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Tres pintores del Renacimiento y la tecnología aplicada al arte

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Hace cuatro años, el Centro Nacional de las Artes (Cenart) presentó una exposición muy peculiar. Nos brindó la posibilidad de apreciar las obras de tres grandes pintores europeos: Leonardo, Rafael y Caravaggio. Fue diferente porque no se exhibieron los originales sino copias digitales, en alta resolución, en su tamaño original. El éxito fue inusitado. El público abarrotó las salas porque no importaba que no fueran las obras auténticas (varias de ellas pintadas en los muros de monasterios europeos), sino porque el sistema empleado para reproducirlas hace olvidar que no estamos frente a las obras mismas. La impresión láser en tela, en alta resolución, colocada sobre cajas de luz, nos permiten incluso ver detalles significativos como la unión de los lienzos, las grietas en la imprimatura o el carácter de la pincelada (ya que podemos acercarnos a ellas con mayor facilidad por ser duplicados).

Pues ahora, el Cenart lo vuelve a hacer y nos ofrece las obras de otros pintores que dieron vida al Renacimiento: Giotto di Bondone, Piero della Francesca y Sandro Botticelli, en la muestra titulada Opera omnia. Las obras de arte en la era de la reproducción digital II. Tres salas dedicadas a célebres obras de tres hombres que se dedicaron a revolucionar el arte en su época. ¿Qué nos depara nuestra visita si decidimos arriesgarnos a ir a apreciar “reproducciones” y no “originales”? Comencemos con Giotto.

Los últimos veinte años del siglo XIII, el pintor florentino se dedicó a pintar las paredes de numerosas iglesias y conventos. Es considerado un artista del Renacimiento al  adelantarse a esa época, en más de 100 años. Fue visionario por el tratamiento que brindó a las temáticas de sus obras. Siempre inscrito en el tema religioso (propio de la época), se convirtió en un gran observador de la naturaleza y sus fenómenos.

En 1302, Enrico Scrovegni le encargó la decoración de la capilla familiar localizada en Padua, Italia. La técnica que utilizó (el óleo todavía no se inventaba), fue el fresco que permite pintar paredes y bóvedas sobre yeso húmedo. Al secar, el color no pierde su brillantez, excepto por el color azul que, por el tipo de pigmento empleado en ese momento, no permitía su absorción en el estuco hasta que estuviera seco, de ahí que, en varias de las obras, el azul se encuentra descarapelado, permitiendo a su vez, observar los trazos del pintor sobre el yeso humedecido y que después sería cubierto por el pigmento.

Capilla Scrovegni.
Capilla Scrovegni. Padua, Italia. Foto: National Geographic, España.
(Fuente: https://www.nationalgeographic.com.es/historia/grandes-reportajes/capilla-scrovegni-perla-giotto-padua_11104/8).

Opera omnia nos ofrece un recorrido por la Capilla Scrovegni y no sólo baja a la altura de nuestros ojos esos grandes frescos, sino que también nos permite apreciarlos, sin la necesidad de viajar miles de kilómetros. La también conocida como la Capilla de la Arena se convirtió en un hito en la pintura, no sólo por la historia bíblica que representó sino por numerosas características que podemos admirar en ellas. Giotto además de pintar pasajes de la anunciación, el nacimiento o la crucifixión de Jesús, dedicó numerosas horas a la reflexión sobre las condiciones que se dieron en torno a esos hechos en específico. La intención dramática y la ilusión de profundidad fueron dos de los ejes de su obra.

Así podemos apreciar cómo en la Adoración de los reyes, un fresco de grandes dimensiones (2 x 1.85 metros), el pintor representó una montaña, carente de perspectiva, pero buscándola; la estrella de Belén, tomada del cometa Halley que había pasado por esos años; un portal que, más bien, parece una mesa; un camello, con pezuña de caballo; y un ángel con unas sugerentes alas, tomadas de estudios de plumas de aves reales; todo para semejar el lugar donde se resguardaron José y María.

Giotto di Bondone. Adoración de los reyes.
Giotto di Bondone. Adoración de los reyes. Foto: Opera omnia. Cenart
(Fuente: https://operaomnia.cenart.gob.mx/Inicio/index#Giotto).

Todas las obras de la Capilla Scrovegni reflejan esas características: la observación de su entorno y plasmarlo en la pintura. Basta decir que La divina comedia de Dante es una de sus influencias para pintar El juicio final (fuente que también tomaría Miguel Ángel para su magna obra en la Sixtina). Por eso Giotto es considerado un precursor del arte del Renacimiento. En El descendimiento de la cruz (lamentación) podemos observar su constante búsqueda de la perspectiva (recurso que se encontrará hasta el quattrocento italiano, 150 años después de Giotto). En una obra donde respeta la iconografía del tema (Jesús, María y Juan Evangelista), pero donde la cruz de madera no está presente. Vemos a María que abraza a su hijo muerto y a Juan que se asoma incrédulo. Pero en ese asomo, podemos observar su mano derecha, completamente perdida en la proporción de su cuerpo. Ahí es donde podemos apreciar la búsqueda de Giotto por la representación volumétrica.

En todas las obras donde la virgen se encuentra representada, hay que observar con detenimiento la parte del manto que, alterado por el paso de más de 600 años, nos permiten apreciar los trazos del artista para reflejar los pliegues de la tela y que, a la luz de la reproducción digital, nos revela la forma cómo Giotto concebía sus obras desde el proceso de dibujado.

La perspectiva tendría que esperar a Masaccio para su estudio y aplicación en la pintura, pero tendría en Piero della Francesca a su más fiel seguidor: no sólo plasmó en sus obras el recurso pictórico, sino que escribió numerosos métodos sobre el tema, convirtiéndose en el gran teórico de la época.

Retrato de los Duques de Urbino.
Piero della Francesca. Retrato de los Duques de Urbino. Foto: Opera omnia. Cenart
(Fuente: https://operaomnia.cenart.gob.mx/Inicio/index#Giotto).

En la muestra podemos observar, en todas las obras, la preocupación por delinear el punto de fuga y los distintos niveles de profundidad, pero es sobre todo en las escenas con fondos paisajísticos donde se aprecia con mayor intención. Los Retratos de los Duques de Urbino dan testimonio del ducado y es cuando entendemos el gran valor de la perspectiva incorporada a las obras –más sobre el contraste–, y nos señala la cédula correspondiente, de lo lejano y lo cercano. Vale la pena detenerse en esta obra y apreciarla en sus dos lados: frente y reverso.

