Inseguridad

Más del 68% de los mexicanos se siente inseguro en su ciudad

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Alrededor del 68.1 por ciento de la población mayor a los 18 años en México, se siente inseguro de vivir en su ciudad. Así lo informó el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) para el último reporte del mes de diciembre del 2020

De acuerdo con la Encuesta Nacional de Seguridad Pública Urbana (ENSU) —publicada por el INEGI este 19 de enero— la percepción de inseguridad presentó una disminución anual. En este sentido, del 72.9 por ciento registrado en diciembre del 2019, se llegó a 68.1 puntos porcentuales para el mismo mes, pero del 2020. 

Pese a la baja anual, la población se sintió más insegura en diciembre del año pasado que en septiembre. Resulta que en el noveno mes del 2020, fue el 67.8 por ciento de la población, el que se sentía inseguro de vivir en su región.

Los datos del INEGI arrojaron que con 72.6 por ciento, las mujeres se siguen sintiendo más inseguras que los hombres. En este sentido, sólo 62. 7 puntos porcentuales de la población masculina teme por su seguridad. 

Percepción de seguridad en México. Fuente: INEGI.

En cuanto a las ciudades consideradas como lugares inseguros por sus habitantes, se encuentran Fresnillo (94.8 por ciento); Ecatepec de Morelos (89.9 por ciento) y Coatzacoalcos (88.9 por ciento). Asimismo, Cancún (88.1 por ciento), Cuernavaca (87.7 por ciento) y San Luis Potosí (87 por ciento). 

Por otro lado, las regiones con menor percepción de inseguridad fueron San Pedro Garza García (11.7 por ciento);  Los Cabos (17.3 por ciento) y Mérida (24.6 por ciento). A estas le siguen Saltillo (30.9 por ciento); La Paz (31.8  por ciento) y San Nicolás de los Garza (31.8  por ciento). 

Con base en la información del INEGI, durante el segundo semestre del 2020, 14.3 por ciento de la población mexicana sufrió de acoso personal o violencia sexual. Como era de esperarse, para las mujeres fue mayor con 21. 6 puntos porcentuales, comparados con 5.7 de los hombres que señalaron la falta. 

Finalmente, a lo largo de los últimos seis meses del año pasado, 28.1 por ciento de los hogares mexicanos registró un robo o extorsión. Mientras tanto, 47. 9 por ciento de la población que tuvo contacto con autoridades de seguridad pública, fue víctima de prácticas corruptas.

AMLO: Al mismo tiempo Tesis y Antítesis de la 4T

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Para alcanzar el conocimiento no es suficiente el dato empírico o sensible.
Carlos I. Muñoz Rocha.

La experiencia es el resultado del conocimiento vivencial. A ese conocimiento se le dice empírico. La experiencia no es otra cosa que adquirir el conocimiento a través de los sentidos.

Por otro lado, está el conocimiento racional que contrasta con el empírico. El racionalismo sostiene que el verdadero conocimiento se obtiene gracias a la razón porque utiliza el intelecto. Llanamente, es comprender los fenómenos y hechos, no sólo aceptarlos como una simple experiencia.

Estoy convencido de que el proyecto filosófico de la Cuarta Transformación de Andrés Manuel López Obrador parte del conocimiento empírico.

Esto es que, desde la vivencia de la gente, en tanto no hay soluciones concretas a sus aspiraciones auténticas de y para una vida mejor (a partir de los gobiernos sombríos que generaron muchas insatisfacciones sociales, por la corrupción, el nepotismo, las arbitrariedades, la inseguridad, el desempleo, bajo nivel de la educción, etc.), optaron por el hoy presidente de México.

Su discurso que habla del dolor cotidiano es la voz cantante aludiendo a un cambio verdadero, porque históricamente han sobrado promesas de cambio sin que suceda mucho; si bien sí se proveían infraestructuras de beneficio, aunque no así en los aspectos estructurales.

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Imagen: Rictus.

Lo pretendido en el proyecto filosófico de AMLO con su elocuencia bajo la sombrilla de “el bien de todos”, “el cambio verdadero”, “primero los pobres”, está basado en el conocimiento práctico de las molestias comunes.

Cuando había una saturación tridimensional de insatisfacciones (conocimiento de la realidad a través de los sentidos de forma empírica), la membrana social se agrupó mayoritariamente con el fin de lograr sus aspiraciones. Ésa es la tesis de la Cuarta Transformación. O sea, su discurso.

Pero cuando una persona promete mucho (oferta política) y se encuentra con una organización masiva que tiene muchas expectativas (demanda social), es complicado que se pueda cumplir porque no es un mercado de sabores. Es la realidad tangible.

