¿Recuperación económica para 2014 en México?

Lectura: 6 minutos

De acuerdo a la Reforma Hacendaria, en 2014 la economía mexicana crecerá, en términos reales, 3.9%, con una inflación de 3% y una tasa de interés promedio de Cetes de 4%.  Tales compromisos son bastante halagüeños y muy deseados por los mexicanos, después de la severa desaceleración del Producto Interno Bruto (PIB) experimentada en 2013.  ¿Serán posibles en 2014 tan deseados resultados?  ¿Qué rol jugará el gasto público para el logro de tales expectativas?  Para abordar estas preguntas, se debe tener primeramente en cuenta el comportamiento del PIB en 2013.

En noviembre pasado, una vez más la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP) anunció por cuarta ocasión una baja en el pronóstico de crecimiento 2013 del PIB, de 1.7% a 1.3%.  Tal ajuste en el crecimiento fue relativamente festinado por el Gobernador del Banco de México (Banxico), dada la caída del PIB sufrida en el segundo trimestre de (-) 0.5% frente a la recuperación observada en el tercer trimestre.

En efecto, el INEGI anunció que el crecimiento del PIB en el tercer trimestre del año logró un 0.8%, por lo que se pasó de un trimestre previamente “recesivo”, es decir de decrecimiento, a un trimestre de crecimiento.  De esta forma, la tasa anualizada de crecimiento, con respecto al mismo periodo del año anterior, se estima haya sido de 1.27%.  Para justificar el relativo optimismo de nuestro banquero central, vale la pena considerar que el porcentaje de crecimiento anualizado alcanzado en septiembre respecto al año anterior fue del doble del observado entre enero-marzo de este año, que únicamente resultó de 0.64%.

Independientemente de que el INEGI, el Banxico y la SHCP en frecuentes ocasiones presentan cifras diferentes en materia de crecimiento del PIB, la expectativa última de crecimiento anual de la SHCP para 2013 de 1.3% queda condicionada a que en el último trimestre el PIB crezca efectivamente a 1.7%, lo que significaría que se creciera dos veces más que el crecimiento observado a septiembre, que fue de apenas 0.8%.  Por lo que el pronóstico de crecimiento anual en 2013 es más probable se sitúe alrededor del 1%, tal como en su momento el Banxico lo pronosticó conservadoramente.

Obviamente, de no lograrse el crecimiento esperado de la SHCP para 2013 las expectativas de crecimiento de 3.9% para 2014 se verían una vez más cuestionadas.

Sin embargo, aún siendo de por sí bajo en México el crecimiento en el presente año, es posible esperar un crecimiento relativamente alto del PIB en 2014, que no necesariamente sería del nivel anunciado por la SHCP.

Aún cuando con la presentación de la RH la SHCP señaló que el crecimiento esperado del PIB para 2014 fue establecido (COMUNICADO DE PRENSA, 062/2013, www.hacienda.gob.mx, @SHCP_mx, 062/201) “considerando el efecto de las reformas estructurales” -lo que se antoja exagerado-, efectivamente la economía nacional puede lograr una relativa recuperación el próximo año.  La factibilidad de tal recuperación radica en varios hechos económicos incontrastables y por las características de la política económica.

Así, convencionalmente los economistas arguyen siempre el efecto “rebote” de crecimiento cuando el PIB cae o entra en recesión.  Si bien oficialmente México no entró en un claro proceso recesivo en 2013, sino de des-aceleramiento, ha sido claro que el PIB del sector secundario o industrial ha tenido tres tasas anualizadas seguidas de decrecimiento respecto a los mismos trimestres de 2012, acumulando a septiembre un decrecimiento con respecto a 2012 de 0.9%.

Por ello, se ha insistido, por ciertos analistas, que Mexico enfrenta una recesión industrial.  Este comportamiento recesivo explica, en mucho, la baja actividad económica nacional, en su conjunto, dada la caída de la producción industrial y las manufacturas durante 9 meses.  Dentro de esta caída ha sobresalido la actividad de la construcción, específicamente la vivienda, misma que parece haber comenzado a “rebotar” desde el mes de septiembre.

En efecto, con el aceleramiento del gasto público, que se hubo detenido en razón de las elecciones y el “inicio” del sexenio, es esperable que la construcción pública y el gasto privado se hayan dinamizado.  A lo que se agregaría una mejora relativa en la compra y construcción de vivienda, generándose el fuerte efecto multiplicador que en sí tales actividades implican.

