestro país y para qué me sirve? Conoce lo que sucede con las medicinas de prescripción en México.
Ciudad de México (elsemanario.com).- El uso inadecuado de medicamentos representa un riesgo sanitario y un desperdicio de los recursos económicos de los servicios de salud. Desde la década de los ochenta la Organización Mundial de la Salud (OMS) ha promovido el uso racional de los medicamentos y ha recomendado que este aspecto sea integrado a las políticas nacionales de cada país.
A menudo, las personas restan importancia a los medicamentos que consumen, ya sean de prescripción o de venta libre, se cree que éstos son menos peligrosos que las drogas ilícitas, pero la realidad es que causan los mismos daños a la salud cuando se consumen indiscriminadamente -sin seguir la dosis, la duración del tratamiento o al tomar medicamentos que no nos fueron recetados-.
Desde hace algunos años en México se lleva a cabo una gran labor de farmacovigilancia por parte de las autoridades quienes han regulado normas de prescripción y restricción en la venta de medicamentos. Éstos no pueden ser obtenidos sin una receta, la cual en muchas ocasiones debe estar membretada, sellada y/o firmada. En nuestro país más de 8 mil médicos privados emiten un promedio de 900 millones de prescripciones al año, de acuerdo con informes del sector salud, el 20 por ciento de las recetas son modificadas por los pacientes en términos de duración o dosis señaladas para su tratamiento.
Jorge del Río, director de Medicamentos de Prescripción para la farmacéutica Boehringer Ingelheim (BI), explica que el exigir una farmacovigilancia es muy positivo para controlar el abuso y mal uso de sustancias químicas. Las complicaciones se dan de forma regular en aquellos pacientes que se automedican y también llegan a desarrollar una resistencia al componente químico –por ejemplo los antibióticos– además, tener un control a través de recetas le da seguridad al médico de que el paciente realmente va a tener el efecto esperado.
“Creo que hay un riesgo importante en que una persona pueda entrar a cualquier farmacia a comprar medicamentos sin más, para el paciente y también para el médico, porque finalmente no sabe qué compró, qué se está tomando, si la dosificación es la correcta, ni conoce la calidad del medicamento y, por lo tanto, desconoce si efecto químico que el médico esperaba en el paciente se está dando. El control farmacológico es algo muy positivo para pacientes y médicos por igual pues les otorga seguridad de terminar con la enfermedad y no empeorarla”, comentó el director.
Los medicamentos de prescripción que más se venden en el país incluyen a todas las clases terapéuticas de antibióticos, productos respiratorios, antihipertensivos y analgésicos en general. Las drogas de prescripción constituyen el cuarto lugar en la tabla de drogas de abuso; justo después del alcohol, el cannabis y el tabaco según datos del INEGI.
La forma de prescripción y venta que manejan las farmacéuticas actualmente -por ejemplo, la venta de cajas con ciertas cantidades de pastillas- resulta altamente benéfica para la economía de las personas mexicanas, según del Río, pues de ésta forma una persona puede tener acceso a la medicina en la medida de sus posibilidades. “Contamos con una importante cantidad de medicamento que se dispensa en presentaciones pequeñas, muchas personas compran sus medicinas conforme van recibiendo algo de dinero y ésta forma de venta permite que sigan manteniendo el tratamiento y, evitar así, que la enfermedad se vuelva mas severa. La causa más poderosa para truncar un tratamiento médico es la falta de recursos económicos“, explica.
Una más de las regulaciones que la farmacovigilancia exige tiene relación con los medicamentos genéricos; la ley actual de patentes es muy fuerte y mantiene bien administrado éste campo que ya ha tomado posición del 72 por ciento de las personas que requieren de algún medicamento en el país y que cerró el 2014 con cifras de venta de 156 millones de pesos según cifras de la Cámara Nacional de la Industria Farmacéutica (CANIFARMA).
“En el mundo, los genericos, se tardaron mucho en tomar una relevancia como hoy la tienen”, explica el director en Medicamentos de Prescripcion de BI, “siendo una empresa de investigación y enfocados totalmente en la innovación, respetamos totalmente la patente y cuando se vence y aplaudimos también que entren los medicamentos genéricos porque es parte de la dinámica del mercado en México.”
Explica que las empresas disfrutan del beneficio que les otorga la ley por toda la inversión que se realiza en el desarrollo de una patente, las farmacéuticas reciben aproximadamente entre un 15 y un 20 por ciento de ganancia por cada medicamento que producen y conservan durante un tiempo antes de que la patente se termine.
¿Qué nos espera en el futuro?
México se ha convertido en un lugar importante para la investigación medica de fase tres, es decir, estudios multicentricos en pacientes que ya presentan la enfermedad. Los laboratorios Boehringer Ingelheim ya cuentan con cinco centros que participan en una serie de indagación clínica con diferentes moléculas a lo largo del todo el país y colaboran tanto en instituciones privadas como públicas.
Aún cuando no existen acuerdos directos con actividades del gobierno si hay una fuerte participación por parte de las farmacéuticas en programas de instituciones públicas como IMSS, ISSTE y el Seguro Popular. Cada año se invierten importantes cantidades de dinero para becar a los médicos y actualizarlos buscando mantenerlos en un nivel elevado de calidad, de acuerdo con Jorge del Río, aproximadamente el 90 por ciento de los médicos están preparados para realizar su labor, “todos los laboratorios tenemos una relevancia muy importante en la actualización médica continua en todos los niveles.”
“Parte de nuestro trabajo cotidiano consiste en buscar alternativas para mejorar la calidad de vida de los mexicanos, todos en algún momento somos pacientes y sabemos la implicación que tienen los medicamentos y las enfermedades crónicas en la población.”, concluye Jorge del Río.
Por Diana Caballero con información de Octavio N. Cervantes.