Noviembre de 2017 trajo consigo una “gran” noticia, se incrementó en 8.32 pesos el salario mínimo en México. Ahora se pagarán 88.36 pesos por una jornada de 8 horas diarias. En términos porcentuales equivale a un aumento de 10.39; en relación a los 80.04 pesos que se pagaron de enero-noviembre. Si contemplamos el mes con 30 días, estaríamos hablando de 2,650.80 pesos mensuales; mientras que en términos reales al mes equivale a un aumento de 249.60 pesos.
Los 88.36 pesos diarios (por 8 horas de trabajo) equivalen a 4.71 dólares (18.74, tipo de cambio del 22 de noviembre 2017). Muy por debajo de los 13 dólares que se ganan en una hora en el país vecino del norte. La comparación si bien es innecesaria por el tamaño de las economías, sí es pertinente si se enfoca desde la postura laboral en cuanto a las negociaciones del TLCAN.
Pero sigamos con las buenas noticias, la Comisión Nacional de los Salarios Mínimos, nos dice que se incrementa el Monto Independiente de Recuperación (MIR) ($5.00 pesos diarios); y se anticipa el incremento del 2018 (3.9 por ciento); y por tanto, el salario mínimo general a partir del 1º de diciembre de 2017 será de 88.36 pesos diarios.
Sin embargo, el análisis no debe hacerse a la ligera y debe contemplarse al menos tres indicadores de suma importancia y que dan al traste respecto a las bondades de esta noticia (inflación, tipo de cambio y costo de las gasolinas); en cuanto a la inflación, que al mes de octubre (anual) con datos de Banco de México es de 6.37%. Lo que merma sustancialmente el poder de compra del salario mínimo.
Si analizamos el sexenio bajo este indicador tenemos los siguientes resultados, para diciembre de 2012 la inflación (anual) fue de 3.57%. Representando un aumento del 78.13% al día de hoy; mientras que el salario mínimo pasó de 64.76 para enero de 2013 a los ya mencionados 88.36 a partir del primero de diciembre de 2017. Representando un aumento porcentual de 36.44.
Lo que evidencia que el salario mínimo en lo que va del sexenio está por debajo un 40 por ciento del aumento real de la inflación. Por lo que el ajuste, al menos debió incluir este efecto en términos reales, situación que no se dio.
Tipo de cambio, este indicador es importante analizar debido a que comerciamos más del 80 por ciento con Estados Unidos; además nos indica qué tan caros nos son los productos que vienen de ese país; para el 31 de diciembre de 2012, el tipo de cambio era de 12.98; mientras que para el 22 de noviembre es de 18.74; presentando un aumento del 44.28 %. Esta situación ha encarecido la balanza comercial, y en términos reales, las importaciones nos son más caras y pagamos mucho más por todo lo que importamos, considerando varios productos de primera necesidad, maíz incluido.
Algo en términos de macroeconomía no estamos haciendo bien, la libre flotación del tipo de cambio no ha favorecido intercambios justos y/o equivalentes; por el contario, los ha encarecido. Se supone que debemos acudir al comercio exterior cuando el costo nos es más favorable que los costos de producirlos nosotros mismos. Al final nos vemos forzados a importar los productos a los precios castigados por el tipo de cambio, por el simple hecho que no tenemos la capacidad instalada de producirlos nosotros mismos; en otras palabras, no tenemos con qué hacerlos y tampoco sabríamos cómo.
Finalmente toca hablar de un indicador energético, llamado precio de la gasolina. Vaya que es uno de los rubros más castigados, en términos reales, dentro de la presente administración. La gasolina magna pasó de costar 10.81 pesos el litro en diciembre de 2012, a 16.36 para noviembre de 2017 (Ciudad de México, Delegación Cuauhtémoc), aumentando en 5.51 pesos el litro, lo cual equivale a un aumento porcentual del 51.34; mientras que la Premium (para el mismo periodo de análisis) pasó de 11.37 a 18.25 pesos por litro; representando un aumento del 60.51 %; por su parte, el diésel estuvo de $10.90 a 17.09, oscilación que representa un aumento del 56.78%
Este indicador impacta en el sector transporte, tanto particular, público y de carga, y en términos generales (consumo de 40 litros), en los últimos 5 años te cuesta 222.00 pesos más la gasolina magna; 275.20 pesos la Premium; y 247.60 pesos el diésel. Costos que no son contemplados en el estudio para el aumento del salario mínimo.
Sí, el aumento es bueno, pero no así cubre las necesidades reales de los trabajadores, los deja desprotegidos contra la oscilación del tipo de cambio, la inflación y del precio de las gasolinas; resta esperar a que se tomen en cuenta estas variables en la actualización salarial 2018.