La preocupación oficial al respecto es tan significativa que la SHCP anunció después de las elecciones que el ejercicio del gasto público se aceleraría y se asignarían recursos extraordinarios para los estados, a fin de alentar la obra pública.  A la par, el INFONAVIT ha puesto en marcha programas tendentes a alentar el financiamiento de viviendas.  Para 2014 se espera que el ejercicio presupuestal no decaiga, tal como anunció ya la SHCP como un compromiso, por lo que se espera que la llamada cuesta de enero no sea tan pronunciada como lo fue en 2013.

En los últimos meses, el crédito bancario se ha disparado, al extremo que la SHCP participó en la promoción de compras del “Buen Fin, con el interés de alentar el consumo privado y obviamente aumentar la demanda agregada de la economía.  Es altamente probable que el financiamiento bancario del gasto privado se mantenga en los primeros meses de 2014, en virtud de la caída en la tasa de interés interna de referencia.  A esto se agregaría la limitación relativa que tendrán los bancos para comprar “papel” del gobierno, es decir CETES y Bondes, entre otros, para inducirlos a que “presten”, siendo lo más fácil para ello dar créditos para el consumo.

En el plano internacional, en 2014 se mantendrán las tasas de interés cercanas a cero, ante la continuidad en la política de Estados Unidos (USA) de inyectar liquidez del orden de $85 mil millones de dólares mensuales.  De igual forma, es probable que USA pueda contener la incertidumbre que significa la negociación parlamentaria para la autorización del presupuesto y el aumento del techo de la deuda.  De igual manera que su economía crezca casi al doble de lo logrado en 2013, lo que significa un aliento de las exportaciones mexicanas.  De lograrse ese entorno, las expectativas internacionales para el crecimiento de México serían favorables en 2014.

Por todo lo anterior, sin duda, sería posible que 2014 fuese un año de recuperación económica para México, extensivo a 2015.  Pero tal factibilidad es ampliamente reforzada por el enorme gasto público programado.  De esta forma, el PIB puede crecer fuertemente en 2014, dado el incremento de la demanda agregada, especialmente por el lado del consumo y la inversión pública, arrastrando con ello las actividades productivas privadas y de empleo.

El PEF (Presupuesto de Egresos de la Federación) 2014 ascenderá a $ 4 billones 467.2, equivalente a 25.4% del PIB.  En comparación con el PEF 2013, se tendrán recursos reales superiores en 9.1% ciento.  Sobresale el hecho de que los mayores recursos del PEF 2014 “se destinarán preponderantemente al Gasto Programable que crece 10.4 por ciento real; el No Programable aumenta 4.9 por ciento real” (Presupuesto de Egresos de la Federación 201, Centro de Estudios de las Finanzas Públicas, Cámara de Diputados, infdep / 016 / 2013.

Así, el gasto directo del gobierno federal, es decir el llamado gasto programable, crecerá más de 150% respecto a la tasa esperada de crecimiento del PIB en 2014, que la SHCP estima será de 3.9%.  El gasto público federal crecerá una vez más mucho más de lo que crecerá la economía en su conjunto.  Con tal inyección de dinero, ejercido oportunamente desde enero próximo, es dable pensar que el crecimiento de la economía mexicana se recupere en 2014 y se mantenga en 2015, por su efecto económico de retraso y el gasto que significarán las elecciones federales de ese año.

Sin duda, ceteris paribus, el PEF 2014 es uno de los de mayor incremento real de los últimos años, por lo que es de esperarse que tenga efectos positivos en el corto plazo para reactivar a la economía.  Sin embargo, como nunca hay free lunch, dos riesgos tendrán que enfrentarse.

En lo inmediato, es posible que se incurra en un amplio desperdicio de recursos por la falta de proyectos de inversión, al detalle de ingeniería o hasta de evaluación y de capacidad de licitación, por falta de personal y experiencia ausente en los últimos años.  En el mediano plazo, el riesgo es aumentar más la deuda, ya que el Saldo Anual de los Requerimientos Financieros, hoy estimado como el mejor indicador del déficit público, llegaría a (-) 2.9% en 2013 y (-) 4.1% del PIB en 2014.  Incremento este último que rebasa la recomendación de la Zona Euro (ZE) para sus miembros antes de la crisis económica y financiera que hoy enfrentan.

De no sostenerse el crecimiento del PIB con la eficiencia del gasto público, y por la inversión y la actividad productiva privada, después de 2015 el país puede enfrentarse una vez más a los demonios de la deuda pública y de la inflación que se disparará en 2014.  Por lo pronto, hay que estar preparados para la fiesta de 2014 y no olvidarnos que a veces se despierta tarde para comenzar a vivir una pesadilla, más cuando el entorno político se va tornando agudamente enrarecido.

0 0 votos
Calificación del artículo
Subscribir
Notificar a
guest
0 Comentarios
Comentarios en línea
Ver todos los comentarios
0
Danos tu opinión.x