Lo peor que podemos hacer es cerrar los ojos y dejarle a la escuela todo el trabajo que no puede hacer, que no debe hacer, y que además está en la imposibilidad de hacer.
Ciudad de México.- México vive un panorama incierto en el ámbito de la educación. Venimos de una reforma educativa que aún nos resulta ajena y, hasta cierto punto opaca.
Sin embargo, hemos olvidado que la educación es el pilar de la construcción de una sociedad, en ella radica todo, si es débil, es propensa a caer en vicios y en desdenes que la desestabilicen.
La educación es una cuestión mucho más integral que la mera relación alumno-maestro, hemos caído en reducir a la educación a la mera instrucción escolar. Lo peor que podemos hacer, es cerrar los ojos y dejarle a la escuela todo el trabajo que no puede hacer, que no debe hacer, y que además está en la imposibilidad de hacer, dada su propia naturaleza, cita para El Semanario el Doctor Alejandro Ocampo, académico del Tecnológico de Monterrey.
La educación comienza desde que nacemos.
Secretarías federales o locales, sindicatos, y por qué no, muchos de nuestros recuerdos sobre malas experiencias de nuestros antiguos profesores, despiertan la apatía y el desden en torno a la educación. Pensamos que el concepto de educar recae en un sistema. La violencia, los malos gobiernos y gobernantes, la delincuencia, la corrupción, el desempleo, la carencia de valores, de respeto, son el producto de una sociedad sin educación.
Para el Doctor Alejandro Ocampo Almazán, académico del Tecnológico de Monterrey Campus Estado de México, la educación es una cuestión mucho más integral que la mera relación alumno-maestro, señala que hemos caído en reducir a la educación a la mera instrucción escolar.
“Veo que conforme va pasando el tiempo, le hemos delegado la educación -que es algo muy complejo- a la escuela… a raíz justamente de lo que sucedió con la modernidad y la revolución francesa, de pronto alguien dijo educación y pues, todo se lo delegamos a la escuela”, apunta.
En charla telefónica con El Semanario, el profesor del Departamento de Comunicación y Arte Digital del Tec CEM, comparte su análisis sobre esta pérdida de la noción de que educar va más allá de la transferencia de “conocimiento, y desarrollar habilidades y competencias, como les llamamos hoy en los estudiantes”.
La educación en México, y en el mundo, ha caído en la terrible postura de entregar la validación de la calidad humana a créditos escolares o grados académicos, pero la escuela no lo es todo.
Para el académico, desde el modelo griego –donde la educación era un modelo muy interesante – señal de que hemos abandonado esa idea de educación, y nos hemos centrado en la idea de escolarización, entonces la confundimos.
El Doctor Almazán apunta que “conforme ha pasado el tiempo creímos que el periodo de aprender empezaba a los cinco años y terminaba a los veintidós, pero nos hemos dado cuenta que no se es demasiado viejo ni demasiado joven para aprender. La vida es un proceso de aprendizaje que empieza cuando nacemos y termina cuando morimos”.
Actualmente vivimos cuestionando la calidad de nuestra educación por que seguimos empecinados en asumir que el salón de clases o el profesor son los encargados de formar seres humanos conscientes, con valores y preparados para enfrentar las situaciones que le presente la vida, y que además esté apto para insertarse a una sociedad.
Sin embargo esto no debe ser así, el profesor de ética indica que la escuela, no puede asumir la tarea toda de educar, cuando tiene un tiempo y un espacio, a la sociedad se le ha olvidado que la responsabilidad es de todos, “todos somos maestros y aprendices de todos”.
Si seguimos en la postura de pensar que nuestro sistema educativo, con las falencias que actualmente tiene, es el responsable de formar a las generaciones futuras, caeremos en un error.
Para el Doctor Almazán, la cuestión entre ética y educación se articula precisamente en esta relación que va mucho más allá de una “higiénica” relación alumno-maestro, o escolar, donde el profesor tiene que cumplir un programa y los alumnos deben alcanzar una serie de requisitos para poder aprobar, y así lograr una carrera académica, pero nada más.
La educación es una estrecha relación de valores y herencias culturales que preparan el tipo de personas que estamos formando para los tiempos que vienen.
¿Hacia dónde va nuestra educación?
Ante una reforma educativa, que pasa más por la forma y no por el fondo del concepto, es decir, no se toca la estructura orgánica de cómo educar. Nos seguiremos enfrentando a la dinámica de delegar la formación de los futuros mexicanos a un sistema que se basa en una currícula o programa académico instrumentado por el docente, donde al final, se continuará cuestionando su funcionalidad, pero sin tomar acción para cambiar las cosas.
Debemos entender que “educar no es transferir conocimientos, si no propiciar las condiciones para que sea el propio estudiante el que lo construya”, subraya el Doctor Almazán.
