¿Se avecina el final de la batalla contra el maíz transgénico en México?

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“El maíz es herencia, sustento y base de la alimentación y la economía, así como pilar de la cultura indígena y campesina; preservarlo libre de transgénicos y como bien común es nuestro derecho y obligación”.

Elena Álvarez-Buylla, investigadora del Instituto de Ecología de la UNAM.

Ciudad de México.- El Juzgado XII de Distrito en Materia Civil del Primer Circuito canceló la medida precautoria que impedía a empresas transnacionales, entre ellas Monsanto y Syngenta, sembrar maíz transgénico o genéticamente modificado en México.

En 2013, el grupo de ciudadanos integrantes de Demanda Colectica A.C. promovió la demanda que bloqueó la siembra de maíz transgénico en el país. Al momento de conocer esta decisión la asociación civil interpuso una inmediata apelación.  

[box type=”shadow” ]Desde esta emisión, ésta resistió 93 impugnaciones y 22 amparos por parte de las transnacionales así como de dependencias federales.[/box]

Por esta acción, la entrega de permisos sigue detenida hasta que la justicia confirme o deseche su decisión de “tumbar” la medida precautoria.

Transnacionales presionan

La asociación que agrupa las empresas y sectores interesados en la siembra de transgénicos en México, AgroBIO, afirmó que, a raíz de esta decisión, las Secretarías de Agricultura (Sagarpa) y de Medio Ambiente (Semarnat) podrán reanudar la emisión de permisos de siembra del grano modificado, a la par que llamó al gobierno a retomar “de inmediato” esta práctica detenida desde hace ya dos años.

Expertos opinan

Para Elena Álvarez-Buylla, investigadora del Instituto de Ecología de la UNAM, el maíz transgénico en territorio nacional es innecesario, pues “por más de ocho mil años hemos tenido una producción exitosa y sustentable, tanto a nivel del mar como en zonas altas”, refirió en un comunicado de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).

La ciencia corporativa afirma que el maíz transgénico no hace daño, es resistente a plagas y tolerante a herbicidas como el glifosato.

Sin embargo, explicó, posee sustancias químicas necesarias para su cultivo y peligrosas para la salud. Además, no tiene los aceites, proteínas, fibras y anticancerígenos del original, pero sí almidones con altos índices glicéridos y contenidos tóxicos elevados.

Para agravar el escenario, es imposible controlar y restringirlo a siembras autorizadas, pues una vez utilizado, el productor ya no puede regresar al recurso natural.

Es necesario que se mire más allá de las ganancias que se puedan obtener por la siembra del maíz transgénico, si bien es un negocio redituable, la salud de las personas y del planeta se pone en riesgo por estas prácticas que parecen triunfar ante la oposición de expertos y sociedad.

Por María Navarro

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