El SAT y las Empresas de Outsourcing

Las outsourcing reportan un riesgo mucho menor, sus cuotas al IMSS son porcentualmente también menores. Estos esquemas han contado con el guiño aprobatorio del SAT. El IMSS, en cambio, no los ve con buenos ojos, y si los acepta es con creciente renuencia.

La severa mirada fiscalizadora del SAT está sobre las outsourcing que, como se sabe, son empresas especializadas en prestar servicios a otras compañías a través de plantillas de trabajadores con especialidades técnicas y profesionales de distinta clase. Ejemplos típicos son los de mensajería, seguridad y limpieza, los cuales hasta el momento no han tenido problemas legales, dado que las autoridades consideran que los servicios son reales y que no existe intención alguna de eludir el cumplimiento de obligaciones laborales y fiscales.

Otro caso es el de las outsourcing constituidas con el fin de que los patrones ‘saquen’ de su plantilla laboral a los colaboradores de alto perfil, cuya nómina es por lo general más elevada, pero manteniendo al resto de los trabajadores en las empresas operativas. Este mecanismo se ha implementado, por ejemplo, en negocios cuyo riesgo laboral es superior a la media y que por ese motivo sus cuotas al IMSS se incrementan de manera significativa (recordemos que el riesgo laboral tiene un impacto relevante en el monto de las cuotas). Como las outsourcing reportan un riesgo mucho menor, sus cuotas al IMSS son porcentualmente también menores. Estos esquemas han contado con el guiño aprobatorio del SAT. El IMSS, en cambio, no los ve con buenos ojos, y si los acepta es con creciente renuencia.

Sin embargo, en los últimos diez años el uso de las outsourcing se ha multiplicado exponencialmente, a veces de manera abusiva, bajo diferentes modalidades, algunas de las cuales son las siguientes:

1. a) En unas outsourcing, a los trabajadores se les da el estatus de ‘socios’, caso en el cual, como los pagos que ellos reciben se etiquetan como reparto de utilidades y no como salarios, no se paga PTU ni se retiene ISR, y tampoco se pagan las cuotas al IMSS, las aportaciones al Infonavit ni los impuestos locales sobre nóminas.

1. b) Otra variante ha sido ‘ubicar’ a los trabajadores operativos en una outsourcing y a los empleados administrativos y de confianza en una distinta. De esta manera, la empresa principal, que es la generadora de ingresos, se queda sin empleados y se limita a pagar a las outsourcing el monto total de la nómina de los trabajadores, más un módico extra. La verdadera motivación de estas estructuras es disminuir al máximo la PTU, dejarla en ‘ceros’, o incuso, con la combinación de otras modalidades, evadir todas las contribuciones federales y locales.

1. c) Las outsourcing también se han utilizado para prestar servicios inexistentes –amparados con las llamadas facturas falsas–, como vía para que los dueños retiren utilidades de las empresas, pero evadiendo el ISR causado por ese motivo. Incluso hoy, cuando el SAT ha perfilado sus baterías de fiscalización sobre estas estrategias, los asesores que las propusieron garantizan a sus clientes que las mismas están ‘a prueba de balas’.

Lo cierto, sin embargo, es que las contingencias existen. Para efectos laborales, la Ley Federal del Trabajo prevé que tanto las empresas generadoras de ingresos como las outsourcing forman una ‘unidad económica’, cuya utilidad total, y no aislada en cada una de ellas, es la que tiene que tomarse como base para el cálculo de la PTU. Las actuaciones de las autoridades laborales y algunas sentencias de las Juntas de Conciliación y Arbitraje así lo han venido resolviendo.

Lo fiscal va de la mano. El SAT y demás autoridades conocen a la perfección la forma como esas empresas operan en México. Si las estructuras corporativas carecen de justificación alguna –no existe razón de negocios que las sustenten–, los empresarios y los ejecutivos de las empresas podrían afrontar contingencias no sólo en lo que respecta al pago del ISR, sino también de tipo penal. Será importante tener esto presente y permanecer atentos sobre cómo se perfilan las actuaciones de las autoridades en el futuro próximo.