Las flores de Mariana Corcuera

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Salí de la última exposición de Mariana Corcuera, en la colonia Roma, obsesionada con el universo que espera pacientemente ser descubierto por un ojo que vea más allá de la primera capa, de lo obvio. En el trayecto a casa, cada flor y cada árbol se revelaron como nunca antes. Y pensé escribir un texto acerca del significado de la palabra fotografía: escribir con luz. Quería transmitir la impresión que me causó la muestra. Pero cuando le hice unas preguntas a Mariana Corcuera y leí el pequeño párrafo que introduce la exposición, me di cuenta de que nadie lo haría mejor que ella misma:

“En 2016, visité Maison Mougis, en Normandía, donde capturé las fotos originales que derivaron en estas imágenes. Se dice que ahí vivió el mago Merlín. Cada noche, antes de dormir surge cierto nerviosismo ante la espera de un sueño luminoso o una pesadilla oscura. Las dos posibilidades me resultan emocionantes, probablemente porque siempre hay algo de luz esclarecedora en las pesadillas y de oscuridad misteriosa en los sueños. La oscuridad nos atrae, nos jala deseando ver qué es lo que esconde. Si durante las pesadillas lográramos sobrepasar el miedo para hallar salidas, encontraríamos sorpresas gratificantes: destellos de nuestras vivencias para sacar conclusiones y resoluciones positivas. Así encuentro la belleza en la oscuridad y la posibilidad de transformar lo amargo en dulce. Como en los sueños, las proporciones de las imágenes de esta serie fotográfica descontextualizan al objeto, haciéndolo comprensible sólo desde cierto ángulo. La textura y el color nos permiten ir más allá del primer plano, trascendiendo la oscuridad para adentrándonos en imágenes que evocan planetas, volcanes con cráteres, la superficie de la luna o enormes flores suspendidas en lo basto. Son lo que nuestros sueños ‒o nuestras pesadillas‒ nos permitan imaginar. Son la luz y la oscuridad tomadas de la mano, pues una no existe sin la otra”.

Susana: Las fotos de tu última exposición parecen haber sido tomadas de noche, y algunas de ellas, como la del bulbo, parecen haber sido cortadas del tallo. ¿Cómo fue el proceso en realidad?

Mariana: Las fotos fueron tomadas a la luz del día en el jardín de Normandía del que hablo antes. Las tomé con mi lente preferido, un macro de 105 mm. Empecé a tomar las fotos porque las flores eran verdaderamente espectaculares, tenían formas perfectas, me tenían hipnotizada. El problema era que es muy fácil tomar fotos bonitas de flores ya que son, por definición, bonitas… y ese no era mi objetivo. Una vez capturadas las imágenes, supe que tenía que transformarlas en algo diferente. Empecé un proceso experimental (para mí) de retoque, bajando contrastes, poniendo capas y, lo más difícil, desapareciendo los fondos y el exceso de información y convirtiendo la luz en absoluta oscuridad, para crear la ilusión de que habían sido tomadas de noche, o bien en un estudio con luz artificial. Ninguna fue cortada, todas están en su estado natural.

Susana: ¿Cuál es tu propuesta con este grupo de fotos?

Mariana: Mi propuesta es mostrar la infinidad de opciones que hay en el mundo de la foto, la magia de la transformación y la complejidad de la captura de imágenes. Es chistoso cómo tanta gente dice: “¡Yo puedo hacer eso!” Y no es que sea imposible ni mucho menos, pero sí requiere de mucho trabajo y de mucha talacha.

Susana: También has trabajado con fotos de bichos, ¿tienes un interés especial por lo pequeño, por lo que muchas veces pasa desapercibido y sólo se descubre en plenitud si se observa con calma?

Mariana: Sí, es algo que me encanta, ver el mundo de lo pequeño a través de esta lente que es como un microscopio, encontrar los detalles que no se ven a simple vista, cada pelo, cada pabilo, cada vena en las hojas. ¡Es increíble ese microcosmos!

Susana: ¿Qué papel juega la luz en tus fotos, en general?

Mariana: La luz en la fotografía es todo, es lo que te permite capturar o no una imagen, es el alma de la foto. Lo padre (y lo divertido) es que se puede manipular, lo haces desde que tomas la foto dependiendo de cómo quieras el resultado y después en postproducción. Esto es lo que me tomó más tiempo en esta última serie de fotos, el cambio de luz sin perder lo orgánico de la imagen.

Susana: ¿Tienes alguna referencia de otros fotógrafos de los que quisieras hablar?

Mariana: Irvin Penn es un fotógrafo que siempre me ha encantado, es una maravilla y aunque es conocido sobre todo por sus retratos de moda, tiene las naturalezas muertas que a mí más me gustan, es una gran fuente de inspiración. Otro de mis preferidos es el israelí Ori Gersht, él toma fotos casi siempre de flores que parece que están explotando, son impresionantes, su arte habla de la violencia humana, de los conflictos de la guerra y de los horrores que vivió su familia durante el holocausto, pero lo hace de una forma muy bonita y poética. Por último, un fotógrafo que me ha inspirado desde hace mucho tiempo es Gregory Crewdson, este fotógrafo trabaja mucho en grandes escenarios de Hollywood y sus fotografías son historias un poco oscuras, es completamente cinematográfico, misterioso. Siempre usa luz artificial y los resultados son fuera de serie. Te hace sentir que estás en una película en donde algo tremendo está a punto de pasar.

Mariana Corcuera toma fotos desde los ocho años, cuando su padre le regaló una cámara manual y le enseñó a usarla, explicándole cómo funciona la luz y cómo jugar con la apertura y la velocidad. Fue el mejor regalo, pasó horas de su infancia experimentando con ella. Desde entonces supo que se dedicaría a algo relacionado con el arte. Estudió la carrera de Comunicación en la Universidad Iberoamericana y más adelante se fue de intercambio a Barcelona para tomar cursos específicos de fotografía. Cuando regresó a la CDMX tuvo su primera exposición. “Los sueños de Inés”. Al terminar la carrera, trabajó en el estudio de Santiago y Mauricio Sierra y, ya de nuevo instalada en México, empezó con el desarrollo de su siguiente serie que expuso en un espacio independiente, en la galería de Miguel Ángel Cordera, pintor y amigo suyo. Un año después, llevó a cabo “A través del cristal”, una serie con bichos, y siguió tomando infinidad de fotos, sin que le encantaran los resultados, como cree que suele pasar en todos los procesos creativos, hasta que hace dos años empezó a experimentar con diferentes tipos de fotos con resultados que sí le encantaron. De ahí surgió la serie de las flores y otro par que tendremos la suerte de ver más adelante.

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Valente Souza

El formato de entrevista y diálogo es perfecto!!
La luz es el diálogo del sol con las flores.
Y la lectura de las flores por Mariana es el diálogo de Mariana con las flores
Y el diálogo de Susana con Mariana, nos da luz de su propósito.

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