Un gozo que continúa después de los matices de Giotto y Piero della Francesca, es la parte correspondiente a Sandro Botticelli. Además de su obra religiosa que también sigue las pautas de la intención dramática (nótese cómo la virgen siempre abraza al niño), el uso de la perspectiva (a pesar de que en algunas partes no lo lleva al oficio de della Francesca), lo que nos sorprende a la vista son sus obras de tema mitológico. El nacimiento de Venus y La primavera valen por sí solas, la visita. Dos cuadros que nunca saldrán de la Galería Uffizi de Florencia y que la Rai (Radiotelevisione italiana), patrocinadora del proyecto, decidió incluir para deleite de todos.

El nacimiento de Venus
Sandro Botticelli. El nacimiento de Venus. Foto: Opera omnia. Cenart
(Fuente: https://operaomnia.cenart.gob.mx/Inicio/index#Giotto).

El nacimiento de Venus es uno de los desnudos femeninos más conocidos en la historia del arte. Se nos revela en toda su majestuosidad. El mito nos señala que Venus, nacida de la caída de los genitales de Urano, es conducida a la isla de Citerea ayudado por Céfiro, dios del viento y recibida por una de las Horas, la primavera que está a punto de cubrirla con un gran paño. Hay que observar los detalles de los pliegues de las telas, de los rizos del cabello. No se puede dejar de citar una frase de la cédula que la acompaña: “Botticelli otorgó a esta diosa mitológica significados filosóficos de tipo neoplatónico para demostrar que la ‘verdadera belleza’ nace del encuentro entre el espíritu, la idea y la materia-naturaleza.” Uno no puede estar más de acuerdo, al salir de la última sala de la exposición.

Una fotografía subida al Twitter para difundir la muestra da cuenta de un fenómeno que ha ocurrido en esta ocasión: el poco público que se ha presentado a ella. Hecho que se ha convertido en un verdadero placer para los que apreciamos el arte renacentista, pero queda poco tiempo para hacerlo; menos de tres semanas.

Vista en la Galería Uffizi y en el Cenart.
El nacimiento de Venus. Vista en la Galería Uffizi y en el Cenart. Foto: Cenart. Twitter
(Fuente: https://twitter.com/cenartmx/status/1128053015053778944?s=12).

Opera omnia. Las obras de arte en la era de la reproducción digital II, con la curaduría de Antonio Paolucci, se presenta en la Galería Central, Arte Binario, Espacio Alternativo y Auditorio Blas Galindo del Centro Nacional de las Artes. Ubicado en Churubusco y Tlalpan, Ciudad de México. Estacionamiento gratuito. Entrada libre. De martes a domingo, de 10:00 a 17:30 horas. La exposición estará abierta hasta el domingo 16 de junio. No se permiten fotografías ni videograbar. Les recomiendo también visitar el sitio web donde encontrará toda la información que se muestra en sala: https://operaomnia.cenart.gob.mx/Inicio/index#Inicio

El Diseño como segunda naturaleza

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Una fuerza que nos mueve

En el ir y venir de la vida cotidiana, algunas veces damos por hecho ciertas cuestiones o simplemente pocas veces nos percatamos de momentos que pueden resultar una pausa en las prestezas del día. La arquitectura se ubica en uno de esos espacios que pueden llegar a convertirse en un motor que, si sabemos apreciarla, resultan una fuerza que nos mueve y nos invita a la reflexión estética.

Si transitamos o caminamos por las calles de nuestra ciudad, ¿nos dejamos sorprender por sus construcciones? ¿Nos dejamos atrapar por un edificio que, infinidad de veces, desafía el azul del cielo y que intenta fusionarse ‒o no‒, con el color de sus muros y ventanas?, ¿notamos la belleza de sus elementos labrados en la cantera que combinada con el tezontle llevan más de 300, 400 años, siendo espectadores de nuestro andar?

Arquitectura.
Casa Guanajuato (art nouveau), colonia Roma (Foto: Time Out).

Trabajemos o vivamos donde sea: en Polanco, donde sus casas art nouveau dialogan con las obras de los últimos tiempos; en el Centro Histórico, donde la llamada “Ciudad de los Palacios” se observa con su mayor esplendor; en Santa Fe, donde el México contemporáneo y sus rascacielos nos sorprende con sus alturas y formas que retan a la geometría; Coyoacán y San Ángel, con su arquitectura novohispana… siempre habrá un sitio que podamos disfrutar con sólo volver la vista.

Pero también podemos hacerlo en la sala de un museo a través de la exposición Diseño como segunda naturaleza, en ese espléndido lugar que también es modelo de la arquitectura mexicana contemporánea, el Museo Universitario de Arte Contemporáneo, nuestro conocido MUAC.

La muestra exhibe, por vez primera en Latinoamérica, el trabajo de la arquitecta británica-iraní Zaha Hadid (1950-2016) y su grupo de trabajo, en distintos proyectos realizados a lo largo de su carrera. Se pueden apreciar varios proyectos incluida la propuesta presentada para el concurso del Nuevo Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México (en colaboración con Serrano Arquitectos y Asociados, 2014) así como varios que ya se construyeron (como el Hotel Morpheus para el resort City of Dreams en Macao, China, 2013-2018) o que están en construcción (como el Hotel Mandarin Oriental en Melbourne Australia, 2016-2023).

Esfera City Center.
Esfera City Center. Monterrey, Nuevo León, México, 2013. Maqueta de representación, 1:500. Comprende 981 departamentos con patios interiores y exteriores, jardines y espacios públicos.

De estos trabajos lo que se presentan son las imágenes, pero sobre todo, las maquetas de trabajo. Todas realizadas con una nueva técnica, dejando atrás los cortes de cartulina y la dificultad de hacer coincidir las uniones sin que sobresalga, por ejemplo, el pegamento –por decir, lo menos–; ahora con impresiones láser y hechas con base en algoritmos matemáticos y con software especial, para lograr curvas, parábolas y formas elípticas que brinden las vistas necesarias para que nos sorprendan en los muros, el acero y los cristales en la vida real. A partir del contraste de color, las maquetas nos revelan los distintos espacios que se abren ante nosotros brindándonos las distintas posibilidades de circulación y de confort que se tienen al transitar por la arquitectura misma. No duden en preguntar a los asistentes del museo para que les expliquen cualquier detalle de las mismas e incluso para que los acompañen durante toda la visita.

La muestra también incluye parte del taller de experimentación que realiza Zaha Hadid Architects en torno a los métodos de diseño, así que no dejen de observar los distintos videos y los distintos momentos del proceso que se llevaron en algunos ejemplos (que se pueden observar en algunas maquetas y fotografías).

