El Telón de Asfalto estaba más frío que un témpano de hielo hasta hace unos meses; con un montaje encabezado por Erika Buenfil (“Volver al amor”) quiso colocarse a la vista del público como un centro teatral importante pero no lo logró. Ahora, con el título de “Extraños en un tren” en su marquesina, trata de posicionarse otra vez.
El productor Sergio Gabriel, quien comanda el proyecto, se destaca por escoger historias que atraigan a una audiencia numerosa y proveniente de diversos ámbitos. No sólo piensa en el público especializado sino también en aquéllos quienes la experiencia teatral les resulta ajena o hasta desconocida.
Él no tiene miedo de formar a sus elencos con estrellas a pesar de moverse en un medio donde existe la creencia que los actores con este status no sirven para el teatro. Sergio Gabriel tiene el ojo para encontrar al actor detrás del ídolo y aprovechar su fama como gancho publicitario.
Esta vez se arriesga con “Extraños en un tren”, la versión teatral de la película de Alfred Hitchcock y de la novela de Patricia Highsmith (ambas con el mismo título). Dentro de su elenco encontramos a Luis Roberto Guzmán, Luis Ernesto Franco, Sylvia Pasquel, Claudia Álvarez y Salvador Pineda; la mayoría de estos nombres tienen un mayor reconocimiento por su trabajo en el cine y la televisión.
La conjunción de estos elementos hacen uno de los espectáculos más sorprendentes de toda la temporada. En primer lugar porque aborda uno de los géneros dramáticos poco abordados en México: la tragicomedia. La historia es la siguiente: Carlos Bruno conoce a Paul Heines en un tren y se obsesiona de tal manera con él que es capaz de matar a su esposa para iniciar una relación de (auto)destrucción.
El tema es la obsesión. Carlos Bruno representa ese amor emparentado más con el deseo y la compulsión que arruina la vida del héroe Paul Heines. El vínculo trágico de los dos personajes los orilla a revelar sus principales miedos y sus peores formas de dominación.
Tanto en el trabajo de Highsmith y Hitchcock se deja entrever una tensión homosexual (el escándalo de estas dos obras en su tiempo se debe a esta razón), sin embargo, la obra supera esta posible interpretación para hablar de las relaciones humanas como un juego de poder y posesión.
La versión teatral es impecable. Para el público se vuelve interesante la experiencia porque trata de descubrir en los personajes, las escenas y los parlamentos el gran secreto que esconde la historia. Toda la estructura provoca interés porque poco a poco se complica el estado emotivo de Bruno y Heines y nos acerca más a descubrir la gran verdad.
La dirección de Manuel González Gil se preocupa por conducir a los actores hacia una caracterización en los mínimos detalles corporales y vocales. Se ve una interesante propuesta de relación entre todos los personajes. El ritmo se logra y la atmósfera recreada se acerca al suspenso. El mayor logro del montaje es aterrizar en un final poderoso que no se puede lograr sin las dos horas anteriores de un justo trabajo energético.
Los distractores para seguir la acción son la música y la escenografía. Hay ciertos momentos que tienen la fuerza necesaria para impactar al público, sin embargo, con la musicalización llegan a ser cómicos de manera involuntaria. La escenografía descontextualiza el ambiente de Estados Unidos a mediados del siglo pasado; el montaje necesita estar más apegado al realismo y menos a una versión conceptual.
La participación de Luis Roberto Guzmán, como Carlos Bruno, destaca por una justa medida de recursos; el riesgo, al cual nunca llega, es volver al personaje insoportable. Luis Ernesto Franco, al interpretar a Paul Heines, tiene el primer gran reto en teatro; logra cargar al héroe trágico con una asombrosa dignidad.
Claudia Álvarez es una grata sorpresa sobre el escenario; tiene la energía necesaria para hacer teatro y mantiene el tono de escenas complicadísimas. Néstor Rodulfo destaca por un brillante trabajo vocal y corporal. El regreso de Salvador Pineda al teatro es magnífico; su peso escénico es extraordinario.
Por último, al ver a Sylvia Pasquel como la madre de Carlos Bruno, posesiva y dominante, me preguntaba: ¿por qué no hace más teatro? Con Elsa, Sylvia hace una de las mejores actuaciones femeninas del año. El papel lo alterna con Anabel Ferreira quien, sin ponerlo en duda, funciona igual que ella.
El Telón de Asfalto tiene la oportunidad de reactivarse en la escena mexicana. “Extraños en un tren” es la obra ideal para atraer a un público numeroso y poder comprometerlos con otras experiencias teatrales. Sergio Gabriel vuelve a tener el ojo para formar a su elenco y contar una historia que está a la altura de los gustos, las expectativas y la oferta mediática.
“Extraños en un tren”
De: Craig Warner
Dirección: Manuel González Gil
Telón de Asfalto (Perpetua 4, colonia San José Insurgentes)
Viernes 21:00 hrs., sábados 18:00 y 20: 30 hrs., domingos 17:00 y 19:30 hrs.