“Esta llave ya no tiene puerta (o algo por el estilo)”: “Insólitas entradas”

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“Esta llave ya no tiene puerta…” toma como punto de partida una fotografía de La Jornada, donde se hace alusión a un desalojo de 300 familias en cierta zona de la ciudad de México.

Ciudad de México.- Bruno Ruiz llama a su pieza escénica Esta llave ya no tiene puerta (o algo por el estilo) con el firme propósito de mostrar en carne viva una de las heridas más graves que vive nuestra ciudad y país. La “puerta” del título puede simbolizar salida, escapatoria, refugio y cuando la “llave” no se puede encontrar, estamos en medio de una bruma capaz de hacer invisible al otro, hasta a uno mismo.

Casa Actum custodia “esta llave…” y, sin duda, merece ser visto como uno de los trabajos escénicos más interesantes de lo que va del año al yuxtaponer estilos y formatos, romper con una clásica estructura narrativa y empujar a los performers (no actores, no intérpretes) al límite de su sensorialidad. Esto envuelve al público en una experiencia donde se exige de él su vivencia para llegar a un irremediable estado de empatía y conexión con la anécdota.

“Esta llave ya no tiene puerta…” toma como punto de partida una fotografía de La Jornada, donde se hace alusión a un desalojo de 300 familias en cierta zona de la ciudad de México. Ruiz crea el espectáculo para hablar de ese espacio que llamamos “hogar”: ciudad, casa y cuerpo.

En términos estrictos, el director quiere inscribirse en un teatro posdramático, donde el espectador no se puede instalar en la lejanía del hecho escénico; este tipo de experiencias buscan incendiar la reacción del que ve, para participar de una manera comprometida con el viaje de la mente y los sentidos. Quien es visto no representa un papel, ni mucho menos simula ser alguien más; su sola presencia y carga vital bastan cuando encara al otro.

Bruno Ruiz recibe al público en la entrada de Casa Actum y trata de darle pistas de lo que va a ver. Es sigiloso con sus palabras porque la lógica racional es insuficiente para explicar y compartir; después de la bienvenida (en forma de un mapa de vuelo) se inicia un recorrido por todos los cuartos donde se explota la simultaneidad, dramaturgia visual y corporalidad.

El “hogar” se simboliza con signos cargados de múltiples lecturas; ninguna es correcta o incorrecta; todas son legítimas desde la experiencia de vida que cada uno ha sabido sobrellevar con el paso del tiempo. En primera instancia, se podría escudriñar en el terreno fangoso de lo político, sin embargo, “Esta llave ya no tiene puerta (o algo por el estilo)” se instala en lo privado para hablar de la automatización de nuestros sentimientos o, peor aún, de la indiferencia por el “otro”.

El origen necesariamente se revisa para saber en dónde estamos heridos y quién nos puede rescatar (si existe un salvador). Nunca se plantea una redención sino múltiples preguntas que esperan ser contestadas aunque, por momentos, al ser tan dolorosas, se guarden en un cajón. Ruiz trata de lograr una conmoción a largo plazo donde con el sólo hecho de evocar las imágenes del espectáculo se intente seguir en una búsqueda.

El “hogar” se encuentra amenazado por fantasmas que quieren rompernos. Con esta evidencia de nuestra fragilidad, se pueden descubrir las trampas en el lenguaje, el trabajo, el amor y la vida interior: la asfixia se vuelve normal mientras que las “puertas” poco a poco se cierran.

Ruiz hace un llamado ante la indiferencia. “Esta llave ya no tiene puerta (o algo pro el estilo)” hace un statement sobre la ausencia sin caer en discursos odiosos que ya no pueden ser escuchados; es un canto al esfuerzo y al trabajo para reconstruir nuestro “hogar”; rompe la corrección política de las buenas (¿perversas?) conciencias que toman las decisiones de la colectividad.

Dentro del grupo de performers obtiene un apartado especial la presencia de Priscila Imaz, quien me conmovió por la honestidad de su trabajo. Bruno Ruiz es un director contundente en su búsqueda por ampliar los límites de la experiencia escénica y comprometido por remediar esta tragedia social que somos incapaces de ver; esto hace de Esta llave ya no tiene puerta (o algo por el estilo) un espectáculo invaluable.

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“Esta llave ya no tiene puerta (o algo por el estilo)”

Casa Actum (Héroes del 47 No. 9, Coyoacán D.F.)

Sábados 9:00 p.m.

Hasta el 4 de julio

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