También se incluyen pinturas que la propia arquitecta realizó en los inicios de su carrera y una sección dedicada al diseño industrial que resulta sumamente interesante, pues tenemos la oportunidad de apreciar esos objetos pocos conocidos en México de Hadid: zapatos, bolsos, sillas e incluso el prototipo de un auto. Siempre conservando el mismo estilo que observamos en sus proyectos arquitectónicos: el concepto de geometría presente resaltando las formas curvas, la espacialidad y a la vez, el movimiento; el volumen, pero también la ligereza.

Diseño Industrial.
Zapatos ‘Nova’, Zaha Hadid.

Vale la pena detenerse a admirar el detalle de estos objetos de uso cotidiano a los que Zaha Hadid dedicó buena parte de su labor creativa. Las tazas, platos, copas, saleros, pimenteros e incluso los dos bellos candiles que cuelgan de la sala del museo –que a cualquiera de nosotros nos gustaría tener en nuestras casas– son muestra de la creatividad, manejo de los materiales e inventiva de una de las grandes artistas del siglo XX. También se exhiben varias velas aromáticas y difusores en porcelana china en complejas formas geométricas que interactúan con dos colores, el blanco y el negro, como los opuestos en la búsqueda del equilibrio.

El mismo diseño de la exposición es toda una muestra de museografía contemporánea, a la altura de los mejores museos del mundo.

La exposición se complementa con una sección dedicada al arquitecto Félix Candela y varios arquitectos mexicanos que también emplearon la geometría en sus diseños arquitectónicos y que como Zaha Hadid incursionaron en la experimentación. En el patio del museo, podemos apreciar la instalación KnitCandela. No dejen de visitarla.

Diseño como segunda naturaleza
Plaza del Diseño de Dongdaemun. Seúl, Corea, 2007-2014. Maqueta de presentación, 1:350. Comprende un museo de diseño, laboratorios y un centro de exposiciones.

El catálogo de la exposición se puede comprar por 450 pesos en la tienda del museo o se puede descargar de forma gratuita de la página web del museo:

https://muac.unam.mx/exposicion/zaha-hadid-architects

Una entrevista con la también ganadora del Premio Pritzker 2004 (el mayor galardón sobre el área en el mundo) fue realizada en septiembre de 2012 por esMadridtelevisión en la que define sus principales conceptos sobre el diseño, de sus obras y algunos museos:

https://www.youtube.com/watch?v=mYjXTK4NxZM

El Diseño como segunda naturaleza. Zaha Hadid Architects se puede visitar hasta el 3 de marzo de 2019. Consulta: https://muac.unam.mx/planea-tu-visita

A 50 años de la Olimpiada Cultural. México 68

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Momentos de contraste

En diversos actos, durante este mes de octubre, se han recordado los hechos sucedidos en el difícil año de 1968. La vida de la Ciudad de México se vio intervenida por, al menos, dos momentos significativos: el 2 de octubre (con lo ocurrido en Tlatelolco) y el 12 de octubre (con la inauguración de los Juegos Olímpicos). Pero también hubo otro acontecimiento que constituyó uno de los periodos más importantes en el devenir de la vida cultural del país y que se conoció bajo el nombre de la Olimpiada Cultural.

Por tal motivo, se organizó la exposición A 50 años de la Olimpiada Cultural. México 68 que muestra una parte del vasto mundo que significó la organización de este gran festival, que congregó a todas las artes: la pintura, la escultura, la arquitectura, la danza, el teatro y la música.

Como se recordará, los Juegos Olímpicos México 68 fueron otorgados, por primera vez en la era moderna, a un país considerado en ese tiempo del “tercer mundo”. El Comité organizador, presidido por el Arq. Pedro Ramírez Vázquez, se dio a la tarea, no sólo de conformar la dinámica de los propios juegos, sino también de planear una serie de actividades culturales con lo mejor del arte y la cultura de los países participantes; no sólo durante las tres semanas de la contienda deportiva, sino durante todo el año. Desde enero hasta diciembre.

olimpiada cultural
Foto: José Díaz/INBA.

El evento fue recibido con peculiar gusto, y hasta con sorpresa –por lo atinado de la idea–, por la comunidad cultural de los diversos países. Fue la primera vez que a la par de lo deportivo, se ocupaban de lo cultural y el resultado fue un recorrido por lo mejor del arte y la cultura de ese momento. Para México como país, significó además de mostrar lo mejor del ámbito artístico, también nutrirse de lo más destacado de las manifestaciones culturales de los distintos países. La intención de la muestra fue destacar estos momentos importantes y enseñar, a través de numerosos carteles, programas de mano y material gráfico –elaborado ex profeso por el Comité–, el mundo de la Olimpiada Cultural, a 50 años de su realización.

La colección que se exhibe forma parte de la vasta colección del diseñador Roberto M. Gómez Soto que, junto con varios materiales –sobre todo fotográficos–, del Archivo del propio Ramírez Vázquez, nos permiten dar cuenta del profundo significado que implicó la también denominada gesta cultural.

Algunos de estos momentos fueron la exposición “Obras selectas del arte mundial” que se presentó en forma conjunta tanto en el Museo Nacional de Antropología como en el Museo de Arte Moderno, y que mostró obras de la Antigua Grecia, China e India, así como del mundo prehispánico del Perú y del propio México, junto con manifestaciones artísticas de distintas culturas africanas y asiáticas; además hubo una sección dedicada a artistas contemporáneos como Pollock, Magritte, Kandinsky, Motherwell y Lichtenstein. Se exhibió la pintura El atleta cósmico del español Salvador Dalí, que resultó un momento relevante pues nuestro país no contaba con vínculos diplomáticos con España en ese momento (y que significó un lazo de cordialidad entre los pueblos, en aras de la cultura y el deporte).

olimpiada cultural
Foto: José Díaz.

El “Encuentro internacional de poetas” convocó a los poetas de todos los países participantes a enviar sus poemas e incluso leerlos durante el Encuentro. El inglés Robert Graves se convirtió en el invitado de honor, pero también se presentaron el chileno Pablo Neruda, el estadounidense Robert Lowell y el soviético Eugene Evtushenko. Sin duda, artistas de posiciones ideológicas encontradas en ese momento. En la muestra, hay varias fotografías de ellos, leyendo sus obras.

