Pecado de omisión

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Ya casi son tres meses que han pasado desde que ganó AMLO la presidencia y, por decir lo menos, ¡han sido intensos!

Los cambios que se están dando son profundos, unos serán buenos y otros no, unos nos gustarán y estaremos de acuerdo y con otros no. El cambio es muy fuerte. Por un lado, están los que ganaron y, por el otro, los conquistados; los conquistadores en algunos casos quieren imponer su verdad de manera necia e irresponsable como es el caso del NAICM, y los conquistados buscan magnificar los errores de forma muy mezquina.

Lamentablemente el régimen anterior ¡dejó un chiquero! Había demasiada gente muy lastimada y ofendida, de alguna manera ya era insostenible la asimetría a la que habíamos llegado y los niveles de corrupción eran escandalosos.

El reto ahora es recomponer lo antes posible las cosas y que la economía empiece a crecer con fuerza, pero esta vez de manera más justa para toda la población, que se forme una clase media pujante y con más oportunidades para todos, pero sin destruir valor y todo lo bueno que sí tenemos. Lo que estamos observando es que en esta recomposición hay que quitar de puestos claves de gobierno a mucha gente muy nociva y abusiva, pero también debemos poder distinguir a los honestos y eficientes para poder retenerlos. En la medida que se cambie más gente, la curva de aprendizaje será más severa.

El cambio es tan fuerte que son muchos puestos los que están quedando vacantes y el presidente es el principal responsable de nombrar a los nuevos funcionarios, o bien, de delegar estos nombramientos de manera eficiente y confiable. El reto no es menor.

Me parece que estos nombramientos son cruciales para el futuro del país, son muchos los puestos a cubrir y por lo que estamos viendo, el margen de error es muy alto, es por eso que los mismos funcionarios que están ya nombrados en los puestos de más responsabilidad deben ser valientes y no permitir que los llenen de cuotas clientelares con gente corrupta e ineficiente; a la larga, si permiten que les enquisten a esos cuervos, serán estos mismos los que les sacarán los ojos.

Como sociedad somos los mandatarios y tenemos todo el derecho de señalar a los funcionarios que fallen ya sea por corruptos o ineficientes, o que simplemente no tengan la preparación para desempeñar esos puestos. Hoy, como nunca, las redes sociales hacen que la información sea instantánea y, por lo tanto, es muy fácil exponer a los gobernantes por su incompetencia.

Por otra parte, también es de elemental justicia reconocer a quienes hacen bien su trabajo y ponerlos como ejemplo a seguir.

La invitación a los mexicanos es implícita, no cometer pecado de omisión, no voltear para otro lado y no denunciar lo que vemos mal si queremos un mejor país, ya que la sociedad es la que puede lograr que se logre. Por el contrario, una sociedad sumisa y callada, no tiene buen futuro, los tiempos se están dando, somos todos en conjunto los que estamos tendiendo la cama donde vamos a dormir.

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José Saltiel

Mi muy estimado Salomon
Cito tu texto: “Como sociedad somos los mandatarios y tenemos todo el derecho de señalar a los funcionarios que fallen ya sea por corruptos o ineficientes, o que simplemente no tengan la preparación para desempeñar esos puestos. Hoy, como nunca, las redes sociales hacen que la información sea instantánea y, por lo tanto, es muy fácil exponer a los gobernantes por su incompetencia.”
El problema que está sucediendo es que no la sociedad ni sus funcionarios hemos podido destapar los oídos sordos que no están dispuestos a escuchar nada que vaya aunque con todos los elementos probatorios en contra de sus órdenes eso es lo más preocupante
Si pelearnos con el mundo es la solución volteemos hacia Venezuela y veamos en la bola de cristal nuestro futuro

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