A medio cocer

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Existen múltiples trucos para simular una historia interesante. Con una buena dosis de suspenso en las escenas, con parlamentos bien elaborados o personajes extraordinarios en su psicología y circunstancia, se pueden cubrir deficiencias en el argumento y lograr una ligera sensación de progresión dramática.

Sin embargo, cuando la estructura no está bien armada, tarde o temprano, la obra se vuelve débil ante los ojos del espectador. Es cierto, los diálogos y los personajes son factores esenciales para darle brillo a una obra pero sin una buena maqueta que los sostenga todo se convierte en un platillo a medio cocer. El reto para cualquier escritor consiste en estructurar un armado dinámico e interesante, apegarse a la verosimilitud y encontrar cierta poética.

Alcanzar esta meta no es tarea fácil. Alguna vez escuché a un profesor de dramaturgia decir que el nombre de los escritores deben tener el crédito más importante en un programa de mano y, en cierta manera, tiene razón. Todas las tareas de una compañía van a estar regidas por las necesidades del argumento; cualquier deseo fuera de estos límites es innecesario, torpe.

Esta semana asistí a ver “Sumergibles” que se presenta en el Foro La Gruta dentro del Centro Cultural Helénico. Salí muy complacido a nivel emotivo. Los actores, la escenografía y la iluminación producen una atmósfera delicada, sutil y hermosa para contar una historia de desamor. Esta oposición, entre la plástica extremadamente cuidada y el tema  extremadamente doloroso, satisface a los ojos y oídos del espectador.

sumergibles

Pero al repensar la obra, ir al fondo de la relación de los personajes, descubrí inconsistencias a nivel de estructura. “Sumergibles” se centra en el principio y final del noviazgo de un hombre y una mujer. Todo este trayecto refleja los juegos de poder que podrían suceder al interior de cualquier pareja; las culpas, los miedos y los secretos son los daños colaterales en esta batalla inconsciente por dominar al otro y dejarse dominar.

El gran problema de esta historia está en que me faltan escenas para empatizar con los personajes y ver con claridad al desamor como el final irremediable de una lucha de poder. “Sumergibles” tiene todos los elementos necesarios para convertirse en una historia fuera de serie pero su estructura débil la hace una experiencia incompleta, una realidad poco verosímil.

Tiene grandes aciertos como la dialogación; el sentido de la cotidianidad y las sutilezas en el lenguaje producen una poética adecuada para el tema que se quiere revisar. El desarrollo de las escenas por separado brinda dinamismo e interés. Los personajes tienen, en una forma potencial, todos los elementos psicológicos y circunstanciales para detonar el conflicto.

Pero todo esto no crece porque la estructura está incompleta. Esta falla se vuelve más evidente cuando existen alteraciones temporales que no ayudan a construir un armado consistente; ir a escenas del pasado se convierte en un recurso poco adecuado y extrañamente intermitente en el argumento.

 La falta de elementos dramáticos se hace más grande en el episodio final de la historia. Cuando la pareja entra en la última fase de su relación, sus peleas no tienen una razón de peso que haya quedado clara en las escenas anteriores. Todos los motivos que en la historia se retratan son poco poderosos para conectarme con la lucha de poder, el desamor y la destrucción. Sin estos detalles, las discusiones del hombre y la mujer resultan un poco psicóticas y su separación inexplicable.

Por el contrario, el montaje es sólido en sus formas y estilo. La dirección de José Alberto Gallardo se enfoca a un cuidadoso trabajo actoral; privilegia el uso de recursos lúdicos y dibuja trazos escénicos interesantes para la vista. Gallardo es muy efectivo para aprovechar todo el espacio de La Gruta con la cantidad mínima de elementos (una maleta, dos actores y el vestuario) e invitar al espectador a un permanente ejercicio de imaginación.

La participación de Daniela Zavala y Francisco Rubio como la pareja es convincente. Tienen el ritmo y tono necesarios para crear una atmósfera ligera y enigmática; a pesar de estar en un espacio donde el público está cerca de ellos no descuidan su fraseo y dicción; este punto es importante señalarlo porque en las obras de corte realista, como “Sumergibles”, a veces se pierde en la técnica vocal con el supuesto propósito de imprimirle más verosimilitud.

El desempeño corporal es preciso. Todo el tiempo llevan la energía hacia arriba para acabar en un clímax actoral adecuado. La interpretación de Zavala y Rubio le imprime más volumen a varias escenas. Su peso escénico le brinda al espectáculo cierta empatía.

La intervención de un músico en escena contribuye al ambiente y le ayuda a los actores a encontrar el tono. El único elemento a nivel de dirección que no funciona son demasiadas pausas entre escena y escena; éstas se tratan de justificar con movimientos estéticos de los actores pero, en un balance final, sólo enloda la incipiente acción dramática.

“Sumergibles” es un espectáculo digno. Cumple con la promesa de divertir al público pero nace una sensación de querer más para conectarse por completo con la historia. Si existiera una profundización en la estructura y menos adornos de montaje, se lograría una historia más impactante en forma y fondo.

“Sumergibles”

De: Daniela Zavala

Dirección: Jorge Alberto Gallardo

Foro La Gruta (Avenida Revolución 1500. Colonia Guadalupe Inn)

Domingos 18:00 hrs.

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