Después de más de seis años de una crisis económica y financiera global no vista en casi 100 años, las noticias de este inicio de año resultan ampliamente promisorias. Tanto el Banco Mundial (BM), como el Fondo Monetario Internacional (FMI) han coincidido en que 2014 será un año en el que se acelerará el crecimiento global y que puede ser el inicio una larga y sostenida recuperación económica. Sin embargo, tales buenos augurios no dejan de tener un pequeño pero serio tinte oscuro, tal como lo ha señalado Christine Lagarde, Directora Gerente del FMI, por el riesgo de entrar en una deflación, ante las bajas tasas de inflación experimentadas en ciertos países. De igual manera de la necesidad de fortalecer las políticas que hagan sostenible el crecimiento económico, en un ambiente de cooperación internacional.
De acuerdo a Jim Yong Kim, Presidente del BM, la fortaleza económica de Estados Unidos (USA), Japón y la Zona Euro (ZE) deberá actuar como un reforzamiento para los países en desarrollo, por lo que la economía global, en su conjunto, entrará en un crecimiento acelerado en 2014 (Danielle Kurtzleben, January 15, 2014, U.S. News). En tanto en los años pasados el crecimiento económico de los países en desarrollo, incluida China, evitó relativamente que la economía global entrara en un colapso total, ahora la recuperación de las economías más ricas, se estima, ayudará a que los países emergentes recuperen su paso de crecimiento, acelerando la economía mundial.
Según el BM, de acuerdo a un reporte dado a conocer el pasado martes, se espera que el crecimiento global se acelere de una tasa de 2.4%, en 2013, a 3.2%, en 2014. Los países más ricos se estima pasarán de 1.3% de crecimiento a 2.2%. Mientras, los países en desarrollo tendrán un crecimiento en su Producto Interno Bruto (PIB) de 4.8% a 5.3%. Con base en porcentajes, para los países más ricos se estima un incremento en el crecimiento de cerca del 70% y para los países en desarrollo de alrededor del 11%. Por lo que el aceleramiento en el crecimiento global se ha pronosticado en casi 35%.
Tales tasas crecimiento, altas en sí, marcan un cambio radical en la tendencia económica global y un punto de inflexión en la relación estructural de los países ricos y los países en desarrollo. En primer lugar, la economía mundial se espera entre no sólo en una franca recuperación, sino también en una aceleramiento, alentado por la dinámica productiva de los países ricos, léase USA, ZE y Japón. En segundo lugar, la ZE se piensa entrará en un periodo de crecimiento y recuperación, tal como el crecimiento del último trimestre de España lo enuncia. Hecho, este último, que es altamente positivo por los enormes sacrificios sociales que ha asumido la población, como también ha acontecido en Grecia, Portugal e Irlanda, entre otras economías de la ZE.
En tercer lugar, y más significativo, los países ricos comienzan a ser los motores de la economía global, en tanto la recuperación de los países en desarrollo sigue relativamente rezagada, en relación a las tasas de crecimiento observadas a mitad del decenio pasado. Al respecto, considérese que la economía americana, se pronostica, pasará de crecer 1.8% a 2.8%, en 2014, una aceleración de alrededor de 50%. A lo que se agrega una mayor tasa de crecimiento para India y ningún cambio en el crecimiento, 7.7%, de China. Las tasas de crecimiento estimadas se consideran se mantendrán para 2015 y 2016, por lo que el empleo y la producción crecerá sostenidamente. Obviamente, el aceleramiento económico global previsto se da aún dentro de un proceso de inyección de liquidez por parte de USA, cuyo retiro se acelerará en los próximos meses.
Sin duda, las buenas nuevas del BM son promisorias y alentadoras para emprender y fortalecer cambios estructurales con políticas que prevengan la inestabilidad financiera y consoliden una nueva estructura productiva global, con más equidad y sostenibilidad. Temas, estos últimos, que están ya en la agenda política de USA, en el marco de una recuperación económica, de empleo y de saneamiento de su comercio exterior sin precedentes en los pasados cuatro lustros.
Las optimistas previsiones del BM fueron acompañadas, en el mismo tenor, con las declaraciones de Christine Lagarde, Directora Gerente del FMI, hechas en el National Press Club, en Washington DC (FMI, January 15, 2014). Reconociendo que 2014 es el séptimo año desde que se inició la crisis financiera internacional y que se celebran el inicio de la Primera Guerra Mundial; el 70º aniversario de la Conferencia de Breton Woods, que dio origen al BM y el FMI; además de los 25 años de la caída del Muro de Berlín, la Sra. Lagarde dijo que hay un “optimismo en el aire”, aunque la crisis aún tomará un tiempo, por lo que 2014 tiene un horizonte económicamente brillante.
