Las extraordinarias medidas de producción y difusión para atraer espectadores a las salas deben estar solventadas por una dignidad escénica.
Ciudad de México.- En las colaboraciones anteriores he hablado de las condiciones adversas en las que se encuentra el teatro mexicano. Y no me cansaré de analizar el fenómeno porque en un país como el nuestro, con sus lados más brillantes y más oscuros, es muy sintomática esta situación: refleja el pulso nacional, los miedos culturales, el grado de sanidad social. En este momento, turbulento y difícil, deberíamos exorcizar todos los demonios en el teatro pero no sucede en la frecuencia y cantidad deseadas.
Por otra parte, las extraordinarias medidas de producción y difusión para atraer espectadores a las salas deben estar solventadas por una dignidad escénica; nada tendría sentido si el teatro no logra impactar al público desde las historias y sus respectivos montajes.
A veces una obra es extraordinaria pero no cuenta con la infraestructura financiera para accionar una considerable máquina de publicidad; en otras ocasiones el montaje es irregular (o francamente deficiente en muchos sentidos) pero es apoyado por grandes olas de capital para invertir. En algunos momentos la historia es magnífica pero no alcanza los requerimientos mínimos de realización. En fin, lograr un balance justo entre todos los elementos de una obra de teatro es una tarea difícil para cualquier compañía y equipo de producción. Y la misión se complica aún más cuando se trata de sostener durante un tiempo prolongado este equilibrio.
Debido a esta razón, es interesante cuando en la cartelera mexicana se encuentra un título con más de un año de existencia y respaldado por la gran aceptación del público. Esta semana hablaré de “Mentiras, el musical” que ejemplifica esta situación a cabalidad. La semana pasada fui al Centro Cultural Manolo Fábregas, sede de esta producción, y me sorprendió cómo se forma una enorme fila en la taquilla para conseguir un boleto de este espectáculo.
Este fenómeno no sucede de manera frecuente en el teatro de nuestro país; existen producciones que a duras penas pueden conseguir entre quince y veinte personas por función en espacios de cien o quinientos asistentes. Y todo se vuelve difícil de creer cuando “Mentiras” ha estado en cartelera con éxito desde el 2009. Para varios montajes, una temporada de un mes con una función a la semana es algo dificilísimo de sostener.
¿Qué tiene “Mentiras” para mantenerse en la cartelera con favorables circunstancias? Alguien me podría decir, en primera instancia, que tienen todo el apoyo financiero de OCESA para la producción y la difusión. Es cierto, OCESA es uno de los grandes emporios de entretenimiento en México pero no todo lo patrocinado por él ha sido exitoso; este aparato no es sinónimo de llenos totales, ni mucho menos ha asegurado una larga vida a todas sus producciones.
“Mentiras” tiene el éxito que tiene por la historia. Su argumento es muy simple y repetido en varias ocasiones: en el funeral de Emmanuel llegan cuatro mujeres con quienes sostuvo una relación amorosa de forma simultánea. A partir de aquí, se desata una avalancha de emociones para cada uno de los personajes femeninos al descubrir la verdadera personalidad del fallecido. ¿Qué tiene de novedoso esta obra? ¿Qué podría reinventar? La respuesta está en la forma: la línea argumental se cuenta mediante el formato de un musical con canciones de las estrellas pop de los ochenta en México.
Ya lo había comentado, los musicales viven una severa crisis de formato y estilo. Si un musical no está perfectamente hilvanado, todo podría parecer ridículo, inverosímil. El reto para sus hacedores es encontrar las canciones perfectas que puedan contar la acción dramática. En arrebatados intentos por seguir sosteniendo al género, existe una moda por llevar canciones pop a este tipo de montajes y, esperar, una empatía con el público; en el 80% de los casos los intentos han sido inútiles.
Sin embargo, es sorprendente cómo José Manuel López Velarde, el autor y director del espectáculo, logra el objetivo de manera magistral. Es increíble que López Velarde haya sido también el creador de “Si nos dejan, el musical” y en este caso el resultado final sea deficiente. ¿Cuál es la diferencia entre “Mentiras” y “Si nos dejan”? “Mentiras” aprovecha la ridiculez de un musical mal escrito y la lleva al extremo; y aquí se descubre la genial comedia.
“Mentiras” nunca se vuelve solemne, se burla de ella misma todo el tiempo, a diferencia de “Si nos dejan” que tuvo un argumento débil y llevado al terreno del musical se volvía inverosímil. López Velarde no tiene ningún empacho en mostrar sus deficiencias argumentales porque al combinarse con la música todo resulta un trabajo interesante. Gran parte del éxito del montaje se debe a la nostalgia del público al recordar sus canciones favoritas de los ochenta.
El ritmo, como buena comedia, es enloquecido, vertiginoso. En ningún momento el público se siente hastiado por los chistes tan obvios, al contrario, los celebra para pedir más. Aquí la estrella es la obra y se entiende porque el elenco ha cambiado tantas veces y la taquilla sigue teniendo el éxito hasta ahora.
Es un musical para actrices sólidas en su entrenamiento actoral y musical. Todas ellas tienen el encanto de crear personajes empáticos y carismáticos a pesar de trabajar con arquetipos poco flexibles; su caracterización es detallada en un sentido corporal. La dirección, del mismo López Velarde, tiene propuestas de movimiento interesantes a partir de una plataforma giratoria; en ningún momento se llega a la vanguardia pero se logran composiciones visuales interesantes para el ojo. Con una clara referencia a los ochenta, la escenografía, el vestuario y la iluminación tienen como su mayor logro convertir todo el escenario en un ambiente kitsch, le viene bien con el argumento.
“Mentiras” es un delicioso espectáculo. Entiendo porque se ha sostenido en cartelera con tanto éxito; tiene un justo balance entre todos los factores que la llevan a escena. Es interesante cómo la demanda ha modificado la oferta porque éste, sin duda alguna, ha sido uno de los pocos espectáculos de OCESA con la mayor cantidad de promociones y descuentos en taquilla. Hay momentos donde los boletos están a mitad de precio. Punto interesante a seguir. Las “Mentiras” de López Velarde convierten a los errores en empatía, éxito y diversión.
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“Mentiras, el musical”
Autor y dirección: José Manuel López Velarde
Teatro México (Velásquez de León 31, colonia San Rafael)
Jueves 20:00 hrs; viernes 20:00 hrs; sábados 17:00 y 20:30 hrs. Domingos 13:30 y 18:00 hrs.