“Carrie El Musical”: “Terror light”

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Carrie… necesita corregir el tono para cumplir con esta promesa de ser una experiencia oscura a pesar y en contra del libreto tan carente.

A pesar de ser la obra peor reseñada y recibida en Broadway, Carrie El Musical, a ojo de buen cubero, es una opción adecuada para montarse en México. Conjunta dos elementos taquilleros: el musical y el terror; une a audiencias en apariencia distintas, aprovecha a los espectadores que tienen ambos gustos y, tal vez sea el mayor atractivo de ventas, hace uso de la nostalgia por la película de 1976 dirigida por Brian de Palma.

Carrie El Musical es una apuesta confiable para cualquier productor a pesar de su reputación. Cuando me enteré que estaría en el Teatro NH entré en pánico porque mis últimas experiencias ahí fueron desastrosas. Ese galerón no puede ser considerado un espacio escénico por el diseño del escenario, la distribución de butacas y la escasez de equipo técnico. Un salón de un hotel con pretensiones teatrales es absurdo. Sobre todo pensaba en la atmósfera: siempre me sentía asfixiado, incómodo.

Cuando llegué al teatro me topé con una sorpresa: la remodelación del Hotel NH ayudó a mejorar la infraestructura del foro en la medida posible. Tampoco se pueden hacer milagros; la distribución de las butacas sigue siendo lamentable, la visión de los espectadores se limita gracias a unas columnas en medio del espacio y todavía hay una ligera sensación de incomodidad. No obstante, es evidente una inversión en mejorar el espacio en cuanto la imagen y el equipo técnico; el “teatro” no se ve descuidado.

Al no estar mi atención en el foro pude centrarme en la historia. Carrie es una adolescente que se consideraría freak en un típico high school; es tímida, religiosa, se viste fuera de los estándares de la moda y tiene hábitos fuera de lo común. Esta mujer lucha por sobrevivir en la jungla del salón de clases donde todo el tiempo sufre agresiones, burlas y abusos.

Y por si no fuera suficiente Carrie tiene una madre obsesionada con la religión, fundamentalista y prejuiciosa. Este entorno la lleva a una vida solitaria que la hace descubrir poderes “oscuros” de magia. Se acerca el día del baile escolar donde sus compañeros quieren hacerle una broma a Carrie, sin embargo, ella poco a poco se empodera en las artes ocultas y está lista para cobrarse todas las agresiones.

El gran problema de “Carrie…” es una historia carente de fuerza dramática que a calzador trata de cumplir con el formato del musical. No entiendo por qué si la anécdota es tan conocida o, por lo menos, tan a la mano en Internet, cambian la premisa básica: Carrie tiene fuerzas diabólicas, vamos, se convierte en un instrumento del infierno y en el montaje es como una Harry Potter muy muy muy mala.

Entiendo el brinco del cine al teatro (los arreglos para adecuarse al lenguaje de cada medio y el replanteamiento de los puntos climáticos) pero Carrie sin el Diablo no tiene sentido y más porque en su plan de marketing tienen como referente a la película. Sin la presencia de fuerzas infernales yo tengo muchas dudas sobre por qué Carrie se comporta como se comporta o tengo la impresión de estar frente a una anécdota inverosímil todo el tiempo. Hay una necesidad de generar una experiencia terrorífica sin tener las razones para generarla desde el texto.

Por otro lado, esta compulsiva necesidad de hacer canciones a la menor provocación sin fundamentos dramáticos es desesperante. Ninguna canción es memorable y en la mayoría de los casos estorban para sentir el drama de la protagonista; en otro sentido la atmósfera de la música no te da una experiencia de terror sino como de un programa bobalicón de Nickelodeon. No entiendo por qué en la mayoría de los musicales de los últimos años, los musicales ven a las canciones como un fin y no como un medio para contar la historia.

Estos son serios problemas para conectar pero a decir verdad tampoco es el peor musical que he visto; su mala fama en Broadway se debe porque le tocó ser el chivo expiatorio con una gran mala publicidad. La adaptación mexicana acentúa estos conflictos porque no se nota un esfuerzo por tropicalizar las letras y los argumentos; hay un alejamiento cultural en el lenguaje y el modo de usar las palabras.

La dirección cumple con trazos funcionales y aprovecha las condiciones adversas del escenario a favor de las necesidades técnicas del montaje. El dispositivo escénico soluciona muchas transiciones complicadas y se preocupa por darle dignidad al lugar donde se ubica la orquesta. Aplaudo los efectos especiales cuando Carrie descubre sus poderes sobrenaturales porque en ningún momento se rompe la ficción debido a trucos mal logrados.

En contrapartida esta misma dirección se pierde en el tono que pide a los actores. No hay una nota clara sobre cómo llegar a los puntos climáticos (y oscuros); algunos actores están en comedia, otros en melodrama y unos cuantos en la película de Seven con Brad Pitt. El montaje tiene ritmo pero no tiene atmósfera para acompañar los momentos más comprometidos con el terror.

El ensamble actoral tiene un serio problema de manejo de energía; yo sé que en todas mis reseñas hablo de este punto cuando me meto en la actoralidad porque no concibo a un intérprete sin conciencia de cómo usar esas fuerzas invisibles más allá de su cuerpo y voz. Veo a jóvenes con muchas ganas y comprometidos con cumplir con las notas del director pero en un nivel superficial; hay muy poco trabajo interno y demasiada impostación. La propuesta está en una energía poco canalizada.

Laura Cortés quien interpreta a la madre está donde debe de estar. Su colmillo se nota a kilómetros de distancia y construye un personaje lúgubre que le va muy bien al espíritu de la obra. Hay un claro trabajo energético y una construcción de la vida interna de este personaje, amén de su pericia para apuntalar a sus compañeros a lugares más certeros en ritmo y tono.

Toda la campaña de publicidad tiene a Daniela Luján, alias Carrie, como gancho. No dudo de su capacidad para llevar en sus hombros todo el peso de la obra pero igual de efectiva es la alternante del personaje: Daniela Neach. Ella es un talento fuera de serie y en lo personal toda una revelación; su técnica vocal es admirable y el trabajo energético está a la par de Laura Cortés. Tal vez lo más impactante de ver es cómo construye con mucha dignidad un personaje en estas condiciones tan deficientes en cuanto al texto. Le saca provecho al montaje de donde difícilmente se le puede sacar provecho.

Carrie El Musical posicionará a Neach en el radar de los grandes productores de musicales; espero de todo corazón que también en la memoria de los espectadores. Sólo para terminar este punto les suplico que chequen la voz de esta mujer en Unsuspecting Hearts (no sé cómo se llama en español porque no me dieron programa de mano); es la canción que canta con la maestra (también magistral voz) antes del baile escolar.

La inquietud de los espectadores por ver en escena el matrimonio de la música y el terror lograrán entradas considerables a la sala. Carrie… necesita corregir el tono para cumplir con esta promesa de ser una experiencia oscura a pesar y en contra del libreto tan carente. Mi única reflexión al final de la obra está en combatir esta idea contagiosa en donde cualquier historia puede ser un musical.

Carrie El Musical
Carrie El Musical

Traspunte

Hablando de musicales el siguiente paso está en Hamilton; se acabaron las rocolas o adaptaciones de películas. Aquí una muestra:

https://www.youtube.com/watch?v=Ap9JWCFeNUI

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Carrie El Musical

De: Dean Pitchford

Dirección: Alecks Valdés

Teatro NH (Liverpool 155, colonia Juárez)

Viernes 20:30 hrs., sábados 18:00 y 20:30 hrs., domingos 18:00 hrs.

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