Los museos nacieron con vocación social. La creación del primer museo, con el modelo que aun existe, es una de las victorias de la Revolución Francesa y su decisión trascendental de acercar los tesoros del rey a los ciudadanos. Habilitando el palacio de las Tullerias como museo nació, como ejemplo del triunfo de la ilustración, el Museo de Louvre.
Recientemente la Universidad de Guadalajara, ha decidido dedicar por completo como museo al edificio de la Rectoría, una hermosa construcción de principio del siglo XX realizada en estilo Renacentista. El edificio ya albergaba en su primera planta el Museo de la Artes, pero gracias a las arduas gestiones de su directora Suny Ramirez y a la visión del Rector el Doctor Marco Antonio Cortés Guardado, ahora todas las áreas estarán abocadas a la exhibición de exposiciones de arte.
Esto, que evidentemente es una excelente decisión, no fue fácil de conseguir. Para algunos rectores y funcionarios, de las administraciones anteriores, era más importante que ellos tuvieran una oficina a la altura de su “investidura” que darle más espacio al arte. El cargo ocupaba más lugar que la persona y más lugar que el arte. Es obvio que una oficina puede instalarse en cualquier edificio, y en cambio, un museo si tiene requerimientos especiales.
Con un museo en ese edificio la arquitectura misma adquiere otra relevancia, no es lo mismo el valor social de un conjunto de oficinas que el de un espacio que alberga expresiones creativas, que aportan conocimiento y cultura a la Universidad.
Espero que la vocación del museo mantenga la mística de exponer obras de calidad, como la extraordinaria muestra de grabados de Sergio Garval de la que hablaré la próxima semana. Es una pandemia que abre un museo y lo toman los promotores de las cajas de cartón y los contenedores de basura, y dedican el espacio a “expresiones multidisciplinares” y vemos, como en la sala Siqueiros de la ciudad de México SAPS, orines en el piso regados con cerveza o videos fuera de foco con la cámara fija en un terreno baldío.
Sunny Ramírez ha manejado el museo con acierto y ética, creo que con este recinto Guadalajara verá exposiciones interesantes y propositivas, no modas y fenómenos de marketing. Los museos no son para los caprichos curatoriales de un grupo, ni para hacer alarde de sociedades oscuras con coleccionistas y galerías, un museo es uno de los medios más directos de hacer que la sociedad tenga acceso al arte y al conocimiento que este aporta.
Guadalajara tiene y ha tenido grandes artistas y hoy más que nunca es necesaria una pluralidad en la administración de los espacios museísticos, y que no suceda como en la UNAM que ya han oficializado la imposición de una sola corriente artística en sus cinco museos, expulsando de sus salas expresiones que no puedan ser manipuladas por un curador.
Felicito a la Universidad de Guadalajara por este museo y espero que la vocación por el arte verdadero sea la línea de pensamiento y trabajo que habite sus salas.