La Olimpiada Cultural también contempló la “Exposición internacional de las artesanías populares” en concordancia con el “Festival Mundial del Folklore” y el “Ballet de los cinco continentes”, que se convirtieron en un espacio donde se exhibió lo mejor de México y también de los 45 países participantes en ese momento: India, Chile, Polonia, Irán, Colombia, Guatemala, Alemania, Rumania, Yugoeslavia, Perú, entre otros. Otros programas fueron la “Reunión internacional de escultores”, el “Festival de pintura infantil”, la “Recepción del fuego olímpico en Teotihuacan” y la “Exposición internacional de filatelia olímpica”.

olimpiada cultural
Foto: José Díaz.

Como parte de las actividades teatrales se organizó el “Festival de teatro latinoamericano” en el que se representaron más de 20 obras por parte de compañías mexicanas y se invitó a cerca de una decena de grupos teatrales del extranjero, incluida la compañía japonesa de Teatro Noh. Lo mejor del teatro experimental estuvo presente: Grotowski, Ionesco, Jodorowsky, además de los mexicanos Leñero, Carballido y Azar, entre otros.

En el campo de la música, la oferta cultural abarcó todos los ámbitos: desde la música sinfónica, pasando por la ópera y la música contemporánea, hasta la música popular. La música antigua estuvo presente con instrumentos originales y figuras del jazz estadounidense como Duke Ellington o de la canción francesa como Maurice Chevalier, estuvieron presentes en el Palacio de Bellas Artes. Notables pianistas como Claudio Arrau y Paul Badura Skoda también se presentaron.

olimpiada cultural
Foto: José Díaz.

Visita imprescindible resulta para los que se dedican al diseño gráfico, pues la cantidad de materiales planeados para el evento y de los que se exhibe una pequeña muestra (si bien, alcanzan los más de 200 objetos originales), nos permiten adentrarnos en un momento importante del impulso de esa disciplina en el México de fines de los años sesenta. Para muestra un detalle: el arquitecto mexicano se apoyó en varios artistas, entre ellos, el escultor Mathias Goeritz y el también arquitecto Eduardo Terrazas, quienes junto con diferentes alumnos de la carrera de Diseño Industrial de la Universidad Iberoamericana –en la que Goeritz impartía clases–, conformaron un equipo de trabajo que después se completó con la llegada del estadounidense Lance Wyman. Bajo la guía de Ramírez Vázquez, el equipo implementó todo un plan de diseño editorial que se observa a lo largo de las mamparas de la exposición. Podremos apreciar la preocupación por la composición visual, el empleo del color, la intención del mensaje y muchos otros aspectos que hoy dan ese aspecto destacado al diseño mexicano.

Los Swinger singers fue un grupo francés que se presentó durante la Olimpiada Cultural. Su innovación radicaba en realizar arreglos vocales, a cuatro voces y a ritmo de jazz, de las grandes obras de compositores de la música occidental como Johann Sebastian Bach. Fue una innovación para la época en el mundo, y también en México. Escuchemos una de sus obras. La Partita núm. 2 de Johann Sebastian Bach en una grabación de 1969:

La exposición A 50 años de la Olimpiada Cultural. México 68, organizada por los Centros de Investigación del INBA y la Coordinación de Artes Visuales de la misma institución, se presenta en la Galería del Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México (Terminal 1, cerca de la zona de llegadas nacionales). Entrada libre, a cualquier hora. El 16 de noviembre se inaugurará una versión reducida de la misma, en los pasillos del Metro Bellas Artes.

Una vista a nuestro pasado: Tesoros de la Hispanic Society

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El Museo del Palacio de Bellas Artes nos ofrece, de nuevo, una exposición que no podemos dejar pasar, los Tesoros de la Hispanic Society of America, que exhibe más de 200 obras de uno de los mayores coleccionistas sobre arte hispánico, el estadounidense Archer Milton Huntington (1870-1955) quien, en 1904, fundó una sociedad en Nueva York, con el objetivo de exhibir no solo lo comprado a lo largo de su vida, sino crear un centro de estudios sobre el tema en Estados Unidos de América.

La muestra plantea un recorrido cronológico por la historia de España (incluida la época en la que América fue parte del reino). Inicia con dos espléndidas obras procedentes de Itálica, ciudad fundada por los romanos en Hispania (hoy, a las afueras de Sevilla): un mosaico de un piso de una casa y un busto de un joven romano. El detalle de la forma y colorido de las teselas que forman el pequeño mosaico, nos brindan una idea de la magnificencia de las edificaciones en ese momento, al igual que el trabajo del mármol en los detalles de las facciones del rostro y, sobre todo, el pelo del joven (al que también pueden observarse algunos detalles de su bigote).

El camino de la museografía nos conduce después al momento de fusión de dos culturas: la española y la árabe, para mostrarnos la gran riqueza del mundo mudéjar que nos dejará asombrados a partir de sus textiles (muy bien conservados) y varios objetos, entre ellos, un píxide, que se utilizaba para almacenar almizcle, alcanfor y ámbar y que, en la época cristiana, también se utilizó como relicario. Cabe señalar que esta obra aparece en múltiples libros de historia del arte islámico y hoy tenemos oportunidad de apreciarla con todo detalle; desde sus decoraciones arabescas hasta sus también detallados herrajes. El recorrido se complementa con una amplia colección de cerámica que abarca hasta la época de los Reyes Católicos.

objeto de arte
Píxide, 966 d. C., Córdoba, España, Colección Hispanic Society of America.

Las piezas del Renacimiento y del Barroco que se presentan, nos invitan a detenernos en varias de ellas. Destacan varias, pero menciono solo tres: un mapa hecho por Giovanni Vespucio con base en los apuntes de su tío, Américo. El Retrato de una niña de Diego Velázquez, uno de los grandes exponentes del Barroco español (si no que, el más grande de todos), en el que podemos admirar el sfumato, recurso de la pintura que difumina los contornos –sobre todo, del rostro–, y que brinda una sensación peculiar, cómo si los retratos “cobraran vida”.

Retrato de una niña
“Retrato de una niña”, Diego Velázquez.

Y una colección de pequeñas esculturas Los cuatro estados del alma, piezas provenientes del virreinato de Nueva Granada, que reflejan las estadías entre la muerte y el infierno, el purgatorio y el cielo, piezas únicas en su tipo. Libros miniados, joyería y objetos religiosos complementan esta parte, así como pinturas de El Greco, Zurbarán y varios artistas novohispanos.

España
Esculturas del Virreinato de Nueva Granada, procedencia: Ecuador.

El tránsito del siglo XVIII hacia el siglo XX se enriquece con las obras de “La Duquesa de Alba” de Francisco de Goya y Lucientes (además de otros retratos de la época) y la obra de Joaquín Sorolla (a pedido expreso del coleccionista para enriquecer la sede de la Sociedad en Nueva York).