Lamentablemente los programas educativos han tenido mínimas modificaciones que lo inserten en un mundo moderno, en donde la evolución de las sociedades y el cambio generacional han rebasado tanto al cuerpo docente como al propio sistema educativo.
La incursión de las Tecnologías de la Información y Comunicación (TICs), el avance vertiginoso de la ciencia y la tecnología, así como la capacidad actual de acceder al conocimiento a través de medios totalmente ajenos a los institucionales, han dejado atrás aquella idea de que sólo por medio de la escuela se puede alcanzar una educación digna que brinde un desarrollo integral a las personas.
El Doctor Almazán destaca que se empieza a materializar al alcance de nuestra mano una cantidad de información impresionante, que nunca jamás se había podido desarrollar y que la tenemos disponible sin mayor contratiempo.
Hoy nos hemos dado cuenta que educarse ya no se reduce al centro escolar, todos tenemos la posibilidad de acceder desde diversas plataformas a la información que te permita educarte.
Hasta la primera mitad del siglo XX, señala el Doctor Almazán, “llegamos a creer que una sociedad más libre, más democrática, más solidaria, la íbamos a lograr con grados académicos, pero resulta que no es así. Lo que viene es que la escuela va a tender a cambiar, o tiende ya a cambiar radicalmente al llegar todas las tecnologías, el aprendizaje por cuenta propia”.
Ante un mundo como el actual, es necesario construir nuevas dinámicas de educación, refundar el concepto educar, y por qué no, voltear a ver a nuestro pasado y tirar las practicas caducas, así como recuperar las que si ayudarán a formar personas integrales, éticas y humanas.
Culpamos a los maestros, pero todos somos responsables.
En días recientes por la conmemoración del Día del Maestro, la opinión pública se enfrentó a una realidad dura, que fomentó el rechazo al sistema de educación en México. Con la noticia donde el Instituto Mexicano para la Competitividad (IMCO) reveló que en el país existen maestros que ganan más que el mismo presidente.
Y no solo eso, el organismo anunció que hay casi cien mil -SÍ 100 mil- maestros que se podrían categorizar como ricos, y si a esto le sumamos las mega marchas por el 15 de mayo, la sociedad incrementó un sentimiento de animadversión contra el magisterio.
Para nosotros la SEP, los estados, el gobierno, son los que están obligados a proporcionar la educación y formación de nuestros niños y jóvenes, cuestionamos el hecho que no se define de manera puntual el cómo y en qué tiempos se verán los efectos de una reforma educativa, de la que una vez más, suponemos resolverá todo.
Si a lo anterior le agregamos cuestiones tan coléricas como el despilfarro y desfalco del dinero de todos los ciudadanos, la persona común culpará a terceros por la mala calidad de la educación en nuestro país.
Pero la verdad es que no es así, no se trata de ser omisos con un sistema deteriorado, o de dejar de señalar una reforma que parece parca e insuficiente, y tampoco se puede olvidar que existen violaciones y desprecios por parte de los encargados de hacer la política pública y de los encargados de llevarla acabo, sin embargo, no son los únicos responsables.
Debemos tomar conciencia y dejar de pensar que la responsabilidad de educar es de un gobierno, de un sistema, o de una institución como la escuela, la realidad, es que “la escolarización es una parte de la educación, pero no lo es toda”.
La idea de un programa, o de grados académicos, no lo son todo, más cuando se tiene una escuela tan débil como la nuestra, “a la sociedad se nos ha olvidado que la responsabilidad de educar no es solo de la escuela, en realidad todos somos maestros de todos y todos somos aprendices de todos”, en términos muy concretos, la escuela tiene que reinventarse, señala el académico.
“Lo que ahora necesitamos, más allá de grados académicos y cuestiones así, son los criterios para decidir entre lo que vale la pena y lo que no vale la pena […] necesitamos nuestras habilidades para construir nuestro propio conocimiento” resalta el Doctor Almazán.
La escuela empieza desde que nacemos, en casa, lo que vemos y aprendemos de nuestros padres, hermanos, familiares, y se extiende conforme vamos creciendo con los amigos, la calle, el trabajo.
Entonces somos producto de un sin fin de maestros y si nuestra sociedad está fallando, es responsabilidad de todos. Si logramos superar esa noción de que la educación recae solo en el salón de clases y que empieza en el jardín de niños y termina en la Universidad, seremos capaces de refundar nuestra sociedad y formar seres humanos integrales, con valores y que velen por la equidad y el progreso.
Extracto
El Dr. Alejandro Ocampo Almazán es profesor investigador a nivel Licenciatura y Posgrado en la Escuela de Ciencias Sociales y Humanidades del Tecnológico de Monterrey Campus Estado de México, recientemente presentó su libro Ética y Educación: Fundamentos Teóricos para el Futuro, a través del cual explica el porque escolarizar no es educar; así como la importancia de educar con libertad y conciencia basados en fundamentos éticos.
Por: Iván Nava