Hace aproximadamente un año vi un capítulo de una serie denominada Black Mirror, dicho capítulo se centraba en un período de la vida de una mujer llamada Lacie. La serie nos propone una idea escalofriante: los seres humanos pasamos de dominar las redes sociales a ser dominados por las redes sociales.
Así, toda nuestra actividad diaria es monitoreada, todos nos cuidamos de todos y todos nos calificamos a todos. Lacie, la protagonista de ese capítulo, es una mujer que desea aumentar su “puntaje social”, es decir, las calificaciones que recibe del resto del mundo. La idea planteada es que, entre mayor sea el “puntaje social”, mayores son los beneficios a los que puedes acceder en la vida real.
Así, para poder alquilar un departamento en “X” lugar, requerirías de “X” número de puntos, ya que si no habías alcanzado dicho puntaje, era imposible acceder a ciertas comodidades.
Entonces, la trama plantea un futuro en el que todos nos calificamos a todos, por lo que, el saludar o dejar de hacerlo, puede darte o quitarte puntos. Al final, Lacie vive en una sociedad mucho más superflua e hipócrita que cualquier sociedad actual, pues en esa sociedad futurista, el saludo o el no pasarte un rojo, respondía más a la intención de ganar puntos que a la pretensión de ser una buena persona o un buen ciudadano, según sea el caso.
Debo confesar que, al ver el capítulo, tuve sentimientos encontrados, de pronto cuando me metía en la trama, me sentía profundamente angustiado, por otra parte, al terminar de verlo pensé, qué ingenio el del escritor, qué humor tan negro al escribir. Concluí que la idea, aunque bien plantada, era absurda, pues creí que eso nunca podría suceder.
Para mi sorpresa, hace unas cuantas semanas, me enteré por la prensa que China ha iniciado ya un programa similar, en el que los ciudadanos chinos serán continuamente evaluados por el resto de los ciudadanos.
Este programa chino, ha sido denominado como “crédito social” y ha iniciado operaciones en diversas partes del país en mayo de 2018. Lo que está sucediendo no es menor, particularmente en un país con excesivos controles; el gobierno chino desde hace tiempo controla los medios tradicionales de comunicación, el sistema educativo, la burocracia e incluso hay fundadas sospechas que controla el mismo internet.
Rongcheng, en la provincia de Shandong, China, es una de las primeras ciudades en donde inició el programa. Inicialmente se les asignan mil puntos a todas las personas y a partir de este inicial puntaje el mismo irá decreciendo o aumentando en función del comportamiento público de los ciudadanos, es decir, “si se portan bien” recibirán puntos, pero si su desempeño es negativo, les serán restados puntos de su “crédito social”.
Cada actividad que realice un individuo incide en su puntuación, si se realizan servicios a la comunidad, comportamientos excepcionales o se reciben premios, se añaden puntos. En cambio, si se realizan conductas como pasarse un alto, retrasarse en un pago, fumar en zonas prohibidas, o publicar noticias falsas en línea, se restarán puntos.
El sistema está diseñado de tal forma que, como en el capítulo de Black Mirror, los ciudadanos se “autovigilen”. La diferencia, nada trivial por cierto, es que en el programa chino, no son los mismos ciudadanos quienes se califican entre sí, sino que es el gobierno el que da o resta puntos. Parece ser que, por ejemplo, el denunciar alguna conducta inapropiada de otras personas permite que al denunciante se le otorguen puntos a favor. La idea es que las autoridades locales provean de datos a las instancias regionales y éstas a su vez harán lo propio con las autoridades centrales.
Bajo este esquema de puntos las personas con puntajes bajos tendrán prohibido comprar boletos de avión o tren bala, o bien, se les restringirá el acceso a boletos en clase ejecutiva. Se prevé que otra consecuencia, por ejemplo, por difundir noticias falsas o contrarias al gobierno por medio de la Internet, tendría como consecuencia la prohibición para el ciudadano de acceso a la red o bien limitarle el ancho de banda, esto dependiendo del puntaje de su “crédito social”.
Vi el capítulo que comentas. Ya de por sí de terror, pero el programa que describes está de más terror. Gracias por informarnos. Un abrazo