La Duquesa de Alba
“La Duquesa de Alba”, Goya, Colección Hispanic Society of America.

Les recomiendo observar todos los videos de las distintas obras de la muestra. En menos de dos minutos, enriquecen nuestros conocimientos y nos permiten disfrutar con mayor detenimiento los auténticos Tesoros de la exposición.

Francisco Goya
La Duquesa de Alba (Fuente: “Goya. Grandes maestros de la pintura. Los artistas más representativos desde el Renacimiento al Arte Moderno”. México, Editorial Planeta, 2001, páginas 30-31).

Tesoros de la Hispanic Society of America se presenta en el Museo del Palacio de Bellas Artes hasta el 23 de septiembre de 2018. Martes a domingo de 10 a 18 hrs. Con credencial de estudiante, maestro y adultos mayores, entrada libre. Público nacional, $65. Domingos, entrada libre general.

La tecnología y una nueva forma de apreciar el arte

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Las ocupaciones de la vida actual, algunas veces, no nos permiten asistir a exposiciones, conciertos y otros eventos culturales. El trabajo acumulado en la oficina, las labores escolares o simplemente el pensar en llegar al otro extremo de la ciudad, nos hacen posponer esa visita que, en cierto momento, nos pareció magnífica idea. Sin duda, nunca será lo mismo apreciar una obra de arte en el museo, escuchar una obra musical en la sala de conciertos o admirar una ópera en el teatro. Pero la tecnología nos ha brindado nuevas posibilidades que, con sus salvedades, nos permite seguir disfrutando del arte –en todas sus variantes–. Posibilidades que contribuirán a alimentar una parte importante de nuestro ser cultural.

Desde hace algunas temporadas, tenemos la oportunidad de disfrutar las representaciones operísticas de dos de las mejores casas de la ópera del mundo, la Metropolitan Opera House y el Covent Garden, que han establecido convenios en varios países del mundo para transmitir sus funciones vía satélite, en alta resolución, tanto en imagen como en sonido. En el caso mexicano, en la capital de la República (en el Auditorio Nacional y en el Centro Cultural Universitario de la UNAM) y en varias ciudades, como Guadalajara y Monterrey. De igual manera, algunas televisoras de carácter cultural, como TV UNAM y Canal Once, han decidido transmitir sus conciertos y otras actividades culturales. Por ejemplo, el próximo sábado 2 de junio, a las 13 hrs., el canal del Instituto Politécnico Nacional transmitirá la ópera Don Pasquale de Donizetti, en una producción del propio IPN con cantantes nacionales.

Por otra parte, manifestaciones artísticas, como la pintura, la escultura e incluso la arquitectura, pueden ser apreciadas a través del internet. Dos ejemplos de ello son la recién inaugurada Mediateca del INAH, plataforma digital que reúne numerosos acervos a través de imágenes digitales (aunque también el repositorio despliega archivos sonoros y visuales), de uso libre y gratuito, se puede consultar a partir de una búsqueda general o temas específicos, desde un mapa, una fotografía, un edificio, un acervo que conozcamos o una exposición que se haya exhibido en algún sitio, no sólo de la Ciudad de México, sino de museos de otros estados (situación que resulta, más difícil de visitar, como Querétaro, Zacatecas, San Luis Potosí). Según la misma página, 513,443 objetos digitales disponibles.

Un anónimo del siglo XVIII, Cuadro de castas, parte de la colección del Museo Nacional del Virreinato en Tepotzotlán, contiene una cédula explicativa y la oportunidad de descargar, de imprimir la imagen o de ampliarla para analizar hasta el más mínimo detalle. Incluso se indican las características de los permisos de uso (imágenes 1 y 2).

Mediateca del INAH.
Imagen 1. Vista general de una búsqueda en la Mediateca del INAH. Obra: Anónimo. Cuadro de castas. Óleo sobre tela. Siglo XVIII. Museo Nacional del Virreinato. Mediateca del INAH.
Disponible en https://www.mediateca.inah.gob.mx/islandora_74/islandora/object/pintura%3A2123

La pintura de castas fue un género de la pintura novohispana, por lo general, de mano anónima —aunque hay algunos de pintores reconocidos como Miguel Cabrera—. Las obras se ocuparon de describir, de forma detallada, las distintas mezclas raciales, producto del mestizaje durante el virreinato. Su existencia se deriva de las ideas de la Ilustración por su afán de clasificación. Estas obras se han convertido en una de las fuentes primordiales para el estudio de la vida cotidiana y las costumbres del periodo por el detalle que muestra las vestimentas de los personajes, así como de las labores que realizan, propias de cada casta.

Cuadro de Castas.
Imagen 2. Captura de pantalla. Detalle de la obra: Anónimo. Cuadro de castas. Óleo sobre tela. Siglo XVIII. Museo Nacional del Virreinato. Mediateca del INAH.
Disponible en https://www.mediateca.inah.gob.mx/islandora_74/islandora/object/pintura%3A2123

El otro caso, que ya lleva varios años, es Google Arts & Culture (antes conocido como Google Art Project), plataforma digital que despliega una cantidad considerable de imágenes, también en alta resolución, de obras de distintos museos del mundo, pero no sólo imágenes, sino una explicación de los temas que aborda, así como también de recorridos virtuales de distintos museos del mundo (incluido México).

Su función educativa se realza, a partir de un mensaje que aparece apenas al entrar a su página principal: “Aprende algo nuevo todos los días”. Además, también posee su propia aplicación móvil (App). Así como se puede realizar una búsqueda en particular, la plataforma muestra varios temas al inicio, como es el caso de Bounty of Bauhaus. Cómo la arquitectura de la Bauhaus dio forma al vecindario White City de Tel Aviv y más, que nos muestra cómo las características de una de las principales Escuelas de arquitectura en el siglo XX, se manifestó en esa ciudad de Oriente (imagen 3).

Bahaus.
Imagen 3. Captura de pantalla. “Bounty of Bauhaus. Cómo la arquitectura de la Bauhaus dio forma al vecindario White City de Tel Aviv y más”. Google Arts & Culture.
Disponible en https://artsandculture.google.com/theme/zwJypSgjei31Jw

En una breve explicación, que puede leerse en no más de 5 minutos, en inglés pero con un click se traduce al español, la tecnología nos lleva a un aprendizaje. No sólo nos muestra las imágenes de varios edificios, sino que también nos brinda breves pero sustanciales explicaciones como características de las formas arquitectónicas, usos del color y de los materiales (imagen 4).

