La pluma ecléctica

Eva Votavová: la mujer cosificada por las tecnologías

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En mi entrega pasada hablé de las virtudes de las tecnologías, específicamente me referí al caso de Eva Votavová, una mujer checa de 27 años que fue mantenida con vida artificialmente por más de 30 semanas a fin de que su hija Eliska pudiera nacer.

Reitero mi postura en el sentido de lo fascinante que puede ser la tecnología, misma que nos permite que sucedan cosas como la anterior. Gracias a estos avances biotecnológicos es que Eliska finalmente está en este mundo.

Sin embargo, un buen amigo mío el Dr. Patricio Santillán, me escribió para plantearme una diferente lectura de tal acontecimiento, la que me parece interesante como para compartir con ustedes.

Me preguntó el Dr. Santillán que, sin restar el valor del nacimiento de la bebé Eliska, lo interesante de la historia en términos de tecnologías de soporte vital, la pregunta fundamental era: ¿qué pasaba con la mamá mientras Eliska se encontraba en su vientre? Me preguntó si existía certeza de que Eva –la madre– realmente se encontraba en un estado de muerte por criterios encefálicos, o bien (planteando una duda razonable), si no sería el caso de un mal diagnóstico.

Embarazo vegetal
Ilusrtación: Lyli.

Para el Dr. Santillán, con los datos que aportaba mi artículo anterior, parecía más un diagnóstico incorrecto de la situación neurológica (de Eva). En opinión del Dr. Santillán, el estado neurológico de la madre parecía “corresponder a un estado vegetativo” y no a una muerte cerebral, lo que explicaría la posibilidad de mantener con vida a la paciente por un tiempo prolongado.

El Dr. Santillán me explicó que la mal llamada “muerte cerebral” –pues debería denominarse como “pérdida de la vida” por criterios encefálicos–, es una situación que sólo dura algunos días, y que en todo caso se aprovecha para explorar la posibilidad de obtener órganos en donación para trasplante. En su opinión, una situación de daño encefálico irreversible no puede mantenerse por 30 semanas seguidas.

El Dr. Santillán se cuestionaba que si bien festejamos “la felicidad de obtener un bebé sano, uno tendría que preguntarse ¿qué pasó con la madre?”, y concluía con una reflexión contundente: “Que la llegada de un bebé no debe distraernos de consideraciones igualmente importantes que atañen a la vida de cualquier persona, aun y cuando sea el final de la misma, y a pesar de la ganancia que sin duda hubo.”

Embarazo vegetal.
Ilustración: The New York Times.

Al Dr. Patricio no le quedaba claro “qué tanto se respetaron los derechos de la madre”. Destacando que bajo ciertas visiones Eva Votavová podría haber sido considerada como un vehículo para un milagro de dios, santificándose así a la bebé, pero cosificando indebidamente a la mujer.

Los cuestionamientos del Dr. Santillán son profundos y nos hacen pensar en los intereses ideológicos con los que puede ser usada la tecnología. No olvidemos que actualmente todavía, el único medio para gestar a un ser humano es mediante el embarazo de una mujer. El útero femenino no ha podido (hasta el momento) ser reemplazado por nuestras tecnologías.

Debo decir que aparentemente las dudas razonables planteadas por el Dr. Santillán parecen tener sustento, después de sus comentarios me di a la tarea de buscar más información sobre el caso de la bebé Eliska, y no encontré ninguna nota que hablara de la madre, en todos los casos el centro de la noticia era el nacimiento de la bebé. No queda claro qué ocurrió después de la cesárea de Eva, nada se dice respecto a si se continuó dándole (parece que no) soporte vital, o si simplemente una vez nacida la bebé, ella fue “desconectada”.

Por último, destaco que estos temas bioéticos son apasionantes precisamente por las múltiples aristas implicadas. Aristas que trascienden a la sola reflexión bioética, pues situaciones como las de Eva Votavová tienen una incidencia jurídica, social y en muchos casos familiar.

Vida y muerte en el embarazo

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En general vida y muerte son expresiones opuestas, sabemos que inexorablemente la vida termina cuando la muerte se presenta. Sin embargo, pensar que la muerte es proveedora de vida es una idea que en principio nos parece contradictoria, imposible y absurda.