Sin caer en falsas ilusiones, reconoció que el futuro económico requiere de un esfuerzo sostenido y sustancial, coordinación y de adecuadas políticas nacionales e internacionales. De manera más sustantiva del posicionamiento del BM, la Directora gerente del FMI enfatizó los riesgos que enfrenta la economía mundial, como el crecimiento global debajo de su tasa potencial, estimada en 4%; el desempleo; el riesgo de la reversión de los flujos de capital de los países en desarrollo hacia los países ricos; la inequidad; pero sobre todo el riesgo de la deflación. Esto en virtud de que en varios países la tasa de inflación es sustancialmente inferior a la considerada como meta por los bancos centrales.
De acuerdo a lo anterior, la Sra. Lagarde dijo que “si la inflación es el genio (de la lámpara), entonces la deflación es el ogro que debe ser combatido decididamente”, que podría, se entiende, llevar a ciertas economía a una depresión económica, con las consecuencias adversas para el crecimiento y el empleo global. Hecho que aconteció, como es sabido, por casi 20 años a la economía japonesa, hasta la puesta en marcha de la “Abenomics” (denominación de la política económica del Primer Ministro Abe), que ha alentado la inflación, para alentar el consumo interno en contraposición a los afanes de ahorrar y posponer el consumo presente por parte de la ciudadanía.
La agenda política prevista por el FMI, dijo la Directora Gerente, parte así de la necesidad de lograr un crecimiento sostenible y de empleo remunerativo, para lograr una mejor posición económica para todos. “El camino ha sido ciertamente difícil, y continua ser difícil”, pero la “dificultad es la excusa que la historia nunca acepta”, remarcó. Como conclusión general enfatizó la necesidad de asumir un espíritu de cooperación y de solidaridad global, en un mundo en el que todos estamos interconectados, por lo que simplemente no hay alternativa.
En este contexto, Christine Lagarde declaró en USA que esperaba que el Congreso americano aprobara una transferencia de dinero al FMI para que este organismo financiero internacional pueda responder más ágilmente a la crisis internacional. Enfatizó que estaba desilusionada por que en la propuesta de presupuesto de $1.1 billones de dólares no se incluyó la trasferencia de recursos al FMI, correspondiente a la cuota pendiente de aportar por parte de USA, desde la Reunión de los 20, celebrada en México, en 2012.
Una cuenta de fondeo del Senado incluyó la cuota del FMI, pero la cuenta aprobada por una Comisión de la Cámara de Deputados rechazó la solicitud de la administración del Presidente Obama (Donna Leinwand Leger, USA TODAY, 15 de enero, 2014). Esta situación, se dice, ha debilitado la posición de USA en el seno del FMI, que ha buscado aumentar las cuotas y cambiar el sistema de su gobernanza, para dar cabida a países emergentes, así como dentro de otros organismos internacionales. Máxime que, desde 2010, el Congreso de USA no ha aceptado las propuestas de cambios del FMI.
La escasa solidaridad de USA ante la crisis financiera internacional ha sido evidente, situación que contrasta con la actitud de otros países; como México que no sólo amplio su cota financiera con el FMI, sino que también le facilitó un préstamo de diez mil millones de dólares, para sorpresa de legos y empecinados nacionalistas. Por lo que el retiro de la inyección de liquidez por parte de USA es muy posible que se realice totalmente sin considerar su impacto económico internacional. De esta manera, la salida de capitales de los países emergentes y el aumento de las tasas de interés pueden terminar por anular las buenas nuevas que el BM y el FMI internacional han comunicado oficialmente al mundo.
Esperemos que ello no sea así. En todo caso, México debe estar preparado para el aceleramiento económico mundial, pero también para enfrentar en el corto plazo un aumento en la tasa de interés, a partir de políticas financieras y económicas que descansen en el potencial del país, pero también en la pertinencia de su realización.
Los logros económicos de USA deberían alentar a que las políticas nacionales aprovechen el “American moment”, para ser realidad el ansiado y pregonado “Mexican moment”. En la economía no basta pretender, sino es indispensable ser. Esperemos que para tal fin pronto se anuncie coherentemente la reforma económica que tanto tiempo ha estado esperando México.