Un hombre sin ética es una bestia salvaje soltada a este mundo
Albert Camus.
Hoy, me permito transmitirles un anécdota sobre mis vivencias en España, durante el período 1977-1980, que tiene significación muy especial por esta fecha: 23 de febrero.
En 1977, yo era Coordinador de Consejerías Comerciales para Europa Occidental del Instituto Mexicano de Comercio Exterior (IMCE) con sede en México y, como parte fundamental de mis funciones, estaba supervisar las actividades de las seis oficinas que teníamos en el área, así como diseñar la estrategia de promoción comercial en la región.
Entre estas actividades es importante mencionar la negociación de México con la Comunidad Económica Europea en la 1ª Reunión de la Comisión Mixta México-CEE, misma en la cual propuse la creación del “Programa de Desarrollo de Proveedores Mexicanos a Europa”.
Dicho programa fue aprobado por ser un instrumento coherente y con amplias posibilidades de generar beneficios para México, con financiamiento a fondo perdido por parte de la Comisión de la CEE, mismo que fue complementado con la impresión de folletos de promoción sobre productos de exportación mexicana y un programa de Promoción de Inversiones que se denominó Demeter, entre otros.
Durante algún tiempo, el Programa de Desarrollo de Proveedores estuvo vigente y fue utilizado por el IMCE y, después, por BANCOMEXT como programa modelo; sin embargo, este programa se fue degenerando pues hubo grandes distorsiones y una enorme degradación en su instrumentación ya que, la parte sustantiva del mismo se prostituyó y se constriñó a la celebración de una exposición (un show).
La inauguración del evento por parte del Presidente en turno con gran parafernalia, muchísimas edecanes y enorme profusión de fotografías, pero sin grandes resultados, pues no había un trabajo técnico que lo soportara adecuadamente debido a que, gran parte de los funcionarios que quedaron a cargo del mismo eran improvisados burócratas habilitados como expertos en comercio internacional, mayormente recomendados(as) del Director General en turno y de sus amigos, sin conocimiento real de su operación y del comercio exterior mexicano. Este programa también fue adoptado por NAFIN, igualmente, con mediocres resultados.
También estuve encargado de diseñar la estrategia para implementar el Convenio Comercial que firmaríamos con España con motivo de la reanudación de relaciones diplomáticas entre ambos países, así como preparar la información para la visita del Presidente José López Portillo a España.
Esto motivó que, en 1977, con la reanudación de relaciones diplomáticas México-España, fui designado Consejero Comercial Adjunto de la Embajada de México en Madrid.
Esta se convirtió en una etapa extraordinaria de mi carrera profesional, después de 38 años de no haber relaciones oficiales entre ambos países, la actividad que tuve la oportunidad de desarrollar estuvo llena de éxitos y satisfacciones, debido al ambiente tan propicio que especialmente hubo entre México y España en ese momento, pues eran dos pueblos que durante más de 500 años habían mantenido una relación que no tiene parangón en la historia de la humanidad, y que crearon la mezcla más grande de españoles y americanos que existe en la actualidad.
El origen de esta relación tiene como base la enorme emigración que muchos españoles realizaron, dejando atrás a su Patria y que vinieron a México en busca de oportunidades, trayendo consigo un cargamento de ilusiones, inquietudes y temores a lo desconocido.
En esos cinco siglos, mexicanos y españoles habían compartido una historia, una lengua, una cultura, así como ricas y ancestrales tradiciones. Por eso, para los mexicanos, los españoles tienen un lugar muy especial entre las múltiples nacionalidades que se establecieron en nuestro territorio y, en la actualidad, nuestra convivencia es el reflejo de los lazos ancestrales que nos unen con la “Madre Patria”, lo que nos ha permitido desarrollar toda serie de actividades basadas en la extraordinaria amistad, comprensión y comunión de intereses generadas a través de los años.
Posteriormente, en 1980, fui designado Jefe de la Oficina Comercial de México para Cataluña y la Comunidad Valenciana, con sede en Barcelona y, como evento inicial de mi trabajo en la región, estuve encargado de preparar la participación de nuestro país a través del Pabellón de México en la Feria Internacional de Muestras de Barcelona, a celebrarse en junio de ese año.
Enorme orgullo y satisfacción tenía yo al estar al frente de esa Oficina y de participar en la FIB’80, porque era una etapa de reencuentro entre México y España, pero, sobre todo, por las inmensas oportunidades que se abrían para nuestro país al que, los empresarios españoles y del resto de Europa, veían con un enorme potencial de desarrollo.
Numerosas personalidades visitaron el Pabellón de México, debiendo destacar de una manera muy especial, al Vicepresidente del Gobierno para Asuntos de la Defensa de España, General Manuel Gutiérrez Mellado, al que fue un gusto enorme atender por su afabilidad, así como su conocimiento e interés en nuestro país. En la fotografía que incluyo a continuación, aparezco dándole la bienvenida al Pabellón de México en la FIB’80.