Bahaus.
Imagen 4. Captura de pantalla. “Bounty of Bauhaus. Cómo la arquitectura de la Bauhaus dio forma al vecindario White City de Tel Aviv y más”. Google Arts & Culture.
Disponible en https://artsandculture.google.com/theme/zwJypSgjei31Jw>

En el mundo contemporáneo siempre habrá oportunidad de darnos un respiro de nuestras labores cotidianas y disponer de unos breves minutos para conocer más sobre arte y cultura. La Mediateca del INAH y Google Art & Culture son dos casos sobresalientes para imaginarnos en otros lugares, sean salas de museos o ciudades al otro lado del mundo. Nuestro ser cultural, siempre nos lo agradecerá.

Gabriela Morales y el arduo camino del despertar

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¿Cuántas veces despertamos, nos vemos al espejo y no nos reconocemos? Observamos el paso del tiempo en nuestro rostro, el cansancio de una o varias semanas, alcanzamos a ver los profundos laberintos de las emociones que a veces –o siempre– nos invaden y que se han vuelto, en ocasiones, expresiones de dolor indeleble. Nuestro semblante nos sorprende en un breve instante. Así, de repente, sin darnos cuenta.

Esa es la guía de la exposición Viacrucis. 90 días para despertar de la joven fotógrafa mexicana Gabriela Morales, quien en su primera exposición individual nos muestra, con una valentía que asombra, imágenes de ella misma, justo al momento de despertar en las que se pregunta: “¿Qué es un viacrucis en la época contemporánea?”

Gabriela Morales Autonegación
Gabriela Morales. Autonegación 1/3 (2014). Fotografía intervenida con hoja de plata. Serie I. Fotografía: Áurea Maya

Viacrucis, una palabra que asociamos a cuestiones religiosas y que nos hace preguntarnos: ¿Podemos hoy evocar ese camino que recorrió Jesús hacia su muerte, hace más de dos mil años? Hoy, ¿cómo lo vivimos? O, más bien, ¿lo vivimos? O ya es algo lejano, que no nos dice nada…

Morales nos responde: “Deseo expresar el camino por el que transita la mente humana, el Viacrucis de la existencia, de la vida, de la desesperación de la desolación de las palabras, de las ausencias escritas en papel que sólo quedan marcadas como vestigios del ser, una mano, un pie, un rostro… Huellas de un trayecto lleno de emociones, dolores y contradicciones.”

La concepción del autorretrato así, tal cual despertarse, es lo que atrapa. Nos muestra una mujer valiente, que se enfrenta a ella misma, con miedos, pero sin dejarse vencer por el temor. Se exhibe para salir triunfante, para “vivir en plenitud” –como el propio Jesús enseñaba que había que hacerlo, que había que “vivir en el Reino”–, y Morales lo logra a través de su obra.

Una serie de 90 fotografías, que van del blanco y negro al color. Algunas a través de filtros, pero no para “verse bonita”, sino para exaltar aquello que, a veces, no queremos ver: nuestras debilidades, pero a la vez, nuestras fortalezas. Porque siempre despertaremos y tendremos esperanza. Esperanza de que todo saldrá bien.

En su obra se observan varias influencias derivadas de las corrientes de los primeros fotógrafos de la segunda mitad del siglo XX que, a través de la lente, intentaron mostrar imágenes en construcción de realidades visibles: de la “Nueva Visión”, derivada de esas imágenes Sin título de Laszlo Moholy-Nagy que refieren expresiones profundas, convicciones, ideas, pero siempre a través de la realidad visible de la lente: como una certeza de su objetividad. Pero, también de la “Nueva objetividad”, que a manera de reportaje gráfico –en este caso, de todas las mañanas al despertar–, nos muestran el uso lúdico de la cámara para mostrar cruentas imágenes, reflejo de la realidad del momento, siempre con un profundo contenido emotivo.

El dadaísmo también tiene una presencia importante en el sentido de violentar los cánones establecidos. Y qué decir del híperrealismo, pero sobre todo del realismo de Francis Bacon, quien, al distorsionar la figura, nos muestra las mil caras que podemos llegar a tener.

Francis Bacon: Autorretrato. 1971.

Morales nos muestra su propio rostro. A veces desfigurado por el clic de la cámara que no alcanzó a enfocar la imagen. Todos, conjugados en una sola representación: su rostro, multiplicado 90 veces, que nos recuerda las más de 90 caras que tenemos para enfrentar la vida. Siempre.

Y, al mismo tiempo, otras obras que, más elaboradas, nos reflejan su nueva imagen, donde las combinaciones, a través de técnicas mixtas (fotografías intervenidas con hoja de plata, hoja de oro y acrílico), nos muestran sus otros semblantes, los que mostramos al mundo, donde si bien, hay distorsión, también se muestra un análisis de la realidad que que mostramos y demostramos a través de nuestras acciones.

Gabriela Morales Piezografías
Gabriela Morales. Viacrucis. 2014. Piezografías intervenidas con hoja de oro y acrílico. Serie III. Fotografía: Áurea Maya.

La exposición también se acompaña de una video instalación con textos de Antonin Artaud, realizada por la propia artista en 2014.

La muestra Viacrucis. 90 días para despertar de Gabriela Morales se exhibe en el sur de la Ciudad de México, en un espacio que no termina de consolidarse, la Galería de Arte del Multiforo Tlalpan (Avenida San Fernando s/n esquina Benito Juárez, muy cerca del centro de Tlalpan). El lugar resulta poco favorecedor para las exposiciones, aunque, en este caso, refleja la realidad de la cultura en México: el viacrucis que deben transitar los promotores culturales para poder difundir la obra de los artistas mexicanos. La entrada es libre. De martes a domingo, de 10 a 20 horas. Hasta el 20 de mayo de 2018.

Gabriela Morales Viacrucis
Gabriela Morales. Viacrucis. 90 días para despertar. Vista general de la exposición. Fotografía: Áurea Maya.

Mientras escribo esta columna, escucho las piezas del compositor francés Erik Satie (1866-1925), obras breves para piano que se han interpretado incontables veces, como parte de bandas sonoras de películas de todos los tiempos y que son, representativas de cómo, a través de breves recursos musicales –casi minimalistas–, pueden resultar evocadoras de emociones tan profundas.

Escuchemos a la pianista francesa France Clidat interpretando, en un disco compacto titulado Erik Satie. Obras para piano, sus conocidas Gymnopedias, sus Nocturnos y sus Gnossiennes.

