Terrorismo y arte

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La destrucción del arte es irreparable, esas esculturas que han despedazado no volverán a existir, acabar con una cultura, con miles de años de creación, es parte de la extinción de una civilización.

 

Ciudad de México.- Desde que inició la guerra narco religiosa, racista y económica en el Medio Oriente, los mercenarios de ISIS o Estado Islámico (EI) se han dedicado a destruir museos, zonas arqueológicas, santuarios y tumbas, se supone que es parte de su violenta imposición religiosa. Los asesinos del EI han masacrado miles de hombres, mujeres y niños que consideran “infieles” y podríamos pensar que las pérdidas artísticas no son prioritarias en comparación con las vidas humanas, pero lo más grave es que a las potencias mundiales no les interesa ni los seres humanos ni el arte.

La destrucción del arte es irreparable, esas esculturas que han despedazado no volverán a existir, acabar con una cultura, con miles de años de creación, es parte de la extinción de una civilización, hay muchas formas de asesinar y masacrar y ésta es una de ellas. El ensañamiento de las decapitaciones y fusilamientos es paralelo al ataque de la identidad, de lo que nos da comunidad y pertenencia, eso es de lo mucho que hace el arte. Establecieron la barbarie física, intelectual y espiritual como forma de ejercer el poder.

Son seres humanos los que hicieron esas obras de arte, es conocimiento que no merece ser víctima del negocio sangriento de esa guerra. Esta guerra está sostenida en falsas consignas para encubrir sus verdaderos intereses: el tráfico de drogas en la gran zona del opio, el tráfico de armas y la reconfiguración de un territorio para que los sauditas sean los únicos interlocutores válidos.

La destrucción del arte tiene dos caras, una es la propaganda político religiosa que supuestamente se hace en nombre de un dogma y la otra es el expolio y venta de piezas. En eBay están en venta las obras, libros incunables, fragmentos y miles de objetos que han depredado a su paso, es un mercado que se calcula en 300 millones de dólares y que es parte del negocio del EI. Tienen una red de envíos, coleccionistas y traslados, mientras que los pobladores arriesgan su vida para proteger sus museos, los terroristas protegen a los compradores que obviamente son “infieles”, pero como tienen dinero no los decapitan, mejor hacen negocio con ellos. ¿Hasta dónde las potencias mundiales son cómplices de este gran negocio? Lo sabremos cuando veamos esas piezas expuestas en los museos, formando parte de las colecciones privadas.

Al no existir un dueño en particular, porque estas naciones están destruidas, no hay forma de hacer una reclamación. La Organización de las Naciones Unidadas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO, por sus siglas en inglés) en su cobarde pasividad y comodidad, declara tesoros intangibles absurdos como los tacos y los tamales y con este crimen se limita a enviar comunicados. Las obras recuperadas del expolio nazi denunciaron a los responsables, no hay forma de encubrir estos crímenes, estas obras serán la memoria de los asesinatos de miles de niños, mujeres y hombres, no solo están vendiendo arte, están vendiendo la sangre de decenas de miles de seres. El coleccionista que las adquiera, el museo que las exponga, serán cómplices de una de las masacres culturales más crueles de la historia moderna.

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