Las biotecnologías han venido a cambiar muchas de nuestras ideas preconcebidas, lo que ayer parecía lógico, hoy puede no serlo. Eliska, es una bebé checa que nació en septiembre de este año aun y cuando su madre se encontraba técnicamente muerta.

Esta niña pasó casi 30 semanas de su gestación en el vientre de su madre, quien se encontraba con muerte cerebral. Gracias a los avances tecnológicos, la madre de Eliska fue artificialmente mantenida con vida hasta el final del período de gestación.

Así como hablar de vida y muerte puede resultar en un oxímoron, en el caso particular, la madre de Eliska podría considerarse como “muerta viva” o bien como una “viva muerta”, el nacimiento de la bebé resulta igual de contradictorio, y de manera sorprendente podríamos también decir, recurriendo a los oxímorones, que este nacimiento es un milagro de la ciencia.

Algunos querrán ver en esto un milagro divino, otros vemos el resultado como un producto de la ciencia.

Mama.
Imagen: Media-Pri.

Eva Votavová, una mujer checa de 27 años, es la madre de la niña. Ella padecía una malformación genética arteriovenosa en el cerebro, que le fue diagnosticada tres años antes del embarazo. Eva, en abril de este año, fue encontrada inconsciente en su casa y atendida de urgencia en el Hospital Universitario de Brno, la Silicon Valley del país checo.

Para lograr que el embarazo continuara, lo primero que se hizo fue mantener de forma artificial las funciones cardíaca, pulmonar y renal, lo que sin duda habría sido imposible en otras épocas, fue necesario también controlar cuidadosamente la evolución de los riñones de la madre, así como proveer a Eva de un flujo sostenido del alimento necesario para el óptimo desarrollo del feto.

Si bien es cierto que todo lo anterior fue posible gracias al gran avance en materia de tecnologías de soporte vital, todo parece indicar que también influyó de manera decisiva la actitud de amor y empatía del personal sanitario y la familia de Eva. Según las notas periodísticas, durante el embarazo, tanto la abuela de Eliska como el personal de enfermería le hablaban al feto, a fin de simular un embarazo ordinario. Incluso en un video de YouTube se puede apreciar cómo un terapeuta, auxiliándose para ello de una máquina, movía las piernas de Eva para simular que ella caminaba.

Así, hoy nuevamente nos sorprende la ciencia, ya que gracias a estos avances biotecnológicos, una mujer técnicamente muerta fue capaz de continuar el proceso de gestación hasta el nacimiento de su hija. En casos como éste, nuestras ideas tradicionales se vienen abajo y la ciencia y la tecnología representan un aliento para la humanidad. Tal parece que Eliska será, para los anales de la historia, el primer ser humano que nace en tales condiciones.

Dejo el siguiente enlace:

La mujer perfecta

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Si te atrae una mujer
por la talla de su pecho,
por su cintura o por sus caderas,
te estás equivocando.
Gabriel García Márquez.

¿Hay mujeres perfectas? Supongo que no, como seguramente no existen los hombres perfectos.

No obstante, la moda –y la cultura, propia de cada época– nos venden la imagen de la mujer o el hombre perfectos. En ese sentido, tiene tiempo que en el caso de las mujeres, esa “presunta perfección” está asociada al peso, a la altura, al tamaño de sus senos, a la medida de la cintura y el ancho de sus caderas, el famoso 90-60-90, impuesto por la mercadotecnia y por los dueños de “Miss Universo”.

No sé (aunque intuyo) cuáles sean las medidas o las características del “hombre perfecto”, tema que no me interesa porque en esta ocasión me interesa hablar de “la mujer perfecta”.

Demi Moore, Jennifer López, o en mi época de mocedad, Olga Breeskin o Sasha Montenegro, fueron los referentes que nos vendían como las mujeres perfectas.

Qué equivocados estábamos, esas mujeres invierten e invirtieron miles de pesos (o dólares, según sea el caso) en mantener el ideal impuesto de perfección. Sin embargo, y viéndolo bien y despacio, son las más imperfectas del mundo.

