El supuesto homenaje a Bon Jovi, Foreigner, Journey y Guns N´Roses, por decir algunos, es lamentable.
Ciudad de México.- No entiendo por qué siguen trayendo a México obras que no conectan con nuestros referentes y cotidianidad. Los productores de musicales creen a ciegas en la universalidad de las historias de este género, sin considerar a la audiencia y su circunstancia específica. Es una necedad disfrazada de “buenas intenciones”, traer a México espectáculos del extranjero, aburridos y sin producir sentido.
Me sorprende que un productor como Gerardo Quiroz, con varios éxitos a cuestas y una carrera sensata con los proyectos echados a andar, haya traído a México un musical como “Rock of Ages”. La anécdota se reduce a la lucha de un mesero por triunfar en la farándula como cantante en Los Ángeles de los ochenta; esto es un pretexto para hacer un tributo a la power ballad y hard rock.
El musical simula en dos horas y media (¡demasiado tiempo!) un concierto que, poco a poco, hace ver a la historia anodina e inverosímil. En un momento del espectáculo piensas que deberían seguir cantando y ahorrarnos la trama bobalicona, de este hombre con ganas de triunfar con sus respectivas peripecias amorosas.
El supuesto homenaje a Bon Jovi, Foreigner, Journey y Guns N´Roses, por decir algunos, es lamentable. No existe una verdadera cohesión entre los personajes, el conflicto y las canciones. Todo es forzado y sus supuestos momentos cómicos no tienen impacto. Un grave problema es que la versión mexicana descontextualiza varias situaciones prototípicamente estadounidenses y esto hace más difícil seguir y conectar con el musical.
La adaptación de Quiroz es chabacana en el lenguaje, y la combinación de letras en inglés y español, de los temas musicales, resulta extraña. La tropicalización es fallida porque su intención es ser empática con la audiencia mexicana, pero no logra reinterpretar la idiosincrasia estadounidense. Más que Los Ángeles parece Rockotitlán y en cualquier momento parece salir Álex Lora para cantar un tema de Scorpions.
Quiroz invirtió millones de pesos en cada elemento de escenografía e iluminación y, para su suerte, se hacen notar. La pirotecnia visual sirve de distractora ante las grandes carencias dramáticas. Es una pena que esa producción no pueda servir de plataforma para una historia digna.
Las actuaciones son acartonadas. Todos los que están sobre el escenario tienen el entrenamiento vocal y corporal para lucirse, a pesar de los inconvenientes ya explicados, sin embargo, no lo logran. El tono no está parejo: cada quien está en su propia versión de la obra y eso provoca grandes irregularidades en el ritmo. Ver a figuras como Ernesto D´Alessio y Laura Cortés desperdiciadas, es increíble.
“Rock of Ages” es un espectáculo que dará un gran aprendizaje a Gerardo Quiroz en cuestión de formatos y análisis de audiencias. El problema de raíz está en la historia: no hay forma que el público pueda sentirse conectado, porque todo el tiempo se interpone la lejanía cultural y la poca congruencia escénica.
****
****
“Rock of Ages”
De: Chris D´Arienzo
Centro Cultural Teatro 2 (Avenida Chapultepec y Avenida Cuauhtémoc, delegación Cuauhtémoc)
Viernes 21:00 hrs., sábados 17:30 y 20:30 hrs., domingos 13:00 y 17:00 hrs.