Otros aspectos cuestionables del experimento llevado a cabo por Jiankui, es que si bien el padre de las menores era portador del virus del SIDA y la madre no, la manipulación genética que efectuó, técnicamente carecía de sentido, pues mediante otro procedimiento denominado lavado espermático o lavado seminal (que sí se efectuó según lo manifestado por el propio científico chino) era posible, como lo fue, obtener un embrión sano, es decir, no infectado con el virus del SIDA.
En ese orden de ideas, la manipulación genética efectuada en los embriones, no tuvo por objeto evitar la enfermedad en sí misma, sino lo que se pretendió (y aparentemente se logró en una de las dos hermanas nacidas) era evitar que fueran infectadas con posterioridad. La intención, según ha declarado Jiankui, era lograr la inmunidad frente a dicho virus.
Esto puede sonar interesante y hasta prometedor. El problema radica en que manipular genes en línea germinal (óvulos, espermatozoides o embriones) tiene en sí mismo una seria desventaja, pues en realidad no sabemos al 100% la forma en que interactúan esos genes (ahora modificados). Imaginemos que todo sale bien, pero algún día estas hermanas tienen su propia descendencia, el problema es que bajo el estado actual de las cosas, necesariamente heredarán su o sus genes modificados, los que se mezclarán con los de otra persona, generándose así una cadena interminable de alteraciones o modificaciones no previstas por la propia naturaleza. El resultado final es imposible de prever.
Entonces, la edición genética en adultos tiene la ventaja que inicia y acaba con el mismo individuo, en tanto que la modificación genética en línea germinal (óvulos, espermatozoides o embriones) altera la evolución misma del ser humano. La pregunta obligada en estos temas siempre es: ¿Podemos hacer todo aquello de lo que somos capaces? ¿O debemos autoimponernos frenos, al menos mientras no exista la suficiente evidencia científica?
Este tipo de procedimientos ineludiblemente nos lleva a reflexiones sobre sucesos del pasado, recordemos que los nazis fincaban toda su ideología en la supremacía de una determinada especie, evidentemente ellos nunca tuvieron al alcance las biotecnologías con que ahora contamos.
De seguir por este camino y asumiendo que las cosas salieran bien, las implicaciones bioéticas, biopolíticas y biosociales son de trascendencia mayor. Quizá llegaremos a una sociedad con mayor división de clases, en este caso marcadas por nuestras características genéticas, las que a su vez irían en función de las posibilidades económicas de cada individuo.
¿Acaso estamos siendo testigos del momento en que la ciencia ficción nos alcanzó? Recordemos la película GATTACA que en 1997 planteaba esta posibilidad, GATTACA es hoy una realidad con los llamados bebés de diseño.
Tal parece que, efectivamente, nos toca vivir en una época en la que la edición genética será una realidad. De hecho, el costo para llevar a cabo procedimientos de manipulación genética ha caído drásticamente. En el 2001 el costo para secuenciar un genoma humano era de 100 millones de dólares, en tanto que en 2017 ese costo había bajado hasta los 1000 dólares.
Hoy es posible comprar por Amazon un kit de edición genética. Con estos avances la línea entre lo que podríamos llamar lo normal y lo anormal se desdibuja, queda borrosa. Pensemos por ejemplo en el enanismo o la sordera, son enfermedades, padecimientos o simples características diferentes. ¿Acaso este tipo de personas son personas anormales? Seguramente si les preguntamos a ellos pensarán que salvo esa condición diferenciada son perfectamente normales. Empezaremos a evitar el nacimiento de este tipo de personas, ¿eso es ética y políticamente correcto?
Entonces, ¿dónde debemos poner los límites? Para la bioética esto se traduce en un principio de experimentación restringida que responde a su vez al principio de precaución. Bajo estos principios creemos que en un contexto de incertidumbre como el actual, se debe restringir la experimentación en células germinales humanas, en tanto no haya evidencia científica suficiente que demuestre, precisamente, la certeza de los beneficios buscados.
En concreto, en temas de tal trascendencia estamos obligados a ser cautelosos y a esperar a que los avances biotecnológicos sean debida y verdaderamente probados.
Dejo un par de enlaces de interés:
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https://www.amazon.com/CRISPR-Genomic-Cleavage-Detection-Kit/dp/B076DC7HD3