Cirugía plástica.
Ilustración: Oliver Barrett.

Tan es así que son producto del bisturí, de la manipulación, de la adecuación en términos de lo que dicte la moda del momento. Ojo, no digo que no sean sumamente atractivas, y lo son precisamente porque desde que nací me dijeron que eso era la perfección femenina, las veo y me encantan, me eclipsan (obviamente no las conozco, no sé cómo sean en su trato humano), pero ellas y muchas más representan, en cierta medida para mí y para muchos varones, el ideal de la perfección femenina.

No obstante todas las confesiones hechas hasta el momento, pienso que las verdaderas mujeres perfectas son aquellas que (cada vez menos porque se han mejorado las técnicas quirúrgicas) tienen una gran cicatriz en el vientre, derivada de una o quizá más cesáreas, producto de su compromiso con la vida, producto de su decisión de tener hijos. Esas mujeres que aun sabiendo que esos hijos “las desfigurarían”, las harían subir de peso y, a pesar de esas amenazas más que evidentes, decidieron asumir el reto, ellas son en realidad las mujeres verdaderamente perfectas.

Esas mujeres cotidianas como mi madre, mis hijas, mis hermanas, mis tías, mi esposa o muchas de mis amigas que, de un día para el otro (o para ser más precisos de un día para nueve meses después), asumieron que aquel cuerpazo pasaría al olvido. Cierto, les recompensa el nuevo crío, ése que sin duda aman profundamente, pero la moda, los estereotipos y Hollywood se encargan de decirles a cada momento, tu cercanía (mucha o poca) con la mujer perfecta, se ha ido.

Estrías.
Ilustración: Pinterest.

A todas ellas les quisiera decir que, cuando entendamos la verdadera belleza de la vida,  entenderemos que la cicatriz de la cesárea, la celulitis, las olas abdominales, o los pechos caídos, algún día serán el parámetro de perfección. Los hombres presumimos (perdónenme la generalización, ya que no tengo ninguna herida que presumir) de la cicatriz del accidente, del pleito, de la ida a la guerra (típico de las películas americanas), pero ninguna de esas cicatrices representan ni siquiera un ápice de la cicatriz derivada de la maternidad. Ésa que te saca de la jugada, que te hace ser (para el lanchero de Acapulco) “la ñora”.

Tenemos que replantear nuestros parámetros de belleza (sobre todo si admitimos que son impuestos y culturales), tenemos que reconocer que ciertas cicatrices y mucho de la celulitis (aunque hoy nos digan lo contrario) son más bellas de lo que parecen.

Tenemos que admitir (particularmente los varones) que esas cicatrices de las que hablo, son muestras de vida, muestras de una voluntad –muy consciente– de renuncia a la perfección impuesta.

No podemos olvidar que la mujer perfecta lo es por su rebeldía ante la vida, por su atrevimiento a ir en contra de lo que dicten las modas, por su amor a la vida, por su entrega y su generosidad, no sólo con relación a sus hijos sino con relación a la humanidad misma.

Lo mejor de las mujeres no es la piel que las cubre, sino lo que esconden bajo la misma, su alma, su espíritu, su voluntad y su capacidad de amarnos a nosotros los hombres y a sus hijos o hijas.

  Con particular dedicatoria a mis hijas Diana y Cristina.

Trasplante de útero

Lectura: 2 minutosLas tecnologías reproductivas no dejan de sorprendernos, la reproducción humana asistida, en sus diferentes variantes, siempre nos da sorpresas. Hemos pasado de la Inseminación Artificial a la Fecundación In Vitro, pasando al mismo tiempo por otros fenómenos (todos de incidencia jurídico-social relevante) como el diagnóstico genético pre-implantacional o la gestación por encargo (conocida popularmente como maternidad subrogada).

En cada caso y en cada momento, este tipo de avances biotecnológicos han generado diversas reacciones, típicamente a favor o en contra de los procedimientos. Cada uno de estos, tiene implicaciones diferentes, e incluso desde perspectivas dogmáticas las reacciones son múltiples y variadas.

