El reto de los valores, percepciones y prácticas ciudadanas: Informe País

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Recientemente fue dado a conocer el “Informe País Sobre Calidad de la Ciudadanía en México”.  El Informe es un estudio realizado por el INE en conjunto con el COLMEX.  Tiene como finalidad poner a disposición de la sociedad, información objetiva, actualizada y relevante sobre valores, percepciones y prácticas ciudadanas y su relación con diversos sujetos de intermediación y representación política.

 

La crisis que vive el país va más allá de lo simplemente económico y productivo.  No sólo el país enfrenta el reto de crecer, generar empleo y distribuir equitativamente la riqueza que genera.  También enfrenta el reto atingente de atender el rezago social ancestral que cada día más sume en la pobreza y en la miseria a millones de mexicanos.  Sin embargo, entre la economía y la sociedad no sólo existen sus instituciones, también, están de manera vívida y actuante, los ciudadanos a los que deben servir y responder.

Por ello, cómo consideran, evalúan y perciben los ciudadanos a las instituciones, especialmente aquellas vinculadas al ámbito político, resulta crucial para conocer qué tan estable social y políticamente es un país.  De esta manera,del juicio ciudadano de la fortaleza o de la fragilidad de las instituciones es posible colegir que tan gobernable puede ser un país.  Aspecto que es crucial cuando ese país enfrenta una crisis económica o la profundización de la misma, tal como ha acontecido en México ya de manera secular.

Recientemente fue dado a conocer el “Informe País Sobre Calidad de la Ciudadanía en México”.  El Informe es un estudio realizado por el INE en conjunto con el COLMEX.  Tiene como finalidad poner a disposición de la sociedad información objetiva, actualizada y relevante sobre valores, percepciones y prácticas ciudadanas y su relación con diversos sujetos de intermediación y representación política.

El Informe se basó en la “Encuesta Nacional sobre Calidad de la Ciudadanía”, realizado por Buendía & Laredo.  La encuesta comprendió 11000 entrevistas llevadas cara a cara en vivienda, con hombres y mujeres de 18 años de edad o más durante agosto 2013.  La cobertura nacional se dividió en cinco regiones (norte, centro, centro occidente, sur, sureste).  La encuesta se realizó sobre cinco estratos de interés, que van desde Ciudadanía, Estado de Derecho y Acceso a la Justicia, Vida Política y Calidad de la democracia, hasta Participación Política, pasando por Instituciones y Organizaciones Políticas y Sociales.

La información arrojada por la Encuesta pinta un panorama de varios México’s, especialmente uno identificado con el norte y el otro con el sur del país.  Visión harto conocida en materia productiva y de indicadores económicos.  Sin embargo, ambos México´s comparten la opinión adversa de confiabilidad de las instituciones y del abuso que se hace de la ciudadanía.  Percepción que parece menos grave en el sur que en el norte del país, probablemente como reminiscencia de las prácticas políticas ancestrales y por el bajo desarrollo social, particularmente en materia educativa.

Así, en materia de Ciudadanía, Estado de Derecho y Acceso a la Justicia, 6 de cada 10 mexicanos consideran que la ley se respeta poco o nada y 1 de cada 4 de los encuestados dijo haber sido víctima de la delincuencia.  Como una evidencia de la falta de confianza en las instituciones en la materia, 61% de los ciudadanos victimizados no denunció el delito.  Peor aún, entre quienes no lo hicieron el 63% dijo que fue porque no sirve de nada.  Hecho que se demuestra porque un 54% de ciudadanos que acudieron al MP a denunciar un delito, consideraron  que no sirvió de nada.

De conformidad con la Encuesta, la victimización ciudadana fue percibida en el norte del país por 25% y en el sur de únicamente por 15%.  Lo que establece una relación directamente proporcional entre desarrollo y percepción de victimización.  Es decir que en los estados de mayor desarrollo relativo, que son los del norte, se percibe, más la victimización que en los estados del sur.

En este contexto, el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) presentó los datos de su Encuesta Nacional de Seguridad Pública Urbana 2013 con los siguientes resultados: 68% de la población de mayor edad considera que vivir en su ciudad es inseguro; 40% considera que la situación en los próximos 12 meses seguirá igual de mal y 24% considera que empeorará.

