Las nóminas populistas: su impacto electoral

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Seguramente nuestros dirigentes políticos siguen con escalofriante frialdad parte esencial de la filosofía del positivismo de Auguste Comte, quien refiere la necesidad de la existencia de una clase obrera con carencias económicas para salvaguardar el bienestar del Estado y su oligarquía. No cabe duda que la estructura política nacional sigue inmersa en la herencia positivista que se instauró tras la Guerra de Reforma.

En el Estado de México se ha tenido a “buen gesto”, integrar a dirigentes indígenas a la nómina de funcionarios estatales. El Consejo Estatal para el Desarrollo Integral de los Pueblos Indígenas (CEDIPIEM), órgano encargado de atender las necesidades de las 5 etnias que habitan la entidad (Otomí, Mazahua, Tlahuica, Nahua y Matlazinca), autorizó sumar a los dirigentes indígenas a su nómina.

¡Pero no debiese pensar mal! Como esto sucedió en el mes de octubre del año pasado (2016), bien podría tratarse de una ayuda desinteresada sin fines de oportunismo electoral, ya que los jefes indígenas fueron contratados en dicho mes, pese a que en ese momento se estaba dando inicio al proceso electoral. Es decir, nada que ver con algo similar a prever un colchoncito de nuevos votantes para las próximas elecciones del 4 de junio.

¡Eso sí! Los indígenas fueron contratados bajo el creativo esquema laboral del empleado temporal (mientras nos alcance) o, mejor dicho, son empleados que bien pueden ya no serlo. Abraham Monroy Esquivel, vocero ejecutivo del CEDIPIEM argumentó que la ayuda para los jefes indígenas será brindada en tanto las arcas estatales cuenten con la disponibilidad presupuestal.

El monto mensual de la ayuda económica para los indígenas de la entidad varía según su jerarquía dentro del grupo. Los pagos se dividen en tres montos, siendo el más alto para el vocal representante indígena ante la Junta de Gobierno, el cual equivale a 11 mil 102 pesos; a los jefes supremos les corresponde el pago por la cantidad de 4 mil 440 pesos, mientras que para los ciudadanos indígenas el pago corresponde a la cantidad de 2 mil 220 pesos.

Es indignante la manera en que se ha cosificado el voto indígena; siguen con la tradición del sistema de cooptación que mantiene reclusos a los ciudadanos de las clases sociales más susceptibles del país.

Y por qué no mejor resolver de raíz los problemas y la falta de bienestar y progreso de nuestras comunidades indígenas al igual que las del resto de las clases sociales de México. Todos ellos reclusos en su desprotección y ausencia de herramientas del conocimiento para salir adelante: educación, cultura, trabajo digno, seguridad social, integración pronta y concentrada al resto de los ciudadanos en escuelas y profesiones, etc.

La creatividad política en México para aprisionar en el supuesto “apoyo” al ciudadano carente, es inaudita.

Comparte conmigo la descripción de todos aquellos apoyos populistas que aprisionan a México. Me harías un gran favor.

Con mi mejor deseo de que tengas un buen fin de semana.

Samuel Podolsky

@sampodol

spodolsky@elsemanario.com

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