 

La mujer en el arte

Lectura: 4 minutos

El 8 de marzo se conmemoró el Día internacional de la mujer. Leo en mensajes de distintas redes sociales que “felicitan” a las mujeres en este día. Quien me conoce sabe que no trato de juzgar a las personas por sus acciones, y mucho menos por su condición de género. Puedo equivocarme, pero trato de observarme a mí misma de forma constante. Un maestro de vida siempre me ha dicho que el respeto a mí misma es la base del respeto al otro, sea hombre o sea mujer. Me preocupa que algunos hombres y también mujeres, no se percaten del verdadero significado de “ese día”.

Hoy no recomendaré ninguna exposición. Hoy escribiré sobre las mujeres artistas y cómo han sorteado numerosos obstáculos no por ser artistas, sino por ser mujeres.

Comienzo por una de las primeras mujeres pintoras en la historia del arte: Artemisia Gentileschi. Su padre Orazio, conocido pintor de la época barroca en el siglo XVII, le permitió aprender el oficio, siempre con las restricciones propias de la época, pues el espacio del taller sólo estaba permitido para el hombre. No le era permitido practicar el dibujo de la figura humana –en este caso, el desnudo masculino–, porque atentaba contra la educación y costumbres de su tiempo. Su obra refleja cierta incorrección en el dominio de la proporción, no por falta de talento, sino de oportunidades para perfeccionar la técnica. Aun así, podemos observar en las varias obras que se conservan, la maestría para representar el tratamiento de las telas, sus texturas y sobre todo es notable el equilibrio de las formas en cuanto a su composición. A pesar de las múltiples adversidades que acontecieron en su vida, la hacen ser un ejemplo de tenacidad y disciplina en el mundo del arte.

Artemisia Gentileschi
Artemisia Gentileschi, Autorretrato como alegoría de la pintura. Óleo sobre tela. Royal Collection, Inglaterra. Siglo XVII.

Otro caso es Clara Peeters, pintora flamenca del siglo XVII, de quien poco se sabe. Los temas de su obra son naturalezas muertas y bodegones, género pictórico de poca valía frente a la pintura religiosa, mitológica o el retrato. Sin embargo, su obra revela aspectos atrayentes. Representó numerosos rostros ocultos en los reflejos de las jarras, los cubiertos y los candelabros. Estas imágenes ocultas, sobre todo de mujeres, se convierten en metáfora de la condición femenina en ese momento.

Poco más tarde, en el siglo XIX, la mujer tuvo un lugar importante en la conformación cultural de las distintas naciones. Ellas se convirtieron en transmisoras de la educación y la alta cultura más allá del ámbito doméstico. Varias de ellas dominaron la interpretación de instrumentos como el piano, el arpa o de la propia voz humana. Pensemos en María Malibrán y Pauline Viardot, también hijas de un célebre cantante de ópera; o de la italiana Luisa Tetrazzini que incluso se presentó en los teatros mexicanos; o como Ángela Peralta, para el caso mexicano.

En la pintura, tenemos casos como Mary Cassat y Berthe Morisot que, bajo la influencia del impresionismo, nos brindaron bellas estampas de la vida familiar, más allá del carácter de “aficionadas”. Y que siguieron con su carrera, aun cuando contrajeron matrimonio (era usual que la mujer, en este periodo, se dedicara por entero al cuidado del hogar). Morisot incluso participó en varias exposiciones a la par que el género masculino. La crítica que se les hace fue la temática que representaron: su entorno familiar. Situación paradójica si hoy esas obras nos brindan una estampa maravillosa de lo que fue la vida cotidiana en ese momento de la historia del mundo.

Berthe Morisot
Berthe Morisot, La cuna. Óleo sobre tela. Museo de Orsay, París, Francia. 1872.

Sin duda, es a partir del siglo XX cuando el papel de la mujer en el arte se hace más evidente, a la par que la crítica se vuelve más virulenta. Los primeros 50 años de ese siglo, que vio tantos avances científicos y tecnológicos y también los desastres de la guerra, la brindó un espacio para la mujer que ya no pudo detenerse. Me gustaría escribir que fueron numerosas, pero en realidad, no fueron tantas mujeres en esta primera mitad que llegaron para colocarse y convertirse en escalones, para ahora sí, muchas otras.

Pensemos en Frida Kahlo, con la que podremos estar o no de acuerdo con su ideología, pero incluso hoy en día cierto sector la juzga e incluso señala que Diego le “arreglaba” sus obras –igual como se decía de Artemisia con respecto a su padre, en el siglo XVII–. La técnica puede ser una dificultad, pero la obra siempre será un medio para expresar ideas, emociones, formas de sentir…

Pintoras como Remedios Varo, Leonora Carrington, Agnes Martin, Georgia O’Keeffe y Lee Krasner –a la que se nombra más por comercializar la obra de su fallecido esposo Jackson Pollock que por su propia labor–; compositoras como Guadalupe Olmedo, María Grever, Alicia Urreta, Leticia Armijo, María Granillo y Gabriela Ortiz; pianistas como Martha Argerich y Alicia de Larrocha; arquitectas como Julia Morgan, Lina Bo Bardi y Zaha Hadid, por sólo citar una minoría, son muestra del talento de personas –más allá de mujeres u hombres– que nos dan la oportunidad de maravillarnos con la capacidad de lo que puede llegar a realizar un ser humano.

Zaha Hadid
Zaha Hadid, Museo de Riverside. Glasgow, Reino Unido. 2011.

No olvidemos que el Día de la mujer no se celebra. Es un recordatorio de que todos, mujeres y hombres, hombres y mujeres, tenemos derecho a las mismas oportunidades, no por una condición de género sino por capacidades individuales de inteligencia y talento. Que, en el acontecer de la historia, hemos sido muy poco visibilizadas. A veces por otras mujeres, pero casi siempre por otros hombres. Estemos atentos a nuestras actitudes, no por las mujeres sino por el género humano y el bien de nuestra sociedad.

“El arte de Clara Peeters”. Museo del Prado. Video de presentación de la muestra. Madrid, 2017:

El rojo mexicano que invadió al mundo

Lectura: 5 minutos

En el Museo del Palacio de Bellas Artes de la Ciudad de México se exhibe Rojo mexicano. La grana cochinilla en el arte, muestra que da cuenta del resultado de varias investigaciones sobre el pigmento derivado de la cochinilla, insecto propio de tierras mesoamericanas (aunque hoy se reproduce en otras partes del mundo). En su momento, el rojo mexicano se convirtió en una de las aportaciones de América al mundo, no sólo para las obras de arte sino también para teñir telas y decorar mobiliario.