Hace relativamente poco nos enteramos de la posibilidad de donar el útero de una mujer para ser trasplantado en otra que, gracias a dicho procedimiento, pueda tener descendencia. El trasplante de útero de donante viva es nuevo y como muchos de los anteriores avances generó prurito en algunos sectores de la sociedad.

Trasplante de útero.
Foto: Freepik.

El primer caso, en 2016, se trató de la donación entre madre e hija, la primera de 50 años y la segunda se 28. Una vez trasplantado el útero y habiendo superado los inherentes problemas de rechazo, se implantó un embrión producto del material genético de la hija y se consiguió así un embarazo exitoso.

Un dato relevante es que típicamente asociamos la donación de órganos como un medio para salvar vidas, pero en este caso el trasplante de útero no salva vidas, sino que permite generarla. Hay quienes bajo una perspectiva decimonónica y anticuada siguen cuestionando este tipo de procedimientos, hay quienes incluso se preguntan quién debe ser considerada como la madre, la mujer donante, o la receptora. La respuesta es simple, es la segunda mujer la madre para todo efecto social y/o jurídico.

Como ya lo adelanté, las entrañas de la concepción, típicamente asociadas a lo biológico, todos los días nos dan sorpresas.

Útero.
Foto: Medicina Y Salud Pública.

Igual que con la donación de útero de donante viva, la donación de útero cadavérico nos ha venido a sorprender. En 2017 una mujer recibió un útero de donante muerta y gracias a ello pudo tener un hijo. El primer caso en el continente americano sucedió en el 2017 en Brasil y éste vuelve a suceder apenas hace unos días en Cleveland, Estados Unidos.

El resultado fue todo un éxito, en la medida en que se logró no sólo el embarazo sino que finalmente, a dos años de distancia, nació una niña completamente sana gracias a dicho trasplante.

Por último, cabe señalar que este procedimiento (trasplante de útero) ya se ha realizado en nuestro país, según declaraciones de algunos reportes noticiosos, los cuales sin embargo, no detallan si se logró o no un embarazo y/o el nacimiento de un bebé.

Para abundar en el tema, dejo los siguientes links:

Soledad digital

Lectura: 3 minutosTodo indica que los llamados centennials (también conocidos como Generación Z) serán una de las generaciones más solas. Éste es un nuevo fenómeno que principalmente en Estados Unidos ya está presente. La soledad entre la multitud.

Hoy en día, particularmente en espacios públicos, universidades o centros comerciales, por ejemplo, en un radicalismo a “mi privacidad” o en la defensa de lo que denominamos “mi espacio vital”, las personas nos estamos quedando solas. El fenómeno no es exclusivo de algún país en especial, la tendencia hacia esa “soledad en multitud” es global.

Cada vez más las personas nos aislamos, vivimos una realidad virtual dejando de lado nuestro entorno cotidiano, y suele ser más común observar cómo las personas transitan por las calles, en sus autos o incluso en el transporte colectivo, aislados, sumergidos y absortos en la pantalla de un teléfono, con audífonos y ajenos por completo al entorno.

Islas
Ilustración: Pinterest.

Para bien o para mal, estamos perdiendo el contacto humano, ahora es común ver cómo la gente se molesta, verbigracia, por “un roce involuntario”, parece que nos enfilamos a una soledad y aislamiento radical.

Hoy, por ejemplo, alguien se puede molestar porque otra persona toca su hombro al momento de sacar una fotografía. En nuestros días, la interacción humana está más condicionada que nunca.

Si a esto agregamos la desconfianza continuamente acendrada sobre “las intenciones del otro”, la cosa se complica incluso más. El abrazo espontáneo o el saludo de beso, hoy fácilmente pueden interpretarse como “acoso sexual”. Tomar la mano de alguien para ayudarle a bajar de un automóvil puede ser “mal interpretado”.

Ni qué decir de los padres paranoicos, esos que con una mirada a su hijo los convierte en verdaderos talibanes, pues creen que todo el mundo que les rodea son potenciales agresores sexuales, pederastas de la más baja calaña.

Ilusión.
Ilustración: The New Yorker.

