Zoot Suit: Las fronteras que (¿no?) se ven

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Zoot Suit habla sobre un juicio hacia unos jóvenes chicanos al imputarles el cargo de asesinato en la década de los cuarenta.

Ciudad de México.- “Al pueblo que fueres, haz lo que vieres” dice el refrán popular para prevenirnos de los peligros al romper las normas de la mayoría. En algunos casos no funciona pero en un 80 por ciento tiene una gran efectividad; en el mundo del teatro es importante saber dónde estás parado para saber las predisposiciones de los demás y seguir la corriente o, en su defecto, cambiar la dirección de la ruta a sabiendas de cualquier enemistad.

Todo este mes hasta el 17 de mayo se presenta Zoot Suit de Luis Valdez en el Teatro Julio Castillo. El montaje provoca la conmoción dentro del mundo de la subvención porque es el “primer musical” que hace la Compañía Nacional de Teatro a pesar de existir cierto escepticismo estético al género.

La versión oficial de todos los involucrados es políticamente correcta: “se respeta cualquier tipo de manifestación teatral”, “somos plurales e incluyentes”, “aquí nadie juzga”. Sin embargo, el musical, en los términos más comerciales del término, causa urticaria entre quienes llevan la política cultural de este país. Nadie hace una obra que huela a este género porque es más fácil hacer “lo que vieres”.

Las verdaderas intenciones se encuentran en las sutilezas del lenguaje entre los teatreros legitimados por el auspicio estatal pero es imposible no darse cuenta de ellas: los musicales son para OCESA, para quienes les importa ganar dinero de hacer teatro, para estrellas rabiosas con ánimo de demostrar sus habilidades histriónicas. No para la subvención, nunca para los proyectos intensos que patrocinan las instituciones culturales (o mejor dicho, los impuestos de todos). Éste es el “pueblo” en donde estamos: ¿será verdad? ¿el musical será tan despreciable? Si nadie se atrevía a hacer una obra de este formato, ¿por qué ahora se atreven?

Estaba sentado en la butaca con mucho morbo para saber cómo abordarían Zoot Suit y dispuesto sorprenderme si las fronteras entre los mal llamados “teatro comercial” y “teatro subvencionado” se podían desvanecer (aunque sea un poco). Y lo que descubrí me parece lógico con las reglas implícitas de este medio, el de la exquisita intensidad: esta obra nunca hubiera sido llevada al Centro Cultural Del Bosque y mucho menos representada por la Compañía Nacional de Teatro si no fuera por el valor intelectual del nombre de Luis Valdez.

El texto del autor se descontextualiza de su medio original, del Teatro Campesino, para colocarse como una pieza de museo y simbolizar la historia del oprimido. Este carácter, el de ser una bandera de las élites culturales para hablar del tema, resta efectividad para que la historia pase a las butacas. Todo se queda en una emoción en “tercera persona”.

Zoot Suit habla sobre un juicio hacia unos jóvenes chicanos al imputarles el cargo de asesinato en la década de los cuarenta. A partir de esta anécdota, se develan las trampas del sistema estadounidense para ejercer prácticas corruptas y racistas en contra de estos mexicano-americanos y hacer contundente el panorama desolador de un grupo marginado y sin redención.

La historia es dolorosísima por todos los lados que uno la quiera ver. Propiamente no es un musical; tiene canciones para hilvanar o adornar la acción dramática más en sintonía con la carpa mexicana. Sin embargo, es interesante ver cómo tienden puentes hacia el género por excelencia de Broadway al hacer una mixtura de estilos y formatos.

Luis Valdez hizo esta obra para hacer un fiel reflejo de la realidad chicana con la firme convicción de “tomar conciencia” a través de mostrarle a la gente su lenguaje, costumbres y demonios. No era una cuestión de intelectualizar sino más bien de conmover. En esta temporada, la del Centro Cultural del Bosque, la falla radica en la atmósfera alrededor del ejercicio escénico al tomar a Valdez como una figura pasteurizada.

No me malentiendan: la obra es impecable en la parte técnica y actoral. La Compañía Nacional de Teatro se lleva una ovación de pie por contar esta historia con una eficacia dramática envidiable. En su elenco tiene a varios de las mejores actrices y actores de este país que demuestran su esfuerzo y entrenamiento específico para el proyecto. No obstante, el espíritu del texto de Valdez no pasa; no por la ejecución sino por las intenciones de ponerlo en escena.

Alguien me podría decir que no somos chicanos ni vivimos su condición social para lograr una identificación total con el montaje. Otro podría afirmar cómo las expectativas “higiénicas y alejadas” del público del Centro Cultural del Bosque se cumplen con “Zoot Suit”. Sin embargo, no puedo dejar de pensar en lo pertinente de la anécdota para nosotros como mexicanos del 2015 en nuestro propio país, no frente a Estados Unidos. ¿Si esta obra no tuviera este halo de exquisitez? ¿Si estuviera en otro lugar, nos emocionaríamos?

Tal vez estoy siendo exagerado con estas preguntas a las cuales todavía no encuentro una respuesta definitiva. Lo que tengo claro es cómo este montaje no acerca al “teatro subvencionado” y al “teatro comercial”, al contrario, sigue manteniendo las fronteras a pesar de jugar al crossover. Y para este momento del gremio teatral urgen proyectos capaces de unir, dialogar y cooperar.

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Zoot Suit

Dirección y dramaturgia: Luis Valdez

Teatro Julio Castillo (Centro Cultural del Bosque. Paseo de la Reforma y Campo Marte, colonia Chapultepec-Polanco)

Hasta el 17 de mayo

Jueves, viernes y sábados 19:00 hrs., domingos 18:00 hrs

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Unser salinas

Y no puedes simplemente disfrutar de un gran montaje? Queremos que el teatro siga siendo tan excluyente y solo para los “conocedores”? Dudo que solo llevar obras “intensas” sea benéfico para el teatro en general (independientemente de donde venga).

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