Los fotógrafos periodísticos tienen una doble responsabilidad con su trabajo y su obra. La necesidad de obtener imágenes que llamen la atención del editor y más adelante del público y la de realizar este trabajo con ética.
En su trabajo por el que muchas veces arriesgan su integridad. Obtener una fotografía es cuestión de un instante y una duda es suficiente para dejarla ir.
Estas imágenes pueden informar o condicionar la información porque el impacto visual no deja razonar, nos quedamos con esa impresión, con el golpe de un grupo de hombres asesinados.
Con una imagen así en la página muchas veces es imposible seguir la lectura del artículo, y eso no es responsabilidad del fotorreportero, él está informando, es parte de la escalada de la brutalidad social que ya no ve fronteras.
Al lado del trabajo profesional de los reporteros gráficos está la rapiña informativa, que son imágenes que realizan personas sin escrúpulos y que ponen el mercado para que las publiquen los medios que buscan sensacionalismo.
Recientemente el diario español El País publicó una fotografía de un hombre entubado en un tratamiento quirúrgico, según ellos, era el presidente venezolano Hugo Chávez. Ellos alegaron que la fotografía se las vendió una agencia por 30 mil euros que regatearon. Se disculparon con los lectores por publicar esta fotografía porque resultó ser falsa, retiraron los diarios y escribieron una larga historia explicando qué hicieron y porque lo hicieron.
Esta mala decisión puso en evidencia el relativismo ético de la dirección del diario que nunca reparó en que esa imagen, al margen de que fuera o no de Chávez o de quién sea, no aportaba información y si, en cambió, vulneraba los derechos de una persona enferma. El hombre que yace en la imagen está indefenso, no puede evitar que lo fotografíen en una situación penosa.
El diario alegó que el valor de la imagen se sustentaba en la posibilidad que fuera de Chávez y que la publicaron por la negativa del gobierno venezolano a proporcionar datos sobre su enfermedad. Pero esta imagen no da más información de la que ya tenemos: el equipo de Chávez no niega que él esté enfermo de gravedad y que está incapaz de cumplir sus obligaciones.
La imagen es amarillismo y su publicación responde a una sed de exclusivas de primera plana.
El trabajo de los reporteros gráficos es muy difícil y cuando la dirección de un diario se conduce pensando en vender diarios la misión de informar con imágenes queda desprestigiada.
La fotografía de reportaje es una herramienta fundamental de denuncia que traspasa el testimonio temporal y muchas veces se suma a la historia. Hay imágenes que incluso tienen valor artístico por el talento y sensibilidad del autor.
El gobierno de Chávez viola la libertad de prensa, persigue periodistas y censura medios, denunciar su actitud, hacer un juicio político pasa por los argumentos no por el escarnio. Tampoco debe denigrar el trabajo de los fotógrafos al dar crédito a un testimonio sin profesionalismo.