La laicidad es un valor fundamental en una sociedad plural y democrática como la nuestra. La razón de la laicidad en el ejercicio gubernamental es simple, no se puede estar con una sola confesión religiosa, pues de hacerlo, terminamos excluyendo a muchos otros.
La laicidad en su concepción amplia, no significa la negación de una divinidad en particular, la laicidad pretende respetar el que cada quién crea o deje de creer en lo que más le plazca. En este sentido, recordemos que incluso para ciertas personas, existe la llamada religión maradonista, confesión religiosa presuntamente creada por admiradores del futbolista argentino Diego Armando Maradona.
Consecuentemente, el Estado (cualquier estado respetuoso, democrático y plural) debe necesariamente mantenerse al margen de las múltiples concepciones religiosas que pueden existir en una sociedad determinada, lo contrario es anarquía, autoritarismo o estado confesional, como efectivamente existen, particularmente en diversos países árabes.
En nuestro caso, México es un país democrático y laico, esto se desprende de la propia Constitución política, por ello resulta muy alarmante que Guadalupe Cruz Izquierdo, nueva alcaldesa de Centla, Tabasco, haya tomado posesión del cargo y al mismo tiempo haya sido bendecida o algo parecido, por un ministro quien proclamó: “el pueblo de dios declara que Centla está bajo el poder de Cristo Jesús, aleluya, y ninguna obra maligna prosperará”, agregando además que: “Bendito Dios para bendecir a este municipio, a todos sus alrededores, y se pueda decir en el futuro que una mujer temerosa de dios vino a gobernar a Centla. Aleluya”.
Preocupa esta escena, pues de acuerdo con el INEGI si sólo consideramos a los cristianos, tendríamos que pensar en católicos ortodoxos, protestantes históricos o reformados, pentecostales/evangélicos/cristianos, así como bíblicos diferentes de los evangélicos.
Adicionalmente, y aunque nos parezca increíble, en nuestro país existen muchos otros credos, por ejemplo, los de origen oriental, aquellos de origen judaico, islámico, los del new age o nueva era, aquellos de raíces étnicas espiritualistas, además de diversos movimientos religiosos y cultos populares, como el culto a la Santa Muerte o a Jesús Malverde.
En ese sentido y sólo en lo que se refiere a los católicos, podríamos hablar de Agustinos, Amor Misericordioso, Asuncionistas, Benedictinos, Capuchinos, Carmelitas, Carmelitas Descalzas, Católicos, Católicos Apostólicos y Romanos, Católicos Romanos, Cistercienses, Claretianos, San Viator Combonianos, Comunidad Salesiana, Concepcionistas, Franciscanos, Congregación de los Padres Bayonenses, Corazonistas, Diócesis Maronita de México, Dominico, Eparquía, Greco-Melquita, Católica Ermitaño, Eucarístico del Padre celestial, Esclavas de María Inmaculada, Escolapio Eudistas, Franciscanos, Fraternidad Sacerdotal, San Pio X (Lefebristas), Guadalupanos, Hermandad de Sacerdotes Operarios Diocesanos, Hermanos de Nuestra Señora de Consolación en el Mundo, Hermanos de San Juan de Dios, Hermanos Obrero de María, Hermanos Fossores de la Sagrada Misericordia, Hijas de la Caridad de San Vicente de Paúl, Hijas de la Inmaculada Concepción, Hijas de María Auxiliadora, Hijas de San Pablo, Hijas del Divino Salvador, Hijas del Espíritu Santo, Hijos de la Sagrada Familia, y muchas (muchas más).
Insistimos en que religión y Estado es una mala combinación, el pluralismo ideológico que predomina en mi país no permite que el Estado tenga preferencias dogmáticas y cuando decimos Estado nos referimos a los tres órdenes de gobierno, municipal, estatal o federal. El estado laico no niega el derecho de los funcionarios públicos a profesar una religión o dogma determinado, lo que no es correcto es vincular los dogmas particulares de cualquier funcionario, de cualquier nivel de gobierno con sus funciones públicas. Recordemos que según la Secretaría de Gobernación, existen al mes de octubre de este año 9,146 diferentes asociaciones religiosas registradas en el país.
Es en ese sentido que preocupan las acciones de la nueva alcaldesa de Centla, Tabasco, quien invitó a su toma de posesión a un pastor, aparentemente cristiano y quien realizó una oración en dicho acto público. Guadalupe Cruz Izquierdo no debe olvidar que ahora como alcaldesa y, entonces como funcionaria pública, no puede mezclar el agua con el aceite, los actos religiosos con los actos públicos.
Y esto es así por mandato constitucional, ya que en su condición de funcionaria pública así lo ordena el Artículo 130 de nuestra Constitución política.
Adicionalmente, hay que señalar que el Artículo 24 Constitucional apunta claramente que los actos religiosos deben celebrarse al interior de los templos. Por último y no menos relevante, es el contenido del Artículo 3 de la Ley de Asociaciones religiosas y Culto Público que establece:
“El Estado mexicano es laico. El mismo ejercerá su autoridad sobre toda manifestación religiosa, individual o colectiva, sólo en lo relativo a la observancia de la Constitución, Tratados Internacionales ratificados por México y demás legislación aplicable y la tutela de derechos de terceros.
El Estado no podrá establecer ningún tipo de preferencia o privilegio en favor de religión alguna.
Tampoco a favor o en contra de ninguna iglesia ni agrupación religiosa.”
Referencias:
https://www.youtube.com/watch?v=s7VGQySNE_E
Muy interesante el editorial. Es un tema de suyo complejo pero necesario tratar. Las concepciones del Estado Moderno, surgen a partir de la separación Iglesia-Estado. El poder temporal no debe supeditarse a principios y/o dogmas religiosos. El Estado Laico es una conquista de los librepensadores europeos. Aún en México resta un enorme sendero para permear en diversos sectores de la sociedad. la idea que laicidad se oponga o contravenga a pensamiento religiosa. En hora buena por el artículo. Reciba saludos.
Gracias por tu comentario Jorge. Ciertamente que el tema es complejo, muy complejo, pero también es cierto que muchas personas confunden el concepto de laicidad. Saludos