Mucho se ha venido especulando sobre la protección de nuestro hábitat, que en realidad es la protección para la preservación de nuestro planeta y por supuesto la urgente necesidad que tenemos de atender un miedo extraordinario a desaparecer.
Es verdad que el clima está cambiando, que los polos están descongelándose, que el calentamiento global es en parte responsabilidad de los hombres o mejor dicho irresponsabilidad. Que las selvas se están perdiendo, que los mares están cada vez más contaminados, que la deforestación de los bosques ha cambiado hasta las estaciones; todo lo anterior y mucho más es cierto y entonces surgen voces en donde se habla de proteger nuestro planeta a toda costa, sacrificando lo que sea para lograrlo, cuando también hay que pensar en la vida y la calidad de la misma. Mucho se ha logrado en muchos aspectos, el problema no es irnos al extremo como reacción pendular a lo que nos está sucediendo, sino más bien es una cuestión de equilibrios en donde se permita la explotación racional y que lo racional sea lo científicamente demostrado.
Patty Aguirre, ha escrito un magnífico libro en donde propone que México sea una reserva natural protegida. Me parece que la idea es genial, que ello ayudaría a nuestro país y a nuestro planeta; el problema es que esto afecta a demasiados intereses y entonces se vuelve prácticamente inviable. Pero vamos a ver, la idea es estupenda, puede generar en nuestro país mucho beneficios, más y mejor turismo, más bonos de carbono, etc.; pero es esto suficiente para lo que sucedería si siendo una reserva natural protegida, no logran generarse los empleos suficientes como para que los mexicanos mantengan a sus familias? El problema de todo o nada es y creo que seguirá siendo la constante. Patricia Aguirre propone una solución basada en su experiencia y conocimientos, pero está México preparado para ello? Me parece que como lo hizo Costa Rica, declarar una parte del territorio reserva natural, sería un gran paso y una manera de evaluar los beneficios de esta medida, al tiempo que pudieran componerse aquellos problemas que la medida traería.
México Natural es el título del libro y bien merece la pena leerlo y reflexionar sobre él. Cuenta con datos que para mí resultaron insólitos, como si le creo a la autora la información que viene en su texto me ha resultado por lo menos sorprendente y la autora además propone salidas que podrían hacer viable este proyecto. Cuando leí en este libro la conveniencia de rellenar el vaso de Texcoco, recordé la lucha que emprendí a favor de ello hace ya algunos años y lo infructuoso de la misma, siendo que esto podría generar una región más húmeda, y bella, además de poder tener actividades productivas como la floricultura, la pesca y los deportes acuáticos.
También habla Patty sobre las energías renovables y vuelvo a muchos de los textos que he publicado, pero que quienes tienen que leerlos no los ven siquiera, en donde señalo que este tipo de productos son tan caros que se vuelven inviables, que se necesitan subsidios para que la gente los utilice y por supuesto cuando esta luchadora ambiental habla de educación, me parece que toca un punto medular; hay muchas cosas que se pueden hacer a favor del medio ambiente sin gastar ni recursos económicos ni tampoco demasiado esfuerzo. El problema es que hay que educar a los ciudadanos, hacer entender a la gente la conveniencia de ciertas medidas y como nos dan una mejor calidad de vida.
Sería muy interesante que en lugar de ver publicidad de los políticos, veamos publicidad de las políticas públicas que nos ayuden a ser mejores y a cuidar nuestro medio ambiente.
Entiendo que lo que Patty propone tiene que ser aceptado por muchas dependencias públicas, pero sobre todo tiene que ser conocido y sopesado por una sociedad que hoy ni siquiera se da cuenta del problema, luego entonces mucho menos de las soluciones.
México Natural es una propuesta realizable, congruente con nuestra problemática y contiene un gran amor por la naturaleza y por nuestro país.
