Pasadas las elecciones, ahora lo realmente importante es cerrar filas y trabajar en la construcción de un mejor país. La administración entrante tiene múltiples retos: inseguridad, violencia, corrupción, comercio exterior, disminución de la pobreza y crecimiento económico, entre otros.
De todos ellos, me parece que el reto fundamental es generar las bases para un crecimiento económico más elevado y sostenido, ya que esto supondrá mayores niveles de empleo, un consumo creciente y aumentos en la producción. Por consiguiente, este círculo virtuoso daría lugar al incremento de ingresos de los distintos económicos, más inversión, mejor infraestructura y la modernización y eficiencia del aparato productivo.
El objetivo de lograr un mayor crecimiento económico es muy claro, la pregunta es cómo hacerlo. A propósito de esta gran incógnita, me gustaría comentar un libro titulado Por qué fracasan los países, de los economistas Daron Acemoglu y James A. Robinson, el primero profesor del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT) y el segundo de la Universidad de Harvard, a quienes concedo mi más amplio reconocimiento por las ideas que retomaré en los siguientes párrafos para enmarcar el gran reto que implica para nuestro país crecer.
Quizá lo primero que me enganchó de Por qué fracasan los países, fue la cercanía del argumento central de este texto, y que se refiere al hecho de que Nogales, Sonora, y Nogales, Arizona, son tan diferentes (una pobre y otra rica) a pesar de tener la misma situación geográfica.
Actualmente, las ciudades de Nogales están divididas sólo por una alambrada, mientras que la separan una realidad económica abismal. Nogales, Arizona, tiene un PIB per cápita de 35 mil dólares al año, la mayoría de los jóvenes van al colegio, la población es sana, cuentan con una esperanza de vida elevada y tienen acceso al programa de asistencia sanitaria (medicare).
Pero Nogales, Arizona, no sólo se distingue en el tema económico; hay marcadas diferencias en cuanto a la ley y el orden que imperan en esta parte de Estados Unidos. Los habitantes realizan sus actividades diarias sin temer por su seguridad y no tienen miedo de ser robados, tampoco les preocupa la alteración del Estado de Derecho en cuanto a que se presenten expropiaciones o incautaciones arbitrarias que pudieran poner en peligro sus negocios o su patrimonio.
En Nogales, Sonora, las cosas son diferentes. El PIB per cápita es de apenas 10 mil dólares, existe un alto índice de mortandad infantil, las condiciones de salud pública son deficientes y existe una gran carencia de servicios públicos. Las carreteras en Nogales, México, están en malas condiciones y la ley y el orden son temas que generan gran preocupación, además de que el acontecer diario gira alrededor de la corrupción e ineficiencia de la clase política.
Acemoglu y Robinson lanzan una primera pregunta para empezar a entender el fenómeno de las dos Nogales: ¿cómo pueden ser tan distintas las dos mitades de lo que es, esencialmente, la misma ciudad? No hay diferencia en el clima, ni en la situación geográfica y la dotación de flora y fauna es la misma.
Se podría pensar que la explicación a tan grande diferencia entre las dos Nogales son los habitantes. Pero la gente de Nogales, Arizona, no es descendiente de europeos; los orígenes de las personas de ambos lados de la frontera son los mismos. Después de que México logró su independencia de España en 1821, la zona de Nogales formaba parte de Vieja California y continuó así incluso después de la guerra entre México y Estados Unidos de 1846. Fue después de la compra de Gadsden, en 1853, que Arizona amplió su frontera hasta Nogales.
De esta forma, el análisis en términos de las grandes diferencias en cuanto prosperidad económica se complica ya que estamos hablando de condiciones iguales. Los habitantes de Nogales, Arizona, y Nogales, Sonora, tienen los mismos antepasados, disfrutan la misma comida y música, tienen la misma religión y, en general, tienen la misma cultura.
De acuerdo con los autores de Por qué fracasan los países, la explicación es muy sencilla. La gente en Nogales, Arizona, tienen acceso a instituciones económicas estadounidenses que generan fuentes de trabajo, que les permiten elegir libremente en dónde laborar, adquirir formación académica y profesional de calidad, y animar a sus empleadores a invertir en tecnología de punta, todo lo cual redunda en mayores sueldos. También tienen acceso a instituciones políticas que les permiten participar en procesos democráticos transparentes, elegir a sus representantes y sustituirlos si no realizan su trabajo de manera adecuada.
En Nogales, Sonora, las cosas son distintas. Las instituciones son diferentes y crean incentivos muy dispares para sus habitantes. En general, no existen estímulos para los emprendedores y las empresas que desean realizar inversiones en favor de la productividad y la generación de empleos. Las instituciones de seguridad no hacen su trabajo para garantizar el Estado de Derecho y salvaguardar la integridad de los diferentes agentes económicos.
Las instituciones influyen en el comportamiento y los incentivos en la vida real, y son las que forjan el éxito o fracaso de los países. De acuerdo con los autores, incluso el talento individual requiere de un marco institucional que le permita transformarse en una fuerza de cambio y de valor. Bill Gates, Steve Jobs, Jeff Bezos, entre otros grandes emprendedores, tenían un gran talento, pero en última instancia, ese talento se potenció gracias a los incentivos proporcionados por las instituciones.
Las instituciones educativas permitieron que estos emprendedores adquirieran habilidades que complementaron su talento, además, las instituciones económicas estadounidenses brindaron la posibilidad para que estos hombres crearan empresas con facilidad, sin enfrentarse a obstáculos infranqueables y les ofrecieron acceso al financiamiento para echar andar sus ideas.
De acuerdo con Acemoglu y Robinson, estos emprendedores confiaban en las instituciones y en el Estado de Derecho que éstas generaban y no se preocupaban por la seguridad de sus derechos de propiedad, a la vez que las instituciones políticas garantizaban que no había ningún riesgo de que un dictador llegara al poder y cambiara las reglas del juego, expropiara la riqueza de los emprendedores o amenazara sus vidas o su trabajo.
El libro que he citado abarca con mucho detalle las acciones que causan pobreza y prosperidad en las naciones, y brinda un marco conceptual muy importante para nuestro país por el momento de transición que estamos viviendo. Ojalá tengamos la visión de fortalecer las instituciones del país, para que éstas sean garantes del Estado de Derecho y promotoras del crecimiento económico.