En el marco del aniversario luctuoso de Herbert Marcuse, El Semanario te presenta una pequeña reflexión sobre la vida del pensador que se manifestó a favor de los movimientos estudiantiles y tendió la propuesta para revisar al marxismo desde una postura crítica, además del concepto de Revolución.
Ciudad de México (elsemanario.com).- Herbert Marcuse, filósofo, sociólogo y representante de la Teoría Crítica, fue una de las principales influencias para los movimientos estudiantiles de 1968 en París, Berlín Occidental y la Universidad de Columbia. Marcuse, el llamado padre de la estética moderna, murió un día como hoy de 1979.
El pensador de origen alemán se manifestó a favor de los movimientos estudiantiles y tendió la propuesta para revisar al marxismo desde una postura crítica, además del concepto de Revolución, lo que se refleja fielmente en “El final de la utopía”.
Marcuse fue conocido por su crítica a la represión, misma que se profundizó en “Eros y civilización”, considerado como “una de las mayores aportaciones a la definición crítica de las relaciones entre el marxismo y el psicoanálisis”.
Además, el teórico no sólo está presente en movimientos como el de París o Berlín. Es indudable su presencia en el 68 mexicano, como otras muchas ideas provenientes de Alemania.
Marcuse visitó México en 1966, invitado por Enrique González Pedrero, en ese entonces director de la Escuela de Ciencias Políticas y Sociales, para participar en los Cursos de Invierno que organizó la institución.
Posterior a ello, Marcuse fue bien recibido por los jóvenes de la época. Como diría Francisco López Cámara, fue el “autor predilecto de los jóvenes del movimiento estudiantil de 1968” y, en general, sus obras tuvieron gran influencia “en la década de los sesenta y parte de los setenta. En nuestro caso, además fue decisivo el hecho de que Marcuse haya estado personalmente en México, a principios de 1966, para participar, al lado de otros importantes escritores y pensadores de esos años”, en los cursos impartidos en la que después se convertiría en la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales, en la UNAM.
Marcuse, fue uno de los principales conformantes de la Escuela de Frankfurt, conocida por su Teoría Crítica. Nació el 19 de julio de 1898 en Berlín, Alemania, y estudio en la Universidad de Friburgo, donde posteriormente estudiaría con Martin Heidegger. Siguió una línea de pensamiento coincidente con las tesis marxianas y las de Freud, siendo uno de los principales exponentes del freudomarxismo, mismo que criticó a la sociedad industrial por alienar a la clase obrera, haciéndola “explotadora indirecta de las clases marginadas de los países pobres”.
También fue influenciado por Max Weber, aunque al final redirigió su pensamiento hacia un marxismo crítico conjuntando el historicismo y la conciencia de clase de Georg Lukács.
Es importante mencionar que Marcuse fue muy cercano al pensamiento hegeliano, hasta que conoció a Max Horkheimer, con el que posteriormente trabajó en estudios sobre la familia que fueron publicados bajo el título “Studien über Autorität und Familie”, en París en 1936.
Es así como se concentró en la teoría crítica de la sociedad, rescatando la dialéctica hegeliana y replanteando la relación teoría-praxis.
Tras el asesinato de Rosa Luxemburgo en 1919, abandonó el Partido Socialdemócrata por su tendencia reformista, misma con la que Luxemburgo no comulgaba.
A consecuencia del nazismo beligerante, el pensador se trasladó a Suiza y luego a Nueva York, donde se unió al Instituto de Investigaciones Sociales de la Universidad de Columbia.
Además, ya en Estados Unidos, trabajó en la Oficina de Servicios Estratégicos, como investigador en el Instituto Ruso de la Universidad de Columbia y en el Centro de Investigaciones Rusas de la Universidad de Harvard.
De estas últimas investigaciones publicó “El marxismo soviético”, en 1958.
Por Alberto Cedeño