Venezuela-Argentina, elecciones octubre 2017

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Cada vez me convenzo más que la política es como el fútbol, los políticos y los futbolistas viven en un globo, apartados del mundo que los ve mientras que a su vez dependen del público que los observa. El público es fanático y pase lo que pase el núcleo fuerte de los partidarios jamás cambiará su voto en la política o el equipo en el fútbol.

Este pensamiento o reflexión surge después de las elecciones de este fin de semana en Venezuela, y antes de las elecciones legislativas en Argentina, el próximo fin de semana.

¿Hasta cuanto el fraude en las elecciones puede afectar el resultado de las elecciones? Es muy difícil de determinar y tiendo a pensar que el fraude no influye en forma determinante los resultados de las elecciones. Igual que en el fútbol un arbitraje que favorezca a un equipo no determina el resultado.

Es decir, cuando el arbitraje es visiblemente favorable sin duda afecta los resultados y eso vimos en el Mundial de Fútbol 2014 efectuado en Brasil. En la medida en que la FIFA no ordenó terminar con el favoritismo, Brasil ganaba injustamente sus partidos (también en política pueden darse casos extremos de fraude y en la red podemos encontrar muchas notas).

Los resultados de las elecciones en Venezuela, elecciones para gobernadores, sorprendieron porque el oficialismo ganó ampliamente. Incluso ganó en el estado de Miranda, donde gobernaba el líder de la oposición.

Las elecciones en Venezuela no son obligatorias y sin embargo fue a votar un 61% de la población. Considero esto como un número alto y seguramente se debe a tres elementos acumulativos:

  1. Fuerte trabajo de base para llevar votantes a las mesas electorales,
  2. El fanatismo partidario y
  3. Los fraudes electorales que incluyen todo tipo de incomodidades.

¿Hasta qué punto la fuerte corriente emigratoria de venezolanos afectó el resultado de las elecciones? (lo expuesto aquí: http://diariojudio.com/opinion/venezuela/237386/ sigue siendo una teoría); tanto Maduro como Assad siguen siendo los líderes de sus países.

En lo personal, las elecciones en la Argentina, elecciones legislativas del próximo fin de semana, me despiertan mucha ansiedad y ciertamente es imposible saber si Cristina Fernández de Kirchner será o no senadora.

En Argentina el voto es obligatorio y al ser obligatorio sin duda alguna el peso del núcleo fuerte de partidarios pierde peso relativo y se incrementa sustancialmente la importancia de los demás elementos. La polarización política de los últimos años en Argentina ha llevado a amplios sectores a odiar a la expresidenta y posiblemente seguirán votando al actual oficialismo aun no estando contentos con la gestión.

El núcleo fuerte del kirchnerismo argentino publica en la red que el oficialismo prepara el fraude electoral. A su vez, al identificarse con el chavismo venezolano para nada manifiestan la posibilidad de existencia del fraude del oficialismo. Para ellos el triunfo chavista es una legítima manifestación de la voluntad popular. Es una contradicción que no logro digerir.

Es posible que utilizar la existencia de fraude sea una forma de justificar no haber ganado las elecciones. Mucho se habla de las últimas elecciones en Estados Unidos, de la influencia rusa en el triunfo de Trump. No tengo la mínima idea cómo se conforma el voto. Sólo sé que estuve en agosto 2016 paseando en Estados Unidos y estimé que el candidato tenía grandes posibilidades de ganar y eso contra todas las encuestas que mostraban como ganadora a la candidata Clinton.

Durante la campaña electoral: El multimillonario Donald Trump se refirió a qué pasará en los Estados Unidos en caso de no ser elegido como presidente: “Este país será completamente diferente. Será como Argentina o Venezuela“.

Colombia, país vecino a Venezuela que recibe muchos venezolanos y colombianos que regresan por la situación es otro de los pocos países latinoamericanos en el cual el voto no es obligatorio, y eso es bueno para los políticos en un país que tradicionalmente los liberales y conservadores se turnaban en el gobierno. En las elecciones presidenciales del año 2014, la abstención fue superior a 60%. En el plebiscito sobre los acuerdos de Paz del año 2016, la abstención fue superior a 62%.

Chile, el tercer país latinoamericano con voto voluntario tuvo una abstención de 59% en las últimas elecciones del año 2013 (las próximas elecciones son en noviembre 2017). ¿Cuál es entonces el éxito del chavismo que lleva tantos votantes a las urnas?

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