Eso es lo que le ha pasado a López Obrador. Lo he estado señalando desde 2004, que no iba a poder cargar con el costal que había llenado de buenas intenciones, sueños improbables, ilusiones y hasta un poco de poesía política.

Es por ello que el peor enemigo de Andrés Manuel López Obrador no es la oposición, sino él mismo, aunque sostenga que mientras las encuestas lo mantengan con alto nivel de preferencia, lo que se diga contra él le hace lo que el viento a Juárez.

En efecto, hay mucha gente que no quiere saber nada de los políticos que pertenecen a los partidos tradicionales, y desean con toda su fuerza que MORENA sí responda a sus intenciones.

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Imagen: MCI.

Esto es disonancia cognitiva porque es la voluntad de gente que desea lo que se prometió. Quieren que sea como lo aspiran, aunque no lo sea. Están convencidos de una buena intención, aunque saben bien que ella no ocurre.

La explicación es como la aspiración de una mujer que se casa con un marido violento, egocentrista, controlador, impositivo, machista y narcisista. Ella sabe que es así desde el noviazgo. Se casó con la esperanza de que iba a cambiar… Y no cambia. Pero todos los días amanece con la ilusión de que “hoy sí”. Así de sencillo está el asunto.

La tesis de López Obrador para la cristalización de la “4T” encaja su discurso populista y paternalista en la realidad cotidiana –vendiendo anhelos–, es lo que lo mantiene con alta aceptación. No hay más.

Pero él mismo se convierte racionalmente en la antítesis de su propia filosofía basada en el sentir pena por los demás, porque en la pena encuentra su causa, donde los demás son la mayoría desposeída que casi lo idolatra (como Mesías), porque le hace el milagro financiero cada cierto tiempo.

Por lo que, en ocasión de cumplido el tercio uno de su mandato, expongo este escrito como reconocimiento a la capacidad de la comunicación política, por la que, él (AMLO), pese a todo, sigue encantando a sus seguidores y sigue posicionado. ¿Le suena?


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Lucha la IP contra la inseguridad y burocracia

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Anuncian acuerdo entre empresarios y gobiernos contra la inseguridad

Los altos costos que la inseguridad y la tramitología representan para las empresas menguan la inyección de capital en el país y obliga a empresarios y gobiernos a buscar acuerdos que permitan garantizar la seguridad y minimizar los trámites en fomento a la inversión.

A través del Consejo Coordinador Empresarial, la Iniciativa Privada informó que hará una alianza con 365 municipios a favor de la industrialización y generación de empleos, a cambio de que les apoyen en el combate a la inseguridad, la formación de capital humano y reducir la regulación y tramitología.

“Tenemos una cantidad impresionante de coincidencias, nosotros podemos ser ese punto de contacto para desarrollar económica e industrialmente los municipios”, agregó en la firma del acuerdo de colaboración entre el CCE con la Conferencia Nacional de Municipios de México (CONAMM).

Los empresarios hicieron un llamado a que la enseñanza y capacitación sea respaldada por la educación técnica a nivel medio superior que permita a los jóvenes sumarse a las fuerzas laborales con un mejor nivel de competencia.

La regulación y tramitología se han convertido en un obstáculo para los inversionistas. En su llamado a los líderes municipales, los empresario reiteró su demanda histórica para combatir los niveles burocráticos.

“Ustedes, como primer contacto con la población, pueden facilitar las regulaciones. En la medida que no se tome como objetivo clarísimo, no vamos a avanzar. Para facilitar la inversión en este momento de coyuntura, ustedes tienen la palabra para facilitarla”, indicó el presidente del CCE.

“Nosotros los empresarios somos parte de la afectación, pero más al pequeño negocio y a toda la cadena de valor que representa hoy el 15 por ciento del PIB de los alimentos procesados y todo por el objetivo de culpar a alguien de la muerte por malos hábitos alimentarios. Queremos pedirles que ustedes también sean una línea de defensa contra estas actitudes que se están tomando en el país”, añadió.

Datos que ensombrecen la inversión en México

En el último reporte sobre Economías Regionales del Banco de México, para el 2019 la inseguridad representó el mayor reto para el crecimiento de las empresas.

De acuerdo con el Informe Global de Competitividad 2019, publicado por el Foro Económico Mundial (FEM), México ocupa el lugar 138 de 141 evaluados.

Los costos que provoca el crimen organizado a las empresas en el país superaron en 2019 a países con alta incidencia de inseguridad en la región, como Honduras, que ocupa el lugar 137; Guatemala en el 134; Haití en el 125 o Brasil, que se ubica en el 132.

