El texto de Ariel Dorfman, habla sobre una mujer quien se enfrenta de nuevo a la vida después de su secuestro y tortura por parte de la dictadura militar chilena durante los setenta.
Ciudad de México.- Es muy difícil hablar de la idea de víctima en este país porque nuestra conciencia nacional es incapaz de resolver las carencias de nuestro sistema político, económico y social. Se hablan de las estadísticas, del motín político que representan o de las supuestas estrategias para ayudarles pero nunca se hablan de las personas.
Existe un abuso de poder y un atropello a las libertades individuales, por cierto, garantizadas por el marco legal, que nunca se quieren enfrentar con todas sus palabras y consecuencias. La clase política y la sociedad civil se refugian en la palabrería y las buenas intenciones para calmar esos “dolores incómodos”; los oprimidos, los sojuzgados, los torturados, los desparecidos o, despiadadamente, los muertos se convierten en fantasmas acomodados en el simulacro de nación.
Más nos vale hablar del petróleo, la dificultad de un proceso electoral, los chismes jugosos de los políticos o para olvidar la política porque en ella “siempre es lo mismo y me deprime”, del fútbol, los titulares de las revistas del corazón o el video de superación personal en Facebook que enfrentarnos a nuestras heridas como país. Si lo hacemos habremos de encontrar tanto dolor que sería insoportable, cuando por tantos años nos ha venido bien el autoengaño y la compasión barata.
Por eso, la productora Tercera Llamada me parece valiente al poner en cartelera La Muerte y la Doncella que nos habla sobre las víctimas con rostro, sueños y miedos. El texto de Ariel Dorfman, habla sobre una mujer quien se enfrenta de nuevo a la vida después de su secuestro y tortura por parte de la dictadura militar chilena durante los setenta.
Paulina no sólo se tiene que enfrentar a la cotidianidad, sino a un marido ajeno, a una transición democrática y sobre todo, a un miedo sigiloso y permanente. La premisa es cómo Paulina se desconoce a sí misma en un ambiente de calma; lo más desconcertante para mí fue ver a la protagonista con un esquema moral roto: la bondad se parece a la maldad y viceversa.
La acción dramática arranca cuando a la casa de Paulina y Roberto, su esposo, llega el presunto torturador quien pone a prueba su ética y justicia (tanto privada como pública). Lo genial de Dorfman está en la ambivalencia de los personajes; nunca se cae en estereotipos y pone todos los ángulos posibles para ser empáticos con cada uno de los personajes.
El autor presenta a la víctima con una historia de vida pero también se la otorga al victimario. Y ahí es cuando las cosas se complican para los ojos del espectador: todo el tiempo el montaje nos hace la pregunta ¿de qué lado estás?. Desafortunadamente, en nuestra atmósfera social, el debate se vuelve más urgente; La Muerte y la Doncella complejiza a la víctima y al victimario sin ninguna concesión. Las respuestas se vuelven lejanas y la imposibilidad de reconocer nuestra miseria golpea, duele.
La acción sucede en Chile a finales del siglo pasado pero no dista en nada de lo que sucede este año en México. Lo más interesante del texto es la manera de dialogar; la mayoría de las frases nunca se terminan, están suspendidas y eso deja un enorme espacio para la construcción de los personajes; el efecto es como si las palabras sobraran, como si existiera un ahogo. La estructura es fenomenal, se agradece la ausencia de maniqueísmos y el sorpresivo final.
Lorena Maza, como la directora, otra vez vuelve anotar un gol por su pertinente conducción de actores. Los lleva a construir el estado de ánimo adecuado para que puedan encarnar la historia; el éxito radica también en la enorme profundidad de las relaciones y un funcional manejo de energía que explota hacia los últimos quince minutos del montaje. La verdad no me encantaron los oscuros para pasar de una escena a otra, sin embargo, reconozco esto como un mero gusto personal porque no resta la eficacia dramática y ayuda a resolver problemas técnicos.
Reencontrarme con Daniel Martínez como Roberto resulta impresionante por manejar, en cuanto a la energía y el ritmo, los contrapuntos más altos de la obra. Arturo Ríos quien interpreta a Gerardo Escobar, el presunto victimario, hace gala de una potente técnica y remarca por qué es uno de los valores más sobresalientes de la actoralidad mexicana.
Arcelia Ramírez como Paulina Salas me dejó sin palabras hasta el día siguiente de ver el montaje. La manera que tiene para empatizar su conflicto con el público es magistral; yo soy un fiel seguidor de su trabajo y cuando la vi en la película Las razones del corazón del gran Arturo Ripstein nunca pensé que podía superarlo. Con La Muerte y la Doncella me trago todas mis palabras; de toda la temporada del 2015, Paloma Woolrich con Wit y Arcelia Ramírez con Paulina han sido los mejores trabajos vistos (y los más emocionantes-dolorosos de ver) en una categoría femenina.
Una actriz que contacta con el dolor de una forma tan valiente, como lo hace Ramírez, es de un profundo respeto a su técnica y poética. Por favor, se los suplico, vayan todos a ver La Muerte y la Doncella porque no serán los mismos al salir de la sala. Ya sé que esta frase puede sonar a cliché pero, en verdad, sales del Foro Shakespeare con la necesidad de debatir, discutir y sobre todo, accionar en torno al dolor colectivo.
P.D. 1 Espero que esta temporada no sea la única; La Muerte y la Doncella necesita ser vista por muchos más mexicanos.
P.D. 2 ¿Qué hace Arcelia Ramírez después de cada función para limpiarse al personaje? Su interpretación de Paulina es tan entrañable que no sólo es un parteaguas en su trayectoria profesional sino, no exagero en lo más mínimo, en la historia del teatro mexicano. Este trabajo actoral merece ser apreciado por todos los que puedan POR FAVOR; dentro de veinte años todos recordarán a Ramírez en La Muerte y la Doncella.
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La Muerte y la Doncella
De: Ariel Dorfman
Dirección: Lorena Maza
Foro Shakespeare (Zamora 7, colonia Condesa)
Hasta el 30 de agosto
Viernes 20:30 hrs., sábados 17:30 y 20:00 hrs., domingo 17:00 y 19:30 hrs.