No todo lo que se hace en Broadway es increíble (¿y si nos ponemos a escribir nuestros propios musicales?).
Ciudad de México.- La mayor sombra de First Date es una historia insulsa e insuficiente. Con el formato de musical, se cuenta la historia de un hombre y una mujer que tienen una cita a ciegas; la cena está repleta de motivos, encarnados en diferentes personajes dentro de la cabeza de cada uno de los comensales, para aferrarse a una relación superficial y efímera. Los protagonistas, al congelar la acción, deliberan con estos “fantasmas” personales el curso de la cita.
La anécdota la hemos visto millones de veces en telenovelas, películas y obras de teatro sólo que en esta ocasión de forma reduccionista. Todos los personajes son unidimensionales y, por momentos, no generan algún tipo de empatía. La resolución del conflicto está armada para preparar momentos melodramáticos a la menor provocación sin vínculo claro con la premisa.
Hay ciertas referencias en la adaptación que sólo tienen sentido para el público de Broadway (que es donde nació). No dejo de reconocer ciertos episodios simpáticos por lo reconocible de la situación en la cotidianidad, sin embargo, la unidad se pierde y no percibí una clara dirección del espectáculo. En Broadway este trabajo no lo logró salvar ni el talento extraordinario de sus protagonistas, Zachary Levi y Krysta Rodríguez, y ni sus esbozos de hablar del amor en tiempos posmodernos.
El montaje hace más grande estas carencias cuando se decide hacer en un espacio enorme que aleja al espectador de la acción escénica. Si a todas luces la anécdota da la sensación de intimidad, la idea de amplificar se vuelve un estorbo. La escenografía que trata de llenar ese espacio inmenso vuelve a los actores pequeños e intercambiables por cualquier elemento de producción.
Yo estaba en las primeras filas del espectáculo (no pasaba de la cuarta) y me parecía estar en la última. El planteamiento escenográfico que trata de recrear un restaurant de tres pisos hacía más complicada la conexión con la obra porque visualmente es muy difícil de seguir: hay una carencia de puntos focales y saturación de distractores.
Los musicales tienen sentido cuando las canciones y la historia trabajan en sintonía a favor de la anécdota. Es más, he visto casos donde, a pesar de un débil planteamiento dramático, si se tienen canciones brillantes se puede medianamente salvar el show. First date no logra afianzar al conflicto además de no tener ninguna canción entrañable.
Hay serios problemas en el ritmo que se hacen más evidentes por trazos escénicos innecesarios para darle peso al enorme aparato escénico. La dirección parece no tener oficio en hacer musicales y los actores no están emparejados en el tono. Gloria Aura, la protagonista de la obra, hace su mejor esfuerzo por sacar chispas a un personaje sombrío; después de su participación en Los Locos Addams la veo como una “estrella” del género, sin embargo, en este proyecto está navegando contra corriente.
Mark Tacher, el galán de la cita, tiene carisma pero no tiene el entrenamiento para hacer musicales. Fernanda Borches se defiende con una sólida técnica pero después de tres montajes seguidos con su acento argentino me empiezo a preguntar si es conveniente mantenerlo. Para María José Brunet y Mario Sepúlveda este proyecto es otro ejemplo de su experiencia y profesionalismo para sacar a flote el barco (¡es hora de darle un protagónico a estos dos!).
El único actor que tiene los pocos momentos divertidos y brillantes de First Date se llama Gerardo González. Su trabajo es a prueba de balas y se le nota un colmillo enorme en el escenario (como para lidiar con un texto tan escaso). Aplaudo su interpretación como el mesero porque él es el único que tiene la energía necesaria y la proyección escénica de un musical. Si First date merece ser visto es por su participación y conexión con el público.
Hay serios problemas de audio y de iluminación; se debe en gran medida al descuido en el mantenimiento del Centro Cultural Teatro 2. Desde que OCESA lo dejó de operar el espacio está venido a menos: sucio, con los baños hechos un desastre y la sala cayéndose a cachos. Tal vez todo esto le esté pegando al elenco porque la energía está desmayada.
Ojalá First date pueda recomponerse en el camino (lo que se pueda) y conectar con la audiencia. No obstante, aquí hay dos grandes temas sobre la mesa: 1) si el musical es el género más rentable en México ¿qué tanta infraestructura tenemos para trabajar sin la supervisión extranjera de una franquicia?; 2) no todo lo que se hace en Broadway es increíble (¿y si nos ponemos a escribir nuestros propios musicales?).
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First date
De: Alan Zachary, Austin Winsberg y Michael Wiener
Dirección: Sebastián Sánchez Amunátegui
Centro Cultural Teatro 2 (Avenida Chapultepec y Avenida Cuauhtémoc, delegación Cuauhtémoc)
Viernes 19:30 y 21: 30 hrs., sábados 19:00 y 21:00 hrs., domingos 18:00 hrs.