La conectividad móvil es ya uno de los desarrollos tecnológicos de carácter social en la historia de la humanidad. Su acelerada y vasta adopción permea a todos los niveles socioeconómicos entre la población en México como en el resto del mundo, en dos dimensiones, servicios (voz y datos) y dispositivos de conectividad (smartphones).
La mayor asequibilidad de estos ha sido una de las condiciones necesarias para detonar la plena universalidad en su acceso entre los mexicanos, en línea con el mandato constitucional del artículo 6º.
Brecha de Desarrollo y de Conectividad Móvil
La Brecha de Desarrollo se refiere al diferencial en la disponibilidad de satisfactores materiales y de bienestar entre los países, hogares y personas, como el ingreso per cápita, acceso a salud, educación, infraestructura, oportunidades de inversión y ahorro, conectividad, entre otros. Ahí, la Brecha de Conectividad juega un papel central hoy día, que dimensiona la equidad en el acceso a la conectividad entre personas, para acceder a los beneficios de las tecnologías de la información y las comunicaciones, considerando la cobertura, dispositivos, habilidades digitales, etcétera.
El cierre de la brecha de desarrollo implica precisamente la cobertura de todos esos eslabones que la integran, para cumplir el objetivo ya elevado al nivel constitucional de la conectividad, como un derecho básico del ciudadano.
Es precisamente la brecha de conectividad, en su dimensión móvil, la que ha venido acelerando su proceso de cierre en años recientes.
Al primer trimestre de 2019 (1T-2019), se registra una marcada tendencia hacia la democratización del móvil, incluso en aquellos segmentos de la población que por sus condiciones económicas se ubican en la base de la pirámide social.
Esta “base de la pirámide social” puede describirse como aquel segmento ubicado por debajo de la línea de pobreza y que en México es cercano a la mitad de la población total carente de otros servicios básicos de salud, educación, infraestructura, entre otros. Como resultado, carecen de herramientas suficientes para detonar su productividad, favorecer su inclusión social, satisfacer sus necesidades de desarrollo y, con todo, incrementar sus oportunidades de generación de ingreso y mejorar su calidad de vida.
Es por lo general, este mismo conjunto poblacional que padece de las deficiencias en términos de cobertura, calidad y precio a las telecomunicaciones.
Sin embargo, en años recientes, la asequibilidad de precios de servicios y de los dispositivos ha detonado una mayor adopción en estos segmentos.
Acceso a Servicios Móviles en la Base de la Pirámide
Destaca que en México, ya prácticamente todas las personas ubicadas en los Niveles Socioeconómicos (NSE) más bajos (89.2% del total en niveles D/E) cuentan ya con una línea celular y la usan con servicios de voz y de navegación, a pesar de registrar limitantes en términos de ingreso y acceso a otros satisfactores. Es decir, en su función de utilidad, ponderan muy alto el beneficio de la conectividad y sus beneficios asociados. Por lo que toca a los niveles más altos, su penetración es ligeramente superior: medio C/C- de 100.8%, medio alto C+ de 104.7% y el alto A/B, de 107.4%.
En el caso de la conectividad móvil o Banda Ancha Móvil (BAM), la oferta de servicios asequibles y paquetes que incluyen navegación ilimitada en aplicaciones de redes sociales y mensajería instantánea, incluso en la modalidad de prepago, ha detonado el acceso entre las personas de NSE bajo.
Es así como más de la mitad cuentan con este servicio (62% del total). La base de usuarios es 7.9% mayor que un año atrás, coeficiente de crecimiento más alto entre los estratos socioeconómicos del país.
No obstante, a esta dinámica creciente hacia su democratización, aún 14.2 millones de personas mayores a 10 años en el segmento D/E, no son usuarios de BAM, y por ello no cuentan con acceso a contenidos informativos, educativos, culturales y de entretenimiento, de manera ubicua y permanente.
Como resultado, las personas pertenecientes a este estrato socioeconómico carecen de oportunidades y herramientas adecuadas para detonar su productividad, así como para acceder y materializar beneficios de la conectividad y la tecnología para mejorar sus condiciones de vida.