En mi trabajo hay muchas mujeres y desde hace años evito saludarles “de beso”, en especial con aquellas personas a las que conozco poco, invariablemente lo evito con mis estudiantes, porque el riesgo de una reacción inesperada es cada vez mayor.

Lo triste de todo esto es que nos estamos condenando a una soledad absurda y paradójica, en la que no obstante de estar rodeados de personas, estamos solos.

Lo anterior ha dado como resultado aplicaciones o sitios web como www.rentafriend.com que, aprovechando la ocasión, te ofrecen “rentar a un amigo”. En el sitio se puede leer lo siguiente: “Alquile un amigo para asistir a un evento social, boda o fiesta con usted… alguien con quien ir al cine o al restaurante. Contrata a un amigo para que te muestre una nueva ciudad, te enseñe una nueva habilidad o pasatiempo o simplemente alguien que te acompañe.”

Soledad.
Ilustración: Jun Cen.

Igual pasa con Ameego, una aplicación que te permite “alquilar a un extraño” tan fácil como si se alquilara un auto con Uber o una casa con Airbnb.

Hay más, pero por último mencionaré el sitio www.peoplewalker.com, en donde puedes alquilar a una persona para que de un paseo contigo y te escuche, el cobro tiene la opción de ser por tiempo o por distancia. Chuck McCarthy es el creador del concepto y parece que le funciona bastante bien. En su red de Instagram (@thepeoplewalker) podemos ver su oferta de 7 dólares por milla recorrida.

En fin, la ironía es que, cada vez más, en un mundo híper poblado e híper conectado, nos enfrentamos a la soledad, nos alejamos más unos de otros, a grado tal que termina siendo muy común ver cómo las personas “hablan” con dios por medio de su Facebook.

Dejo el siguiente video:

Quimerismo e hibridación

Lectura: 3 minutosSi bien podemos explicar cómo sucede la gemelación, hasta ahora no es fácil explicar el por qué sucede. La explicación de este fenómeno biológico es relativamente simple, un embrión en sus primeras etapas se divide en dos o más y de ahí surgen dos o más individuos que técnicamente son clones, ya que su ADN es idéntico. Hablamos, claro está, de la gemelación monocigótica.

En ese sentido, aunque la explicación sobre el “cómo” es relativamente simple, la explicación del “porqué” sucede una gemelación no lo es tanto, sabemos qué pasa pero no sabemos por qué se presenta.

Por otro lado, existe un proceso biológico aún más complejo llamado quimerismo. En este caso, las cosas suceden al revés, existe un embarazo gemelar pero dicigótico, es decir, con dos cigotos diferentes (lo que llamamos gemelos no idénticos) en el que por alguna extraña razón ambos embriones se fusionan, dando como resultado un ser humano con dos cargas genéticas diferentes de ADN.

Uno de los primeros casos que salieron a la luz fue el de Lydia Fairchild, una mujer estadounidense que estando embarazada de su tercer hijo se separa de su esposo. A tales efectos, la Sra. Fairchild al demandar a su marido la manutención infantil, como parte de un procedimiento rutinario, el Juez ordena pruebas de ADN, resultados que confirmaron efectivamente que era padre de los menores, pero que, por el contrario, surgieron dudas respecto de la maternidad de la propia Sra. Fairchild.

ADN.
Imagen: Crispr.

Ante tal escenario, la Sra. Fairchild fue acusada de fraude por reclamar beneficios para los hijos de otras personas cuestionándose incluso el registro de sus dos hijos anteriores. Al dar a luz a su tercer hijo, el Juez de la causa ordenó que un observador estuviera presente en el nacimiento para asegurarse de que se tomaran muestras de ADN del recién nacido y de la Sra. Fairchild, las pruebas de ADN fueron nuevamente contundentes señalando que ella tampoco era la madre de ese niño.

Finalmente, descubrieron que, aun cuando el ADN de la piel y del cabello de la Sra. Fairchild no coincidía con el de sus hijos, su ADN cervical sí. La conclusión final fue que la Sra. Fairchild padecía de quimerismo. Taylor Muhl, modelo y cantante estadounidense, es otro caso similar, así como el de Karen Keegan.

