T-MEC y la caja de Pandora

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En una medida que pudiera levantar al mismo Fidel Velázquez de su tumba, se abrió la caja de Pandora con la intención del gobierno norteamericano integrar cinco agregados laborales en México basándose en el texto de la legislación de implementación (HR5430) del T-MEC. De acuerdo a la versión pública del protocolo modificatorio del Tratado de Libre Comercio México, Estados Unidos y Canadá, el departamento de Comercio Norteamericano, confirma que se crearán paneles de vigilancia laboral en México para supervisar que no se incumpla con la libre asociación sindical, los contratos colectivos y los derechos de los trabajadores. Se busca que estos paneles sirvan para solucionar controversias entre nuestro país y sus dos socios comerciales del norte. Para sorpresa de los mexicanos, el Comité de Medidas y Medios de la Cámara Baja de Estados Unidos incluyó la figura de Agregados Laborales.

Pese a que el Subsecretario para América del Norte y negociador solitario en el último tramo del T-MEC, Jesús Seade considera la medida como unilateral e inofensiva y como parte de la Ley de Implementación, hoy los focos rojos se prenden y la embajada norteamericana en México prepara todo para la llegada de los cinco nuevos funcionarios que establecerían un mecanismo interno de monitoreo de la reforma laboral mexicana. Seade puntualiza que la labor de estos agregados laborales no está clara y que el que los americanos no hayan advertido de la medida a México expresa desconfianza. ¿No nos advirtieron o no se dieron cuenta el equipo negociador nacional y los 114 senadores mexicanos que votaron a favor de aprobar el tratado el pasado 18 de junio del 2019?

Pandora TMEC.
Imagen: Contrapunto.
Inspectores disfrazados

 Para México no queda claro las funciones de estos nuevos diplomáticos, pero Seade manifiesta que pudieran ser inspectores disfrazados y señala que la reforma laboral mexicana es mucho más avanzada que la norteamericana y que toda la negociación se consultó con expertos nacionales e internacionales. Pese a ello, dos ex embajadores mexicanos, Gerónimo Gutiérrez y Arturo Sarukhán, señalan en Twitter que está en duda la confianza del gobierno americano hacia el negociador Seade y que el hecho demuestra que fue un error dejarlo sólo en el último tramo de los acuerdos.  Sarukhán es contundente: Aquí hay de dos sopas: 1) USTR y la Casa Blanca efectivamente incluyeron lenguaje no aceptado/peloteado/discutido con #México, lo cual no me sorprendería dado cómo funciona esta Casa Blanca y el camino que gobMex les ha abierto cediendo; o 2) Seade que se fue solito las últimas semanas de la negociación no se dio cuenta /se enteró y el Senado mexicano se fue en banda aprobando lo negociado al vapor sin esperar a que el texto completo fuese remitido por la Casa Blanca al Congreso.

La batalla que viene…

¿Hasta dónde las regulaciones internas de Estados Unidos deberían haber sido consultadas?  Fracciones parlamentarias de la Oposición y del partido Acción Nacional exigen la comparecencia del subsecretario en el Congreso, e incluso el PRD califica la medida de “intromisión y consecuencia de demasiada complacencia del gobierno de AMLO hacia Estados Unidos”. Pese a que se sigue repitiendo que la medida es inofensiva no deja de haber reacciones de muy alto nivel. Ricardo Monreal, presidente de la Junta de Coordinación Política de nuestro Senado, no responde si se fueron en banda en la aprobación y sostiene –al igual que Jesús Seade– que la regulación no fue consultada y que México apelará a la Convención de Viena.

pandora
Imagen: Freepick.

El presidente Andrés Manuel López Obrador señaló en su conferencia prensa que la intención de enviar agregados norteamericanos cada seis meses para los asuntos laborales, fue una medida que surgió de manera clandestina pero que México es un país libre. Por su parte, el canciller Marcelo Ebrard fue contundente al señalar que nuestro país no va a aceptar más agregados que los ya existentes. Con una tradición poco honrosa en líderes sindicales que han defendido más sus negocios y relaciones políticas que los derechos de sus representados, cabe preguntarse, de no ganar México la discusión, ¿qué trapos sucios podrán ver dentro de la vida sindical mexicana estos agregados laborales norteamericanos?, ¿de qué van a servir estos personajes?, ¿podrán cambiar algo mediante más acuerdos desconocidos y firmados dentro del T-MEC?, ¿servirán sólo para sacar trapos sucios y utilizarlos como presión?

Al tiempo porque los sindicatos mexicanos, al igual que casi todos los del mundo, están llenos de secretos, negocios y componendas. Se abre la caja de Pandora y seguramente estos funcionarios, a quienes ya se les tiene oficina en la Embajada norteamericana en la Ciudad de México, no perderán el tiempo como otros funcionarios norteamericanos rezándole a la Virgen de Guadalupe.

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