A más de un lustro de la ejecución de un nuevo marco institucional y un esquema regulatorio asimétrico para las telecomunicaciones en México, son evidentes para el grueso de los consumidores mexicanos los muchos avances del sector en términos de calidad, precios, cobertura, acceso, entre otros beneficios.
Una muy importante asignatura pendiente es el rebalanceo del terreno competitivo entre los jugadores del mercado. Así, América Móvil (Telmex, Telcel, Telnor), el agente económico preponderante (dominante, incumbente, con poder monopolista de mercado, o como deba denominarse) ostenta, grosso modo, dos terceras partes del sector en términos de clientes, líneas, accesos, infraestructura, e incluso casi tres cuartas partes de los ingresos en el segmento móvil.
Conviene entonces acentuar las medidas compensatorias de las imperfecciones de mercado, para abandonar este estadio hacia uno de competencia efectiva, que materialice definitivamente los objetivos pretéritos, como el acceso universal a las TIC y desarrollo eficiente del sector.
Es así como vale la pena cuestionarnos la conveniencia de emprender un proceso que materialice definitivamente los objetivos pretéritos (e.g. acceso universal a las TIC, desarrollo eficiente del sector y promoción de la competencia efectiva), pero que abunde en la materialización cierta y expedita de todos sus beneficios y efectos esperados.
Precisamente bajo esta ola transformadora se presenta una magnífica oportunidad para evolucionar al sector de las telecomunicaciones mexicanas.
Nivelación Competitiva del Mercado
Son claras al respecto las métricas de participación de mercado por operadores en los diferentes segmentos, en términos de usuarios e ingresos.
Como se mencionó anteriormente, persiste una concentración de mercado prácticamente imposible de encontrar en ningún otro mercado que se considere en competencia. El peso en el mercado de América Móvil en términos de usuarios, medida con base en la cual se determinó la preponderancia, asciende a 59.3% al mes de septiembre de 2018, de acuerdo con información del Instituto Federal de Telecomunicaciones (IFT). Este nivel continúa siendo muy superior al límite que se requiere para dejar de ser agente económico preponderante.
Este marcado desbalance competitivo es mayor y más preocupante en el segmento de Banda Ancha Móvil (BAM), que alcanza 71.6%, con una trayectoria incluso creciente en el último año. Mientras que en ingresos se ubica en un nivel idéntico que en suscripciones (59.3%), pero con una manifiesta reconcentración en el segmento móvil, al pasar de ostentar 68.2% a 71.0% en tan sólo un año.
Calibración Estructural
El transcurrir de este lustro sin la renivelación competitiva, deja clara la necesidad de ajustes aceleradores y de mayor efectividad ante la excesiva concentración e inequidad competitiva.
En esa línea, ha sido mandatada ya la separación funcional del negocio fijo del preponderante en divisiones mayorista y minorista.
Sin embargo, evidencias regulatorias internacionales muestran el riesgo de la insuficiencia de esa medida. Se plantea en el Reino Unido, por ejemplo, incluso la conveniencia y hasta la necesidad de ir más allá con una suerte de leap-frogging regulatorio para implantar una separación estructural del preponderante.
Conviene recordar que los procesos de la regulación asimétrica exitosa en mercados que hoy operan en escenarios de competencia efectiva tomaron en promedio entre 8 y 11 años, para materializar de manera sustentable esos efectos de compensación y nivelación del terreno de participación de sus diversos actores.
Si el objetivo último para América Móvil es dejar de ser preponderante, eliminar la regulación asimétrica que le es aplicable y conseguir su entrada al mercado de video (nunca visto en ningún país, para el caso de un agente que ostente tales participaciones de mercado, por los efectos perniciosos que generaría), es conveniente ese mecanismo acelerador (fast-track) identificable en la separación estructural.
En términos de tiempo regulatorio, este ajuste regulatorio representaría un importante ahorro de tiempo.
Transformación Sectorial para la Transformación Nacional
En estos tiempos de transformación nacional, no debe rezagarse la transformación del sector de telecomunicaciones.
Bajo las circunstancias imperantes, se vislumbra muy lejano el cumplimiento del mandato constitucional de acceso universal a las telecomunicaciones en condiciones de competencia.
Es por ello fundamental la aplicación de remedios estructurales para aproximar de manera expedita a este escenario, esto implica dar paso a una nueva fase regulatoria, la Transformación Telecom.
Esta vía tiene el potencial de habilitar una transformación social, al dotar de capacidades de acceso a contenidos informativos, educativos, culturales, de entretenimiento y productivos, ahora sí para toda la población, así como una transformación intersectorial, al aprovechar el uso de estas capacidades para el desarrollo productivo.
Se trata, con todo, de una transformación sectorial que consecuentemente contribuiría a alcanzar la enarbolada transformación nacional.