Estando en Israel encontré este letrero colgado en los postes de Tel Aviv, pero sobre todo de Jerusalén.
Al preguntarles a algunos judíos su opinión sobre el anuncio de “God Bless Trump”, decían que si bien creen que los trámites serán más fáciles, esto en realidad no cambia nada, al contrario, ha generado descontento entre la población de Israel con independencia de cuál sea su religión. Muchos opinan que Trump sólo lo hizo para agitar el avispero y eso les preocupa. No obstante, charlando con palestinos las cosas fueron diferentes, pues ellos sí creen que es una afrenta y aunque a la mayoría no le importa la decisión, sin embargo, tanto palestinos como jordanos creen que se trata de darles motivos a los grupos radicales y en caso de que algo sucediera todos perderían.
Un lugar en donde conviven en relativa armonía las tres religiones más importantes del mundo, idealmente no debe ser el centro del odio, sino todo lo contrario, debiera ser el centro de encuentro religioso y cultural del mundo y patrimonio de toda la humanidad como un monumento a la tolerancia.
En la ignorancia de Trump está reflejada precisamente su intolerancia y despotismo hacia valores humanos ganados con el esfuerzo de muchas generaciones. El hecho de ser un infame y actuar de manera tan aberrante, le está haciendo perder el respeto incluso de aquellos que votaron por él. Nunca un presidente de Estados Unidos de Norteamérica había tenido una popularidad tan baja, o visto de otra manera, un rechazo tan alto.
El pueblo norteamericano no es Trump ni sus políticas, y el profundo desagrado que muchos sentimos por él, no refleja enemistad con el pueblo de Estados Unidos, más bien refleja preocupación de dejar el mundo en manos de países como Corea del Norte u otros.
Para quienes son creyentes de cualquier religión seguramente queda claro que Dios no bendice la estupidez.
Los votantes de Estados Unidos poco supieron leer que Trump actúa sobre intereses personales a futuro para hacer crecer sus letras doradas, sin importar historia, diplomacia, ni respeto por su país.
Arturo, coincido plenamente! Un saludo
¡Estupenda columna, querido Fernando! Un abrazo, Peter
Gracias Peter, un abrazo!