Mujeres, delirios y animales

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El arte y su creación, la investigación de cada uno de sus elementos para entender un proceso que implica a la razón y a las emociones, a los ideas y las formas lleva al artista a crear un estilo para manifestarse.

La obra de Liliana Mercenario Pomeroy es un mundo particular y sin embargo nos atañe y nos implica mientras observamos su obra. Nos lleva a distintos lugares y estados del espíritu en una fábula visual. Los animales han vivido la persecución y el exterminio, y por absurdo que sea, son sacrificados hasta cuando son admirados por su belleza. Si su valor es el de un objeto mágico como los cuernos de los rinocerontes, los asesinan, mutilan y dejan en el abandono sus restos como si esa magnífica presencia no importara.

Liliana Mercenario y Pomeroy pinta como una forma de rescate y de respeto; denuncia y enaltece a nuestros hermanos, reconoce nuestra natural similitud. En una habitación acuática, de tonos verdes y azules una mujer posa con sus cabellos flotantes y a su lado una hermosa mantarraya, con su nado flotante que parece vuelo, la sensual cadencia de su cuerpo dialoga con los cabellos de la mujer, son dos compañeras, juntas habitan ese hogar.

Un pavo que posa detrás de un muro en una composición similar a la del perro de Goya, una niña y un lobo que miran con los mismos ojos, dos niñas juegan y su perro negro las ve compartiendo su alegría, una intrépida mujer viaja en el lomo de un leopardo y carga a un pequeño perrito, dos lobos-perros de ojos fosforescentes escoltan a su amiga vestida de negro.

Esta relación que Liliana Mercenario establece con los animales y las mujeres, con su presencia permanente, no importa de qué raza o especie sean, si son domésticos o salvajes, para ella son sus amigos, sus semejantes, compañeros inseparables de sus sueños, del mundo que ella hace que exista con su pintura. Si pudiéramos vivir en un cuadro de Liliana jugaríamos con peces, montaríamos sedosos caballos y restableceríamos ese equilibrio que nos hace ser más humanos.

Las mujeres de la obra de Liliana son un autorretrato que evoluciona por estados cronológicos, anímicos y místicos. Sacerdotisas, hadas, vengadoras, brujas, hijas y tierra madre, son una biografía novelada, son la evolución de una mujer que es capaz de visualizar con arte su propia existencia. El análisis personal se expande a la pintura, el objeto de observación es la artista misma, su presencia en los diferentes mundos que construye y habita.

Si cabalga en un leopardo que salta volando, es ella con lentes de piloto, demostrando su valor ante la fantástica posibilidad del viaje, la confianza de que con un compañero así, con un gran felino está más segura que con cualquier ser humano para cruzar un territorio desconocido. Liliana se proyecta en estos personajes y nos deja conocer su intimidad, sus temores y amores, se reconcilia con capítulos de su historia, se asume portadora de misiones extraordinarias, y crea su propio código de ética con las leyes sagradas de la naturaleza.

Liliana Mercenario Pomeroy expone su obra, que incluye una inquietante y colección de grabados, en la galería del Centro Cultural Eje en Eje Central 425 colonia Narvarte. Esta muestra es parte de una colectiva curada por Tarsicio Padilla.

 

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