Acceso a Dispositivos Móviles en la Base de la Pirámide
Respecto a la tenencia de smartphones, se registra un nivel elevado en todos los estratos socioeconómicos como proporción de la totalidad de las líneas. En el NSE bajo D/E, el coeficiente es de 83.9%, con una mínima diferencia respecto a los NSE más altos: C/C- 91.1%, C+ 95.3% y A/B 100%.
Las diferencias cualitativas radican en las capacidades de los dispositivos. Una proporción significativa de usuarios de estos dispositivos cuentan con dispositivos de limitada capacidad de almacenamiento y procesamiento; 52.9% de los usuarios móviles de NSE D/E tienen equipos de gama baja con valor inferior a los $3,000 pesos. En contraste, aquellos en C/C- alcanza 43.4% del total, mientras que en C+ es de 33.0% y 19.4% en A/B.
Esta diferencia en el parque de teléfonos inteligentes entre NSE, dificulta el acceso a aplicaciones distintas a aquellas de comunicación para el grueso de los usuarios en niveles bajos.
Gini y Cierre de la Brecha de Conectividad Móvil
Otra forma de calcular los avances en el abatimiento de la desigualdad en el acceso a conectividad móvil es provista por el Índice de Gini, medida económica de la disparidad existente, por lo regular en términos de ingreso, pero también aplicable a métricas de conectividad, entre los habitantes de un territorio o país. El Índice de Gini se mide entre 0 y 1, en donde cero representa la máxima igualdad (todos los individuos cuentan con acceso a servicios) y 1 la máxima desigualdad (solo un individuo cuenta con acceso a servicios).
En México y conforme a la información de la Encuesta Nacional de Ingresos y Gastos de los Hogares (ENIGH, INEGI, 2016), el coeficiente de Gini es de 0.448 que representa una marcada inequidad en la distribución del ingreso.
Por su parte, la medición del Índice de Gini para el acceso a telecomunicaciones móviles, con base en la misma metodología y fuente, resulta ser acentuadamente inferior, 0.072. Su nivel tan cercano a cero revela una elevada equidad de acceso a esa conectividad entre los hogares e individuos de distintos niveles de ingreso, incluso los más bajos.
Esto último se puede representar gráficamente a través de la curva de Lorenz. Esta ilustra la distribución del ingreso (o en este caso el acceso a servicios móviles) entre los hogares mexicanos por decil de ingreso. En la medida en la que la curva se aproxime a la línea de igualdad, existirá una distribución más equitativa del ingreso o del acceso a una líneas móviles entre los hogares mexicanos y el Índice de Gini será menor.
Así, se identifica que existe un acceso más igualitario a servicios móviles frente a la distribución del ingreso corriente entre los hogares mexicanos.
De ello deriva lo que podemos denominar un escenario de optimismo cartesiano, es decir, un optimismo basado en la evidencia numérica de la penetración de estos servicios. Este escenario tiene el potencial de detonar el cierre de otras brechas asociadas e interrelacionadas como, por ejemplo, las de productividad, de acceso a educación, a salud, e incluso de ingreso.
No es posible aspirar a cerrar la brecha de desarrollo integral, sin cerrar las diferentes brechas particulares. Pero por su importancia, cerrar la brecha de conectividad abre la puerta a facilitar el correspondiente cierre de brechas de productividad, educativas, culturales y así, sucesivamente.
Sigue pendiente articular efectos similares en las brechas de banda ancha fija, en la de dinámica de la calidad del servicio, de economía digital y de los demás indicadores de la conectividad nacional. Sin embargo, hoy, el segmento móvil reporta ya estos buenos resultados y perspectivas.
Su generalización dependerá de la creciente competencia efectiva en el mercado, así como de la articulación social de esfuerzos que pueden estar enmarcados en una Agenda Digital Nacional.
Es aquí donde se requiere de la complementariedad de esfuerzos, del mercado y gubernamentales, enfocados en alcanzar un pleno acceso de servicios móviles en la base de la base de la pirámide social del país, como estrategia para detonar su desarrollo y bienestar colectivo.