Han transcurrido más de 100 años desde que empezó a escribirse la historia de las Fuerzas Armadas de México. Desde su nacimiento han tenido como meta “garantizar la soberanía, integridad territorial, independencia y seguridad interior del país; además de colaborar con las autoridades para auxiliar a la población en situaciones de emergencia social, así como promover acciones cívicas o de beneficio comunitario.”
Las Fuerzas Armadas de México sin duda alguna han sido, son y serán el anhelo de muchas mujeres y hombres mexicanos. El orgullo que significa portar el uniforme verde que distingue a todo militar pero, sobre todo, el hecho de servir al país que los vio nacer, el amor y la lealtad entrañables a los símbolos patrios, así como el gran honor de defenderlos.
Parece ser que estos 50 años transcurridos desde el movimiento del 68, son el festejo de la prohibición del uso de la fuerza donde muchos sectores de la sociedad se han aprovechado.
La tragedia del 68 marcó el límite de la utilización del ejército contra la protesta civil en zonas urbanas, pero durante la década de 1970 se le usó para perseguir a las guerrillas rurales, especialmente la de Lucio Cabañas en Guerrero, y a partir de la Operación Cóndor para el exterminio de los plantíos de amapola y marihuana como parte de la guerra contra las drogas, impuesta por el gobierno de Estados Unidos. Desde entonces, el Ejército ha estado implicado en la lucha contra el narcotráfico, aunque sin dejar de administrar redes de protección particular en diversas regiones.
Sin embargo, el despliegue territorial del Ejército no había alcanzado, desde el final de las rebeliones militares, los niveles que ha tenido a partir de la declaración de guerra contra el crimen organizado del entonces presidente Felipe Calderón. En la última década, los militares han vuelto a ocupar las ciudades y gradualmente los han obligado a tomar el control de la seguridad pública, de manera directa o indirecta, en todo el país.
Se ha provocado una tensión entre el próximo presidente y el Ejército Nacional, con el tema de la desaparición del Estado Mayor Presidencial y de la creación de la Guardia Civil, donde quieren fusionar al Ejército, la Marina y la Policía con un mando único. El discurso del 68 que naturalmente es duro en contra del Ejército, es lo que más les ha dolido a los militares ya que ellos se limitan a recibir órdenes.
No podemos permitir que el Ejército y la Marina estén en las calles desarmados a merced de grupos de manifestantes que alteran el orden y violan los derechos de los ciudadanos. No deben verse impedidos para actuar y defender a la sociedad. Recordemos que el comandante supremo de las Fuerzas Armadas es el presidente de la República, quien es el responsable de que actúen para imponer el orden haciéndose respetar.
Sigamos la excelente recomendación que nos hace el Mtro. Raúl Picard con respecto a que nuestras fuerzas armadas no deben verse impedidos para actuar y defender a los mexicanos éticos y patriotas haciendose respetar.
Gran nota, aplausos y felicitaciones para el redactor, esa es la mentalidad que debemos tener todos los mexicanos, diputados y el mismísimo presidente,
Las fuerzas armadas están para proteger la soberanía nacional, apoyar a la poblacion en casos de desastres, por lo tanto deben estar equipados con lo necesario para hacerle frente a esas amenazas, no pedimos unas fuerzas armadas que figuren como potencia mundial no, si no que sean capaces de desplazarse a lo largo y ancho del territorio nacional via aerea, terrestre y maritima, con sistemas de armas para defensa, intercepción y disuacion.
Hay gente ignorante que no sabe que cosa es el ejército.