Por lo que hace a la Vida Política y Calidad de la democracia los estados con mayores niveles de Producto Interno Bruto per cápita fueron los que tuvieron mayores tasas de participación electoral.  Obviamente, en general, estos estados corresponden a los de la región norte del país.  Salvo contados casos excepcionales del sur, como sería el relativo a Campeche; cuyo ingreso per cápita se ve ampliamente distorsionado por el asentamiento en esa entidad de la explotación y extracción petrolera.

Al respecto, llama la atención que en los estados que en 2015 habrá renovación de autoridades locales, independientemente de su ubicación geográfica, la participación electoral a partir de 1994 cayó drásticamente.  En algunos casos hasta en 20 puntos porcentuales, observándose de entonces a la fecha una partición promedio de no más de 65% y estados como Guerrero de únicamente el 48%.

En lo concerniente a la Participación Electoral Individual, de acuerdo a la elección de 2012, la tasa de participación de las mujeres fue mayor que la de los hombres. Los niveles de participación se concentraron en la población de 40 a 79 años, siendo los jóvenes de 20-39 años los que tienden a participar menos, aunque los jóvenes que por primera vez votan (18-19 años) representan la excepción.  Por otra parte, acudieron más a votar ciudadanos que dijeron tener un ingreso mensual de dos salarios mínimos y en término de escolaridad los que sufragaron 23% tenía educación secundaria completa, 16.7% primaria y 15.3% preparatoria.

El tipo de participación política en la que se involucran los mexicanos, según su percepción y criterio, en 39% es platicar con otras personas sobre temas políticos y en segundo lugar, con 12 %, asistir a reuniones de cabildo municipal o delegacional, seguido con 11% el colaborar con los partidos políticos previo y durante las campañas.  Con el mismo porcentaje lo es convencer a sus amigos que voten por sus candidatos y 10% leer y compartir información política en una red social.  Hecho que demuestra la importancia política relativa de las redes en México.  Las protestas físicas como bloquear o tomar instalaciones públicas es la última instancia señalada.

Sorprendentemente entre las asociaciones más comunes en las que participan los ciudadanos mexicanos, de mayor a menor, sobresalen las asociaciones religiosas, las asociaciones de padres de familia, las organizaciones deportivas y los partidos políticos, seguidas de otras seis diferentes organizaciones.  Las organizaciones religiosas tienen mayor participación en el sureste y menos en el centro, siendo la opinión que el 50% cree que los políticos no se preocupan por gente como ellos.  En este contexto, en el nivel de confianza sobre las instituciones y organizaciones políticas y sociales a nivel nacional (de mayor a menor) sobresalen el ejército, los maestros, la iglesia, ONG’s y el gobierno federal.  Jueces, policías, sindicatos, Partidos Políticos y diputados ocupan los últimos lugares, de una abundante lista, en la que el INE ocupa un lugar intermedio.

La opinión y percepción ciudadana sobre las instituciones y organizaciones políticas, incluidas las autoridades y los diversos niveles de gobierno resulta adversa en México, tanto para la consolidación de la democracia como para el fortalecimiento de la sociedad.  Los ciudadanos se sienten desconfiados de las instituciones y de sus representantes.  Poco pueden esperar de ellos, pero también poco pareciera que se puede esperar de los ciudadanos para cambiar a las instituciones y, consecuentemente al país.  Situación que se hace mayormente difícil en el sur y sureste del país, en donde se enseñorean el mayor atraso económico y el mayor rezago social.

Bajo esta consideración, pareciera que el menor desarrollo es más funcional a la mayor dilación de un sistema democrático sólido en el que partidos y representantes sirvan a la sociedad y un sistema de gobernanza en el que las instituciones sirvan a la ciudadanía y no se sirvan de ella.  En la conjetura del materialismo histórico, siendo la base económica de México y las relaciones de producción que prevalecen de inequidad y de exclusión, sólo es de esperarse una sociedad con instituciones que abusan de la ciudadanía.

Uno simplemente se preguntaría si el país no se encuentra en un círculo vicioso de pobreza y baja confianza en las instituciones en beneficio de unos cuantos y de quienes detentan las instituciones.  O si los más pobres y excluidos están conformes con las políticas paliativas que se piensan y diseñan desde las cúpulas gubernamentales por significarles comodidad, aunque ello conduzca a su inmovilización y escaza participación política.

El próximo año muchos dirán, como en el pasado, que se tendrá una confirmación de nuestro sistema democrático y, por ende, de las instituciones mexicanas y sus representantes.  Otros podrán pensar lo contrario, aunque los resultados y la conformidad ciudadana los contravengan.  El tiempo y la historia pondrá a cada cual en su lugar.

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