Pues bien, tanto la gemelación como el quimerismo son fenómenos biológicos naturales que, aunque bastante extraordinarios (más el segundo), la ciencia ha podido replicarlos. Actualmente un equipo de genetistas españoles están intentado hacer quimeras mezclando ADN humano con ADN de monos. Supuestamente la idea es inyectar en embriones de animales, células madre humanas, a fin de generar en un futuro órganos para trasplantes.

Gemelación.
Ilustración: Nación.

Cabe señalar que en este caso no me queda claro si deberíamos hablar de hibridación, más que de quimerismo.

El equipo del Dr. Juan Carlos Izpisúa ya había hecho esto en años recientes, pero en aquella ocasión fue con cerdos y los resultados no resultaron prometedores. Ahora bien, la pregunta obligada: ¿es correcto o éticamente aceptable un experimento así? La respuesta no es sencilla, la promesa resulta interesante: obtener los órganos que pudieran ser utilizados en humanos. Sin embargo, hay que ponderar los riesgos, ya que hasta el día de hoy, la naturaleza humana expresada en el ADN humano, ha sido la piedra angular de la distinción, precisamente entre lo que es humano y lo que no lo es. ¿Qué pasará cuando un híbrido o una quimera nono-humano contenga ADN humano? ¿Deberá considerarse con ciertos derechos o tendremos que inventar una nueva categorización de lo humano?

La pregunta no es necia, las consecuencias de experimentos como éste pueden ser inimaginables. La ciencia avanza y casi siempre la parte jurídica y humanística tarda mucho en dar respuesta.

Los vericuetos de la Inteligencia Artificial

Lectura: 3 minutosCada vez más escuchamos cómo es que la Inteligencia Artificial (IA) invade e inunda nuestras vidas. La llamada IA es, en la mayoría de los casos, un software que armado de un algoritmo determinado, ofrece respuestas “lógicas” que le permiten interactuar con los humanos.

Por ejemplo, cuando compramos un celular, al final del manual vienen una serie de posibles fallas y sus correspondientes soluciones. Así, ante la falla “X” hay que explorar primero la solución “a”, si con esto no se corrige el problema, deberemos explorar la solución “b” o “c”, hasta descartar una serie de alternativas, la última siempre será llevar el equipo a revisión.

La IA, entonces, opera en un sistema binario en el que va buscando y eventualmente encontrando soluciones a un problema “X”. A diferencia de la Inteligencia Humana (IH), muchos de los procesos computacionales de la IA son muy rápidos, pues para ésta, los procesos son rutinas y subrutinas.

IA y vidas humanas.
Imagen: Webirix.

La gran dificultad de la IA es que para bien o para mal no tiene sentimientos, razona lógicamente y ofrece las respuestas para las que fue programada. No obstante, se espera que en un futuro cercano la IA pueda aprender de sí misma.

Pondré un ejemplo hipotético con algo en lo que se trabaja actualmente y se avanza (eso nos dicen) a pasos agigantados: la IA aplicada a la conducción autómata. Imaginemos un vehículo dotado con IA, más allá de los múltiples algoritmos que le permitan por ejemplo, no salirse del carril, deberá estar dotado (también con algoritmos) para tomar decisiones de carácter vital.

Lo lógico (a secas) sería que frente a la posibilidad de atropellar (con el riesgo de matar) a seres humanos, el algoritmo le indique a esa IA que debe buscar hacer el menor daño. En principio suena bien, ya que todos estaríamos de acuerdo que frente a un daño inminente e inevitable, el daño menor es la mejor alternativa.

I.A en autos.
Imagen: Freepik.

Ahora imaginemos que somos cualquiera de nosotros junto con dos niños los que viajamos en el auto antes mencionado, e imaginemos que circulamos a un lado de un acantilado, cuando de pronto aparecen cinco personas en la carretera. El auto no tiene (materialmente) forma de frenar como para no atropellar a esas cinco personas, entonces, en la búsqueda del menor daño, este auto con IA que sabe incluso cuántos pasajeros van en el mismo, decide virar hacia el acantilado, previendo que el menor daño es matar a los pasajeros, para así salvar a los otros cinco individuos.

