El Premio Nobel y la ciencia de combatir la pobreza

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No deja de ser irónico que justo el año cuando se desmantelan programas sociales de transferencias condicionadas en México (ej. Prospera), el premio Nobel de economía se entrega a Abhijit Banerjee y Esther Duflo, profesores del Instituto de Tecnología de Massachusetts (MIT, por sus siglas en inglés) y a Michael Kremer, profesor de Harvard, precisamente por sus contribuciones para estudiar y combatir la pobreza en el mundo, a través de experimentos específicos e intervenciones concretas (algunas de ellas transferencias condicionadas).

La Academia Sueca da una bocanada de aire fresco al premiar la modestia, la concreción y la practicidad en atacar un problema fundamental de la humanidad. Sobre todo en el caso de Duflo, economista “rockstar” y quizás una de las más anticipadas ganadoras de este premio. Además, es la más joven y la segunda mujer en recibir el Nobel.

Egresada de la École Normale Supérieure de París, donde estudió la licenciatura en historia y economía, y la maestría en economía, ingresó al MIT para realizar estudios de doctorado. Su investigación se centra en los problemas microeconómicos de los países en desarrollo. Se enfoca en entender la vida económica de las personas de escasos recursos, sobre todo los aspectos educativos y de salud con el objetivo de ayudar a evaluar e influir en las políticas sociales.

Como resultado de la importancia y pertinencia de su investigación, fue anteriormente galardonada con distintos premios, como el Princess of Asturias Award for Social Sciences y el A.SK Social Science Award, ambos en 2015; Infosys Prize en 2014, el David N. Kershaw Award en 2011,  John Bates Clark Medal en 2010, y el MacArthur “Genius Grant” Fellowship en 2009.

Su paso por el MIT la hizo encontrarse con su dupla académica, Abhijit Banerjee, con quien fundó el Abdul Latif Jameel Poverty Action Lab, enfocado en comprobar la efectividad de las políticas públicas para combatir la pobreza, partiendo de evidencia científica. La pareja Banerjee-Duflo, en su libro Poor Economics: A Radical Rethinking of the Way to Fight Global Poverty, plantean de manera entusiasta y desafiante una nueva forma de investigar y solucionar la pobreza. Concebirla en abstracto no ayuda, sentencian. Hay que ir más allá de las preguntas generales de economía política, que poco han solucionado: ¿Qué causa la pobreza? ¿Cuánta fe debemos tener en el libre mercado? ¿La democracia beneficia a los pobres? Etcétera.

Premio nobel de economía.
De izquierda a derecha: Michael Kremer, Esther Duflo y Abhijit Banerjee

En este libro exponen algunos casos de éxito. Por ejemplo, las transferencias económicas condicionadas, como el programa Progresa (Oportunidades y Prospera), en el cual el gobierno mexicano ofrecía dinero a las familias de escasos recursos, pero sólo si sus hijos asistían regularmente a la escuela y la familia buscaba atención médica preventiva. Obtenían más dinero si los niños cursaban la secundaria en lugar de primaria y si era una niña en lugar de un niño. Se demostró que más allá de toda duda razonable, dicho programa aumentaba sustancialmente la matrícula escolar, particularmente en secundaria.

Asimismo, se adentran en el análisis de lo que llaman “los capitalistas sin capital”, a quienes describen como aquellos empresarios que tienen más desventajas que otros grupos de empresarios ya que cuentan con menos capital propio, poco acceso a seguros formales, bancos y otras fuentes de financiamiento económico. En consecuencia, tienen menos recursos financieros para realizar las inversiones necesarias para ejecutar un negocio adecuado, y son más vulnerables a cualquier riesgo adicional que provenga del mercado. Sin embargo, encontraron que cuando a este grupo se les brinda el tipo correcto de ayuda (incentivos o préstamos), incluso los más pobres de los pobres tienen la capacidad de tener éxito en la gestión de pequeñas empresas.

La aportación de los galardonados con el Nobel, Banerjee-Duflo-Kremer, es simple y poderosa: pensar en problemas concretos que, una vez entendidos sus vínculos causales, puedan resolverse definitivamente mediante intervenciones focalizadas. Ante la imposibilidad de generar una gran teoría para erradicar “la pobreza”, proponen resolver miles de pequeños casos que eventualmente detonen un cambio sustantivo, y saquen a las personas de la trampa de la pobreza. Su enfoque es incremental, pero sistémico.

Riqueza sistémica.
Ilustración: Expansión.

El trío de economistas también ganó el Nobel por haber consolidado el uso de las pruebas aleatorias controladas (randomized controlled trials) en las ciencias sociales, comúnmente utilizadas en ciencias biomédicas. Esta metodología consiste en identificar la población objetivo de un programa, de la cual se seleccionan grupos de esa población aleatoriamente, para conformar dos segmentos, uno de control y otro de experimentación. La selección aleatoria grupal (en vez de individual) reduce “la contaminación”. Los individuos difícilmente sabrán que otros sujetos similares a ellos están recibiendo un tratamiento diferente en una intervención. Este método ha contribuido al mejoramiento de las políticas públicas.

Para Duflo y Banerjee una política social efectiva puede generarse en cualquier sistema político, incluso en aquellos plagados de corrupción.  Nos recuerdan que en el marco de buenas Instituciones (con mayúscula como ellos enfatizan), como en los países desarrollados, también se producen malas políticas sociales; en consecuencia, en un entorno de malas Instituciones pueden tener lugar políticas sociales bien diseñadas y exitosas. Son precisamente esos pequeños cambios los que contribuyen al desarrollo institucional.

Para una acción efectiva contra la pobreza Duflo tiene algunas sugerencias. Una de ellas es no sobrevalorar las buenas intenciones; ciertamente deben ser un ingrediente necesario en la políticas, pero los fiascos también han surgido de las mejores intenciones. El voluntarismo, dice Duflo, no debe suplantar al análisis objetivo y riguroso. Ante ello, propone eliminar el problema de las “tres íes” en la formulación de políticas públicas: La Ideología, la Ignorancia y la Inercia.

En suma, uno de los principales legados de los galardonados con el Nobel de Economía 2019 es el pragmatismo. Sin filias ni fobias, los gobiernos deben ser capaces de reconocer y mantener lo que ha funcionado en el pasado, y desechar sólo lo que ha fracasado. El rigor científico, la evidencia y la pasión son buenos ingredientes para superar la pobreza.

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