Freno económico en México

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No cabe duda que todos quisiéramos ver una economía boyante, después de tantos años de anquilosamiento, nos merecemos una época dorada de expansión; desafortunadamente, no será este año ni el siguiente cuando este deseo tan anhelado se materialice.

Algunos de los indicadores que dan cuenta de lo anterior son los siguientes. De acuerdo con el INEGI, el Indicador Global de Actividad Económica (IGAE) registró en febrero una variación anual de 1.1%, por encima del consenso que anticipaba un crecimiento económico de 1.0%, aunque inferior al 1.3% observado un mes antes.

Mensualmente, el registro muestra una expansión de 0.2%, sumando dos meses con variaciones positivas, lo que llama poderosamente la atención ya que es en estos dos primeros meses del año cuando se presentaron las afectaciones a las cadenas de suministro derivadas del desabasto de gasolina, la paralización de las vías férreas en Michoacán y las huelgas en Matamoros que ocasionaron el cierre de varias empresas maquiladoras.

Analizando los distintos componentes del IGAE, se puede observar que el sector primario logró un avance importante de 9.2%, lo que representa la mayor expansión de este sector en 25 meses, mientras que la producción industrial se contrajo 0.8% y las manufacturas matizaron su ritmo de expansión al pasar de 1.3% en enero a 1.1% en el segundo mes del año. Finalmente, el sector servicios creció 1.7%, menos que el 2% registrado en el mes de enero.

Ajustado por estacionalidad, los tres sectores presentaron una variación positiva, aunque hay que destacar que el sector industrial hiló su cuarta contracción consecutiva, los servicios se encuentran en franca desaceleración y las manufacturas se han moderado.

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Fotografía: Feednoticias.

Aunque el desempeño económico ha sido mejor al esperado, sobre todo a la luz de las afectaciones en las distintas cadenas de suministro, habrá que decir que todo apunta a que el PIB de 2019 crecerá por debajo de 2%, esto es por debajo del promedio de 2.3% registrado en los últimos treinta años, lo que es una muy mala noticia toda vez que en 2020 la economía mexicana crecerá, en el mejor de los casos, 2%.

Pero el crecer no es un objetivo por sí mismo, lo verdaderamente relevante es que este crecimiento se vea reflejado en mayores niveles de empleo y en mejores salarios, lo que derivaría en un mayor consumo y nuevamente en una mayor producción, creándose de esta forma un círculo virtuoso.

Esta misma lógica funciona en caso contrario, es decir, una menor actividad económica se ve reflejada en una menor generación de empleos. En este sentido, el mismo Instituto Nacional de Estadística y Geografía anunció recientemente que en marzo del presente año la tasa de desocupación se ubicó en 3.6% como proporción de la Población Económicamente Activa.

La tasa de desempleo registrada en marzo es la mayor desde diciembre de 2016, y si bien es cierto se encuentra aún por debajo de los niveles registrados después de que estalló la crisis hipotecaria en Estados Unidos (en 2009 y 2010 el desempleo se ubicó cerca de 5.5%) lo importante es destacar que la tendencia apunta hacia una menor generación de empleos.

Un elemento que podría coadyuvar a una mayor actividad económica es el recorte a las tasas de interés de política, lo que sólo podría presentarse en el escenario de una inflación baja. Desafortunadamente, en el terreno de los precios las noticias tampoco han sido muy alentadoras.

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Imagen: Shutterstock.

En la primera quincena de abril, la inflación general registró una variación de -0.03% mientras que el consenso anticipaba una deflación más profunda del orden de -0.18%, al mismo tiempo que la inflación subyacente aumentó 0.40% contra un estimado por el mercado de solo 0.19%.

Con estos datos, la inflación general en términos anuales pasó de 4.00% al cierre de marzo a 4.38%, mientras que la subyacente lo hizo de 3.55% a 3.94% en el mismo lapso. Ambos datos son altamente perjudiciales toda vez que la inflación general rompió el límite superior del objetivo del Banco Central, mientras que la subyacente se ubica en un nivel no visto desde la primera quincena de marzo de 2018, escenario que podría retrasar o cancelar la posibilidad de que el Banco de México recorte las tasas de interés en este 2019.

Es decir, el contexto doméstico claramente se ha venido complicando, con la mala fortuna que el entorno externo igualmente se ha deteriorado. La incertidumbre relacionada con el Brexit, la posición de Estados Unidos frente al fenómeno migratorio que amenaza con cerrar la frontera norte ‒lo que de hecho, ya está sucediendo de manera parcial con un alto costo para el comercio entre los dos países‒, son diques que frenarán aún más la actividad económica del país.

De acuerdo con la encuesta más reciente de Citibanamex, el PIB esperado para este 2019 es de 1.5% mientras que para 2020 se ubica en 1.8%. Esperemos ver medidas que dinamicen el gasto del sector público e incentiven la inversión de la iniciativa privada, de lo contrario mantendremos esta dinámica de parálisis económica.

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