Los libros antiguos son un vicio, comprar una primera edición, tener un ejemplar autografiado por un escritor admirado o polémico es el fetichismo del sabio.
Buscar un volumen, perseguirlo por librerías, encontrar sus orígenes en la historia, hacer de su adquisición parte de su leyenda, hace de estos libros tesoros que llevan su valor más allá del monetario.
Las novelas sobre libros son apasionantes por lo que el objeto y el conocimiento que guardan significan, porque la creación de las ideas y su conservación en un objeto bello es una unión que obliga a la posesión, a tener ese libro con nosotros.
El miércoles 10 de julio es la subasta de libros, documentos y grabados de Morton Casa de Subastas. Van a presentar mapas antiguos. Entre las rarezas está un ejemplar de El Libro Rojo de Manuel Payno y Vicente Riva Palacio, escrito en 1870, una crónica dramatizada de nuestro pasado prehispánico, con textos que cargados de emoción, lo que hoy es un canon para la novela histórica. Una primera edición de Pedro Páramo de Juan Rulfo, entre obras insignia de la cultura y reliquias.
Ir a esta subasta es una experiencia gratificante, y muy emocionante, no se trata únicamente de ir a comprar, le recomiendo que vaya por amor a las obras extraordinarias, al hallazgo que nos depara el destino. Recuerde que los libros antiguos están ahí esperando a su próximo dueño, nosotros no los escogemos, ellos nos eligen.
Estar frente a un libro que hemos leído decenas de veces y que tenemos en su primera edición es como encontrar a un amigo íntimo, como rescatarlo de un lugar y llevarlo al sitio que le corresponde, a nuestro librero.
La subasta también incluye grabados antiguos, la obra en papel es un vicio de los lectores y los editores. La impresión cuidadosa de los grabadores, la obsesión con la aplicación de las tintas, el dibujo en la placa, el grabado antiguo retiene el tiempo, y deja obras que se coleccionan con obsesión.
Pasearse por la subasta para mirar los diccionarios, que son de las más increíbles materias, los libros de arte y los códices que harían de la biblioteca particular un pequeño museo. La bibliofilia es un placer que surgió en el Renacimiento con la invención de la imprenta, por un lado los mecenas sabios querían rescatar los incunables y manuscritos que con la tecnología anunciaban su extinción y por otro, reunir lo que en Europa se estaba imprimiendo, eso incluía a los grabados.
Así contrataron cazadores de libros, que pagaban y mataban, si era necesario, por recuperar un volumen, y conseguían libros que además estaban cargados de simbolismo. Un libro es más que lo que contiene, es un objeto que representa a una época, a un movimiento cultural o a una historia.
Eso lo saben los bibliófilos, y por eso son capaces de lo que sea para tener una pieza fundamental. Con la invención del libro electrónico, que impone un intermediario invasivo para tener acceso al contenido de un libro, se acaba con la experiencia de tener un volumen real, antiguo y lo que este es y significa. Un libro electrónico no tiene primeras ediciones, no deja para nosotros la experiencia táctil del papel, la impresión de las letras que rastrean nuestros dedos y esa aventura de poseer un libro que ya es único, que no existe más que en ese ejemplar. Tener entre las manos las pastas forradas de tela, las ilustraciones en grabado eso lo ha destruido el libro electrónico. La pasión por los libros está en la presencia real que tienen, en que se pierden en el tiempo y aparecen para que los llevemos a casa y les demos una nueva vida.
Subasta de documentos, libros antiguos y contemporáneos, mapas, grabados y fotografías. Miércoles 10 de julio, 19:00 horas. Monte Athos 179, Lomas de Chapultepec. Morton Casa de Subastas.