Creo que estaremos de acuerdo en que la toma de decisiones tiene que ver con muchas cosas y no solamente con el razonamiento lógico y eventualmente utilitarista del “daño menor”. Nuestras decisiones están fuertemente influenciadas por nuestros prejuicios, por nuestras emociones, así como por nuestras filias y fobias. Seamos honestos, aun y cuando aceptemos la tesis del daño menor, ¿quién de nosotros estaría dispuesto, en la situación hipotética planteada, a virar el auto hacia el acantilado?

Al final, esta reflexión sirve para dos cosas, la primera, ver lo difícil que será programar la IA en cuanto a este tipo de decisiones “vitales” y, la segunda, es que nosotros humanos, prejuiciosos y egoístas, lo más seguro es que por salvar a tres (incluido uno mismo) no viraríamos hacia el acantilado, aun a sabiendas de la consecuencia inevitable. ¿O me equivoco?

Aquí les dejo un documental referente al tema:

¿Manifestación violenta o mujeres violentadas?

Lectura: 5 minutosQue una marcha debería ser pacífica. En eso creo que todos estaríamos de acuerdo, pero eso sucedería (como sucede) en escenarios de racionalidad, en escenarios en donde la dignidad de las personas se respeta.

Que no me gustan los actos violentos, creo que a nadie le gustan (de aquellos que nos decimos gente de paz) y lo entiendo.

Que la violencia engendra más violencia, también creo que en ese punto todos estaríamos de acuerdo.

Sin embargo, seamos honestos y dejemos de ser hipócritas (sobre todo los hombres) en este país, hemos fallado al ignorar no los primeros e incipientes signos de violencia contra las mujeres, sino los más evidentes y degradantes acontecimientos (no signos) en contra, precisamente de ellas. Cómo ignorar que en mi país casi un 70% [1] de las mujeres han sufrido agresiones de tipo sexual en la calle, tales como: piropos denigrantes u ofensivos, intimidación, acoso y/o abuso sexual, intento de violación, o peor aún, violación y muerte.

violencia contra las mujeres
Ilustración: desinformemonos.org.

Me da vergüenza, por ejemplo, que tengamos una Ley cuyo título nos exhibe como sociedad, Ley general de acceso de las mujeres a una vida libre de violencia (2007), me parece irracional que se haya tenido que legislar para “pretender” algo que en principio debería de ser obvio, “una vida libre de violencia”.

Parece que ya nadie recordamos a las niñas Angélica Luna Villalobos y Alma Chavira Farel, la primera de 16 y la segunda de 13 años, quienes fueron de las primeras asesinadas y abandonadas en lotes baldíos en Ciudad Juárez, esto por allá de 1993, hace ya un cuarto de siglo. La historia de estas dos niñas es quizá (y para su desgracia) el inicio de una larga batalla por reconocer el fenómeno que ahora llamamos feminicidio.

También hemos olvidado a Paulina del Carmen Ramírez Jacinto, la niña violada en 1999 en Mexicali, a quien se le obligó a ser madre. Tanto Angélica como Alma o Paulina (y todas las que les han seguido) sufrieron una violencia que fue doble o triple, padecieron a sus violadores y/o asesinos, a unas autoridades retrógradas, y a una sociedad indiferente. Y, lamentablemente, la historia se repite ad infinitum.

femenicidio caricatura
Tomado del muro de Facebook de Patricio Santillán Doherty.

Las muertas de Juárez o las del Estado de México, o las de Nuevo León o las de cualquier otra entidad de la República –tal parece– ya no pueden esperar más. Hoy tenemos alertas de género a lo largo y ancho del país: Campeche, Colima, Chiapas, Durango, Estado de México, Guerrero, Jalisco, Michoacán, Morelos, Nayarit, Nuevo León, Oaxaca, Puebla, Quintana Roo, San Luís Potosí, Sinaloa, Veracruz y Zacatecas. Más de la mitad de la República está en alerta, este dato en sí mismo es aterrador y vergonzoso.