En nuestra conversación, adicional a hablarle de México como un socio comercial de primera y las bondades que ofrecía para la inversión, le comenté que ya había tenido el gusto de conocerlo en la Embajada de México en Madrid, durante la visita que realizó a España el General de División Félix Galván López, Secretario de la Defensa Nacional de México y de su secretario particular, el Coronel Javier del Real Magallanes, en la ceremonia en la cual, el Vicepresidente del Gobierno le había impuesto una condecoración.
La plática fue tan agradable que también hablamos de los antecedentes militares de mi familia, señalando que mi abuelo, el General de División Arnulfo R. Gómez, en 1925, había realizado un viaje de estudios a España y al resto de Europa, mismo que incluyó a las principales academias e instalaciones militares del reino, así como las fortificaciones del Protectorado Español de Marruecos, lo que había servido para que mi abuelo, en 1926, publicara el libro Estudios Militares, que es un tratado exhaustivo de la milicia en el que resumió todos aquellos elementos con los que contaban los ejércitos más modernos de la época, a fin de que el Ejército Mexicano pudiera tomar experiencias que marcaran un derrotero posible para su engrandecimiento, buscando con estos estudios las relaciones prácticas de aplicación para nuestro medio militar, por innovaciones fáciles de implantar o la oportunidad de ampliar ciertos conocimientos de carácter profesional, a fin de fortalecer al Instituto Armado.
Sus comentarios sobre este hecho fueron muy agradables señalando que resultaba muy gratificante saber que se había escogido a las instituciones militares españolas para ser estudiadas, así como que, de alguna manera, el Ejército Español hubiera servido de modelo para introducir algunas mejoras en el Ejército Nacional Mexicano.
La plática fue verdaderamente agradable y extensa, señalándole que el General Gómez había gozado de una atención extraordinaria en su estancia en España, que había sido generosamente acogido por la élite militar, política y cultural del país y que, inclusive, había establecido una relación muy cordial con el General Miguel Primo de Rivera, presidente del Directorio Militar, así como con Su Alteza Real, Alfonso XIII, quien le dedicó una foto a mi abuelo.
En relación con fecha que señalé al principio de esta nota, me permito comentar que, de acuerdo con el diario El País, el pasado 23 de febrero se cumplen 40 años del intento de Golpe de Estado que sufrió España en 1981, y con el cual terminó la transición y empezó la democracia encabezada por tres hombres: Adolfo Suárez, Presidente del Gobierno; Santiago Carrillo, Secretario General del Partido Comunista Español; y el General Manuel Gutiérrez Mellado, Vicepresidente de Gobierno, quienes mientras los golpistas irrumpían en el Congreso Español, ordenando a tiros que los parlamentarios se tirasen al suelo y todo el mundo se refugiaba de las balas bajo los escaños, estos tres hombres se negaron a obedecer, inclusive, el General Manuel Gutiérrez Mellado enfrentó a los golpistas para contenerlos, de una manera muy valiente, como lo muestra la fotografía que incluyo a continuación.
Ya para despedirse, al General Gutiérrez Mellado le comenté que mis lazos con España eran enormes y llenos de amor y cariño pues, Maribel, mi esposa (muy guapa, por cierto) era hija de asturianos y que mi suegro había sido uno de los españoles más célebres en México en los años 30, lo que le llamó la atención preguntándome ¿cuál es su nombre y por qué había sido muy célebre?
Al respecto, le remarqué que mi suegro, Benjamín Alonso Canga, tal vez fue el español más celebre en México pues, en 1935, había llegado a nuestro país contratado por el Club de Fútbol Asturias para jugar como defensa central del equipo y su desempeño fue tan sobresaliente que, en el año 1937, ya jugando para el Equipo Atlante, fue el primer extranjero que formó parte de la Selección Nacional de Fútbol de México, lo que le pareció un hecho verdaderamente extraordinario que él desconocía y que, seguramente, era desconocido para muchos españoles por lo que habría necesidad de ubicarlo adecuadamente en la historia de las relaciones México-España.
Sobre el particular, le comenté que, en el Museo de Indianos de Colombres, Principado de Asturias, había una sala en la que se hace referencia a todos aquellos asturianos que habían destacado con su presencia en México y que, en el aspecto deportivo, había una foto en la que se hacía referencia a mi suegro, Don Benjamín Alonso Canga.
Espero que estas anécdotas les hayan resultado de interés y, para no dejar a un lado al comercio exterior del que normalmente escribo, anexo les remito un resumen de las actividades que realicé en relación con España y con Europa como, un funcionario muy productivo de la administración pública mexicana, encargado de la promoción comercial de México en el subcontinente europeo bajo mí jurisdicción, a pesar de los numerosos recomendados que casi siempre impusieron en la plantilla del personal que me tocó sufrir en las diversas unidades que dirigí.
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