La exposición es producto del Coloquio Internacional Rojo mexicano organizado en noviembre de 2014, que congregó a especialistas de distintos países bajo la misma temática: el uso del rojo cochinilla en el arte. Hoy tenemos oportunidad de apreciar esas obras que fueron realizadas con un pigmento que fascinó al mundo por su colorido y extensión de tonalidades (desde un rosa pálido hasta un rojo escarlata pasando por la gama de violetas y morados).

Grana Cochinilla Exposicion
Grana cochinilla.

Al iniciar el recorrido nos encontramos con una explicación tanto del insecto como de la manera cómo se obtienen los diferentes colores o lacas. Los detalles nos permiten conocer la extensa escala de tonalidades que hubo de acuerdo a su mordiente (sustancia que se utiliza para fijar el color) y su aglutinante (componente que permite que el pigmento se adhiera al soporte). Un acertado tablero con estambres y telas nos ilustra las amplias posibilidades que se tuvieron para colorear de acuerdo a diversos procedimientos técnicos utilizados.

Las obras (textiles, libros, planos, mobiliario y sobre todo pinturas), siguen un recorrido en orden cronológico. Inicia con una pequeña pieza de tela del periodo prehispánico y continúa con ejemplos desde el Renacimiento hasta fines del siglo XIX. En toda la selección se ha comprobado que fue utilizada la grana cochinilla. En la cédula que las acompañan, aparecen los tipos de análisis y las instituciones que los realizaron (destacan la UNAM y el Museo del Prado). Estos procesos también se explican en varios de los videos que se encuentran en la muestra que se complementan con audios (con duración menor a los dos minutos) y gráficos que nos brindan información que enriquece nuestra visita.

Son varias las obras que pueden llamar nuestra atención que contribuyen a darnos cuenta de la importancia que este pigmento tuvo en la vida religiosa, pero también en el ambiente social de la élite europeas, pues su uso se convirtió en símbolo de riqueza y jerarquía por su alto costo.

Durante el Renacimiento, tanto en Europa como en la Nueva España, las obras religiosas concentraron el uso del pigmento. Obras de Tintoretto, el Veronés o Tiziano, pero también de aquellos que trabajaron en la Nueva España como Cristóbal de Villalpando o Sebastián López de Arteaga. Todas evocan el escenario religioso durante el Renacimiento y el Barroco no sólo en la pintura hispana sino de la flamenca y de la Escuela Veneciana de Pintura.

Destacamos dos obras por su maestría. La Magdalena penitente de Francisco de Zurbarán por el empleo de su iconografía particular. Magdalena está representada por una figura femenina en meditación sobre una mesa cubierta con una gran tela (en rojo, por supuesto). Atinado en la museografía resulta el textil que colgaron junto al cuadro del célebre artista español que también fue teñido con grana cochinilla. Admirar ambas piezas contribuye a apreciar la maestría del pintor en el tratamiento de los paños (es decir, en la manera de representar la caída de las telas de los vestidos, los mantos, las cortinas y los tapices).

La otra obra es un pequeño óleo sobre tabla, Cabeza de Cristo de El Greco, que muestra a un Jesús vestido de rojo en distintas tonalidades, cuyas facciones alargadas dan muestra del manierismo predominante en la obra del célebre artista europeo.

La sala denominada “El color del poder civil” nos muestra una serie de retratos de varios personajes de la mano de grandes artistas del siglo XVII como Pedro Pablo Rubens, Diego Velázquez, Joshua Reynolds, Anton Van Dyck. Esta parte nos muestra el uso de la grana como reflejo de lo que significó el usar telas de esas tonalidades no solo en el mundo civil o aristocrático sino también en el religioso. El púrpura papal representó la importancia de la jerarquía eclesiástica en el mundo.

La sala dedicada al siglo XIX abre con un espléndido óleo sobre tela de William Turner, La visita a la tumba. En la cédula se nos explica que mediante el análisis realizado –y por lo fino de la molienda realizada por el pintor inglés–, no se ha podido comprobar el uso de la grana, aunque en su caja de colores –que también se exhibe– estaba presente el pigmento. En consecuencia, podemos tener la certeza que el artista lo empleó en varias de sus obras.

En esta sala también podemos admirar obras de Delacroix y Gauguin además de un boceto de Cézanne (cuya serie de bañistas, en tonalidades violetas, fue realizado con el pigmento que nos ocupa). Pero sin duda, las dos obras más significativas de esta parte son el retrato de Madame Léon Clapisson de Pierre-Auguste Renoir y La recámara de Van Gogh en Arlés de Vincent Van Gogh. Ambas acompañadas de sendos videos que nos revelan el uso del color a través de la tecnología.

En el caso de la dama pintada por Renoir, se corrobora el uso de la tonalidad como signo de estatus (observemos su vestido, guantes y joyas), además de los avances científicos en que tanto el sillón como todo el fondo fue pintado con rojo mexicano. El paso del tiempo y el uso de las sustancias que lo acompañaron, lo han ido decolorando.

Por otra parte, en la pintura del holandés, todos podríamos pensar que el tinte usado para pintar la tela que cubre la cama fuera grana cochinilla, sin embargo, los estudios han demostrado que fueron las tonalidades violetas de las paredes y el piso, las que fueron formadas con el preciado pigmento que nos ocupa.

La exposición concluye con unas estampas japonesas que también emplearon el tinte y que a fines del siglo XIX constituyeron obras muy preciadas en el mundo (que fueron la fascinación de Van Gogh y de varios más artistas europeos).

Rojo mexicano, el color que invadió el mundo.

rojo mexicano en el arte oriental

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Les recomendamos descargar la App ArtGuide de la exposición y acompañar el recorrido con el playlist de Spotify formado para la ocasión. Para mayor información se puede comprar el catálogo de la muestra (490 pesos) y consultar el micrositio diseñado con motivo de la misma: http://museopalaciodebellasartes.gob.mx/rojomexicano/

Como una sugerencia adicional, no dejen de ver la película Loving Vincent (Cartas a Van Gogh, en español), una película animada realizada por más de cien artistas de todo el mundo (incluida una pintora mexicana), que fue hecha a partir de la obra del pintor holandés. Pueden revisar la nota que realizó el canal DW sobre el tema: https://www.youtube.com/watch?v=53p0afJsq_A

Rojo mexicano. La grana cochinilla en el arte se presenta en el Museo del Palacio de Bellas Artes hasta el 4 de febrero de 2018. Martes a domingo de 10 a 18 hrs. Con credencial de estudiante, maestro y adultos mayores, entrada libre. Entrada general, 60 pesos.