Las niñas (y adultas) violadas, las desigualdades salariales, los golpes y el mal trato intra y extra muros, las alertas de género y, en concreto, las estadísticas –que las hay– y que nos exhiben como una sociedad violenta en general y en muchos casos híper violenta en particular. Híper violenta en contra de la mitad de la población, una sociedad sorda, ciega, hipócrita, arcaica y absurda, que parece gustarle negar la realidad.

No soy mujer, jamás sentiré las múltiples formas de violencia que mis hijas, mis hermanas, mis primas, mis sobrinas y mis amigas mujeres han tenido que soportar a lo largo de una historia machista y misógina.

Puedo salir a la calle con el torso descubierto sin sentirme en riesgo, puedo usar pantalones cortos sin sentirme agraviado por las miradas, que en el extremo esto sería lo de menos, pues el riesgo menor (y no por ello no censurable) es que se intimide a las mujeres con la mirada. El riesgo real se llama violación y en el peor de los casos acompañado de homicidio o feminicidio si se quiere.

violencia contra las mujeres
Mujeres en Cadena A.C. Por una vida digna (tomada del muro de facebook).

Como sociedad hemos vulnerado radical y sistemáticamente los derechos de nuestras compañeras, de nuestras conciudadanas y tal parece que no pasa nada… hasta que pasa.

No me gusta lo que pasó en la última manifestación de mujeres, pero no me gusta porque me avergüenza que todos de una manera u otra hemos contribuido a que se llegue a tales extremos. Es cierto, las protestas deberían ser pacíficas, pero todo indica que en mi irracional país las protestas pacíficas se quedan en el olvido.

No me gustan las imágenes que la prensa nos presenta, pero más coraje me da cuando la prensa antes que informar pretende rating, y así, buscando el rating, usa dolosamente ciertas imágenes en particular para captar público y no para concientizar, para hacernos ver que han pasado siglos y seguimos igual, intolerantes con nuestras madres e hijas. Me duele hasta los huesos seguir escuchando expresiones denigrantes de los varones para con las mujeres, siempre pensando, por ejemplo, que todas las mujeres son putas (excepto su madrecita santa) y su esposa, que no es puta porque es sabiamente oprimida por un varón, porque si no fuera por esa “sabia opresión” también lo sería.

acoso y violencia a mujeres
Ilustración: muvipa.com.mx.

Eran infiltradas, dicen algunos. Pero en el fondo de mi conciencia me asaltan una serie de preguntas: ¿qué tal si no había tal “infiltración”?, ¿qué tal que lo que vimos hace unos días es la rabia desatada, la furia reprimida, la desesperanza llevada al extremo?

¿Qué tal si lo que vimos es a la vez una manifestación de muchas mujeres que, guardando las formas, no se atrevieron a sacar su ira y su rabia? ¿Qué tal que todo esto no es en sí mismo una expresión de violencia, sino la manifestación violenta (si) de un hartazgo por el dolor sufrido? Quizá lo que estamos viviendo es como la lava de un volcán, en el que poderosas fuerzas reprimidas llegaron a su punto de ebullición máxima.

Es cierto, no me gusta ver cómo dejaron el Ángel de la Independencia, pero siendo honesto, menos me gusta (y mucha menos difusión tiene) cómo quedan los cuerpos inertes de mujeres asesinadas, previamente vejadas, violadas, ultrajadas, humilladas y desvalorizadas. Esos cuerpos nadie los quiere ver, esos cuerpos-testimonio quedan rápidamente en el olvido. En mi país pasan tantas cosas (malas) todos los días, que estamos intoxicados, no somos capaces de digerir tanta maldad (al menos yo, no soy capaz).

México se ha vuelto un país extremadamente violento, extremamente misógino y casi inhabitable, particularmente si eres mujer. No me agrada la violencia, pero no puedo menos que solidarizarme con mis hermanas mujeres, que tal parece, han tenido que llegar a tales extremos a fin de que una sociedad pasiva e hipócrita voltee a verlas, que les escuche, que se asuste y se asombre de lo que son o pueden ser capaces.

[1] http://www.cic.mx/los-tipos-de-violencia-hacia-las-mujeres-mas-silenciosos-y-como-evitarlos/