En el Museo Jumex de la Ciudad de México se exhibe Andy Warhol. Estrella oscura, muestra que ha provocado gran expectación en el público mexicano. El artista estadounidense se dedicó a representar retratos de personalidades de Hollywood como Marilyn Monroe, Elvis Presley y Elizabeth Taylor; de la política, como Jackie Kennedy y Mao Tse Tung pero, sobre todo, productos de uso cotidiano como las latas de sopa Campbell’s, novedoso invento del siglo XX que contribuyó a aligerar la labor de las amas de casa de los hogares del mundo –antes de la conciencia que ahora tenemos de los posibles efectos de los conservadores–.
¿Quién fue este personaje que creó una tendencia artística al inicio de la década de 1960 y que sigue provocando revuelo con sus propuestas? Hijo de inmigrantes eslovacos, en ese entonces una república soviética, desde niño padeció de algunas enfermedades que conformaron una personalidad excéntrica y aislada. Estudió arte y se incorporó al mercado laboral en agencias de publicidad. Su afán de pertenecer a la esfera de la elite artística, lo indujo a crear un estilo que revolucionó la estética de ese momento y que hoy sigue vigente, de forma por demás evidente.
Ante el influjo del expresionismo abstracto (obras donde las figuras resultan irreconocibles y que requieren de un bagaje cultural para apreciarlas con mayor amplitud), la propuesta de Warhol fue introducir los elementos que manejaba en el ámbito empresarial: los refrescos de cola, las latas de comida, pero también los accidentes automovilísticos, los suicidios, la discriminación racial, las condenas a través de la silla eléctrica…
Captó en sus obras, todo lo que veía a su alrededor. Su obra calificada como superficial, hoy presenta un sinfín de lecturas que nos explican el mundo del consumo capitalista en pleno: la decadencia, la violencia –que hoy está tan inmersa en todos–, pero también las distintas caras de la política.
Caminar las salas del museo, es adentrarnos en el recuerdo de la Guerra Fría, periodo conocido entre el fin de la Segunda Guerra Mundial y el debilitamiento de la URSS, de la mano de la caída del Muro de Berlín. Época donde el capitalismo y el socialismo tuvieron fuertes enfrentamientos. Hoy siguen esas “oposiciones” pero con distintas etiquetas, pensemos en Trump y Putin.
La tristeza de Jackie Kennedy a la muerte de su esposo, el ex presidente de Estados Unidos, en un espléndido tratamiento de azules y negros, pero también un enorme retrato del líder más poderoso en la historia de China, Mao Tse Tung, el dirigente que sentó las bases de lo que hoy está cosechando su país (es casi seguro que, en este momento, estemos usando –sin darnos cuenta–, alguna prenda o accesorio o desplegando algún dispositivo, hecho en China o al menos manufacturado).
Todo esto a partir de una técnica que no se había visto antes en el arte: la serigrafía, proceso mecánico de impresión (muy común en las playeras que usamos de forma cotidiana) donde el color implica texturas planas, colores brillantes, y en el cual la maestría de Warhol nos envuelve y nos hace mostrar a los “amigos”, pero también a los “enemigos” del sistema –ya sean personajes o productos que compramos cada semana como el cereal o las sopas ya preparadas– no como banalidades, sino con un trasfondo penetrante: el mundo la compra.
Otro rasgo interesante en el Pop Art (Popular Art, el nombre de la corriente), es la incorporación de la fotografía, pero desde su proceso. Hoy la cámara digital de nuestros celulares nos acompaña a todos lados. Es parte cotidiana de nuestra vida. Antes, el mundo del lente implicaba costos elevados –desde la compra del aparato hasta la impresión–. Asimismo, una manera de ahorrar gastos en el mundo editorial para elegir la fotografía de alguna revista, periódico o libro, era imprimiendo una hoja de contactos derivadas de los rollos fotográficos, que se vendían de 12, 24 o 36 exposiciones (imaginen hoy podemos sacar cientos de imágenes, descargarlas en la computadora y seguir fotografiando, una y otra vez). El proceso fue una manera económica para elegir la mejor opción. Así, Warhol moldeó sus obras en su taller conocido como Factory. Los retratos de Marilyn o Elvis, una y otra vez, cuadro tras cuadro, con distintas gradaciones de colores, texturas, casi como hoy podemos hacerlo al escoger, mediante un click, los filtros de algunas apps o incluso de la misma cámara del celular.
Reflejo del mundo actual, la vigencia de la obra de Warhol es patente. Época de cambios, del consumismo, de la lucha política, de los enfrentamientos. ¿Por qué ir al museo, a una exposición como la del mayor representante del Pop Art americano? Para vernos en ese espejo, para entender la realidad que nos rodea, para reconocernos, pero también para distanciarnos y buscar nuestra esencia y distinguirnos.
En esa época, la música popular de Estados Unidos se conoció en todo el mundo. La comercialización hizo que se iniciaran las llamadas “listas de éxitos” derivadas de los programas de radio. Fue la época de la irrupción de la música country, el rhythm-and-blues, el rock and roll y los musicales de Broadway, pero ningún grupo tuvo tanto impacto como Los Beatles, quienes se presentaron en Estados Unidos en una gira de 1964, justo cuando Warhol exhibía sus obras.
Les recomendamos descargar la infografía del tema y escuchar algunas de las canciones que estuvieron en el top list de esa época:
- Houng Dog, blues de Jerry Leiber y Mike Stoller. Gran éxito de 1952, de la cantante afroamericana Willie Mae “Big Mama” Thornton:
- La misma obra la grabó Elvis Presley en 1956 y se convirtió en uno de sus discos más vendidos:
- Y, Rock Around the Clock, cantada por Bill Haley and the Comets, éxito de la película Blackboard Jungle, también de 1956:
Andy Warhol. Estrella oscura se presenta en el Museo Jumex hasta el 17 de septiembre de 2017. Martes a domingo de 11 a 20 hrs. Con credencial de estudiante, maestro y adultos mayores, entrada libre. Público nacional, $30. Estacionamiento (con valet parking, a bajo costo) y de bicicletas. Boletos en línea, en horarios especiales, $200. Les recomiendo comprar el folleto de la exposición ($100) y un jugo que trae estampada una de las obras de Warhol ($20 cada una. Colección de 6 jugos).
Me llama mucho la atención el artículo no sólo porque nos sitúa en el contexto histórico de Warhol lo cual ayuda a entender las razones y los propósitos de sus obras, sino que lo más rescatable es que el discurso de su arte es actual. El consumo, la repetición y la banalidad de la vida cotidiana es algo que logró representar hace más de 50 años.
Lo más fácil es tachar el arte de Warhol como superficial, pues es no querer ver el “reflejo” de lo que no hemos dejado de ser.
¡Muy bueno! Saludos.
Karl Ruhrberg, historiador del arte, lo califica como un “reportero de la época” y “retratista de sociedad”. El consumo, la repetición y la banalidad de la vida cotidiana, como señalas, es un asunto que sigue estando presente en el mundo actual.
Gracias por la atenta lectura, Sofía. También, ¡saludos para ti!
Áurea