“¡Atrápalo si puedes!”: “Autos de lujo”

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La primera vez que conocí a Alonso Íñiguez fue en un montaje de Mauricio García Lozano llamado “La ilusión”; me sorprendió su manejo de energía para llevar a cuestas un personaje complejo sin sacrificar la empatía con el público. Esta obra la vi en el teatro El Milagro y recuerdo cómo el escenario abarcaba toda la butaquería; Íñiguez aprovechaba toda la energía de la gente, tan cerca de él, para enriquecer su caracterización y reacciones.

Este actor nunca se me pudo olvidar y esperaba verlo en otro proyecto. Después me enteré que participó como asistente de dirección en unos cuantos espectáculos teatrales y que, recientemente, estuvo en la reposición de “La Ilusión” en el Centro Nacional de las Artes. Sin embargo, ningún trabajo me llamó tanto la atención como su dirección que hizo en la recién estrenada obra “¡Atrápalo si puedes!” en el Teatro Rafael Solana.

La verdad no sé si sea su carta de presentación o lo respalde un gran currículum en esta área; a mí lo que me importaba ver era cómo un actor con una sólida base técnica, carisma y una poderosa intuición para conectarse con la audiencia lograba conducir a un grupo de actores en esta comedia de puertas.

El montaje despertó más curiosidad en mí cuando supe que es el mismo texto de Ray Cooney usado en “Corre por tus viejas” en donde actuaban los Mascabrothers, Daniel Bisogno y Raquel Bigorra, entre otros, no hace mucho en el Centro Cultural I (antes Centro Cultural Telmex). Reponer una misma historia con tan pocos meses de su última temporada, con otro elenco, en otro teatro, aparte de extraño es poco frecuente en la cartelera mexicana. Para mí, la ecuación Íñiguez y Cooney era un misterio.

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“¡Atrápalo si puedes!” podría dar la apariencia de un divertimento fácil, hasta se podría pensar que no se necesita de mucho para contar la historia. No obstante, es uno de los trabajos más difíciles de todo este año porque no sólo se requieren a actores entrenados para llevar un ritmo vertiginoso sino porque se vende como una comedia. Y, en este país, presentarse como tal puede ser una maldición.

Si el público mexicano no suelta una carcajada en una “comedia” se siente defraudado y es implacable para “sugerir”, en broma o con toda la seriedad del mundo, la devolución del precio de los boletos. Íñiguez lo sabe muy bien y dispone de una metodología rigurosa para cumplir con la risa esperada; no da cabida a payasadas o a la improvisación barata sino privilegia la actoralidad rigurosa por sobre todas las cosas.

La historia es muy sencilla: un taxista, después de rescatar a una señora de unos asaltantes, es acosado por la prensa y la policía para dar cuenta del suceso con la amenaza que el escándalo mediático saque a la luz sus dos relaciones amorosas; los amigos y los vecinos poco a poco se van metiendo en el enredo y todo el conflicto de la obra consiste en las peripecias de este hombre por ocultar su infidelidad.

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“¡Atrápalo si puedes!” es para actores capaces de manejar a toda velocidad un Ferrari. Íñiguez propone una dirección de movimiento que sólo produce sentido cuando los actores lo cumplen a cabalidad; un error o un paso en falso pondría en riesgo toda la ficción. No hay posibilidad de ralentizar el ritmo. Todo el trabajo actoral es contundente, directo y rápido. Y en estas altas velocidades se produce la risa y los aplausos.

La decisión de tener como protagonistas a Faisy y Alexis de Anda que no son actores que se relacionen, en primera instancia, con el teatro resulta una bocanada de aire fresco para el medio; son efectivos y tienen una presencia encantadora sobre el escenario. También se encuentran Naomy Romo y Gerardo González con una trayectoria grandísima sobre las tablas; su experiencia se nota en cada gesto y rutina cómica.

Incluir al personaje de la “Manigüis” (interpretado por Carlos Rangel) certifica esta comedia; el actor es magnífico porque despliega una serie de recursos bien conocidos por el público y, de esta manera, la conexión con la historia es inminente. Cabe señalar la gran revelación que recae en Alfonso Borbolla por su peso escénico y un dominio de la comedia fuera de serie; este actor merece un mayor reconocimiento por su trabajo.

Alonso Íñiguez cumple con la expectativa de “¡Atrápalo si puedes!”; su destreza en la dirección es equiparable con su inmenso poder como actor. Tal vez los primeros veinte minutos de la obra podrían tener más volumen en las acciones pero esto no afecta el resultado final. La obra es una delicia para el público porque ve a actores que viven al límite del peligro por manejar un auto de lujo como la historia de Ray Cooney.

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“¡Atrápalo si puedes!”
De: Ray Cooney
Dirección: Alonso Íñiguez
Teatro Rafael Solana (Miguel Ángel de Quevedo 687, Coyoacán)
Viernes 19:30 hrs. y 21:30 hrs., sábados 18:00 y 20:30 hrs., domingos 17:00 y 19:30 hrs.

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