En cuanto al costo de la burocracia para las empresas, el informe de Confederación Patronal de la República Mexicana (Coparmex) de finales del 2019, en México las empresas gastaron más de 48 mil pesos para el cumplimiento de diferentes regulaciones.

De acuerdo con el mismo reporte, hay cuatro estados en donde las empresas gastan más de 100 mil pesos al año para cumplir con el marco regulatorio. Baja California Sur (182 mil 633), Nuevo León (170 mil 143), Tlaxcala (138 mil 515) y Tamaulipas (102 mil 773).

En datos al 2017, el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi) señaló que la corrupción en las oficinas gubernamentales a la hora de hacer trámites le costó 7 mil 218 millones de pesos al país ese año. Estos datos son de acuerdo a su Encuesta de Calidad e Impacto Gubernamental.

La Encuesta de Calidad Regulatoria e Impacto Gubernamental en Empresas de la Ciudad de México (ECRIGE-CDMX), señaló que derivado de los gastos en trámites para operar, desde micro a grandes empresas de la Ciudad de México dejaron 0.5 por ciento de la producción que generan en trámites burocráticos, un promedio de 77 mil 120 pesos cada una.  

Nuestro país en serios problemas

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Los últimos acontecimientos me obligan a tratarlos y exponer mi opinión al respecto. Es conocido por todos que estamos viviendo un problema de dimensiones descomunales, ya que si bien no es propio de nuestro país, sino del mundo entero, las repercusiones que se están dando en México son demasiado serias; enlisto algunas de éstas:

1. Por la razón que ustedes quieran y sin buscar culpables, es un hecho que en México las medidas para la contención del COVID-19 fueron tardías y malas, es decir, no se conminó al aislamiento en tiempo y forma, no se hicieron las suficientes pruebas a su debido tiempo, se promovió el salir, abrazarse, darse besos, etc., y los resultados están a la vista. Se dijo primero que la confinación terminaría en mayo, que el pronóstico de penosas defunciones no llegaría a 5,000 y ya rebasamos las 30,000. Pero creo que lo que más lastima es la falta de respeto a esos héroes (doctores, enfermeras, afanadores, camilleros, chóferes de ambulancias, etc.), ya que las críticas realizadas por el Sr. presidente son totalmente fuera de tono, trabajan con lo poco que se les ha entregado, hemos visto en las noticias serias (Imagen TV y Uno TV) que en muchos casos ellos han tenido que comprar los insumos de su propio dinero. Vemos hospitales saturados, rebasados, sin camas con ventiladores, su personal de manos caídas por la impotencia de no poder salvar vidas, sin margen de maniobra, escenas de desesperación, pero la autoridad sanitaria obviamente tiene otros datos y la verdad nunca se sabrá.

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Fotografía: NER.

2. La negación de brindar apoyos a la pequeña y mediana industria ha traído consigo un mar de desempleados que difícilmente encontrarán un trabajo en lo que resta del año y, lo peor, es que no se sabe hasta cuándo lo tendrán. Por tal presión económica, se empieza a relajar las medidas, se permite empezar con la reapertura de ciertos negocios, pero vemos con tristeza cómo la gente sale sin ninguna medida de protección, es decir, hay mucha gente sin mascarilla, sin respetar la sana distancia y, obvio, se nota un repunte de contagios, aunque las cifras oficiales no lo informen. Prácticamente “todo” el país está en semáforo rojo (salvo dos estados, al día en que escribo esta entrega) y con agrado oímos que en ciertos estados los gobernadores impondrán multas a las personas que no porten mascarillas o cubrebocas, perfecto, eso es responsabilidad política, ya que nos guste o no, la persona que debería dar el primer ejemplo es el ciudadano presidente, y “nunca” se le ha visto portar uno, ¿cómo puedes exigir algo si no das el ejemplo? Lo mismo pasa con el Dr. López-Gatell, no utiliza cubrebocas, se le ha visto en contadas ocasiones usándolo.

3. La violencia está a todo lo que da en todo el país. Las masacres en el estado de Guanajuato son prácticamente cada día, así como en otros estados, pero la gota que derramó el vaso fue el atentado al jefe de la policía de la Ciudad de México, Omar García Harfuch, mismo que afortunadamente resultó fallido, con la pérdida lamentable de dos personas que formaban parte de su equipo de guardaespaldas (escoltas) y una señora que pasaba por ahí en el momento del incidente. Las extorsiones están a la orden del día, siguen existiendo llamadas de los centros de readaptación social, pese a que ya las autoridades habían declarado que las señales de los celulares se habían bloqueado, pero les comparto que recientemente sufrí el intento de una estafa –y seguramente ustedes también habrán tenido alguna experiencia similar–; so pretexto de un cargo a una tarjeta, intentaron que diera toda la información de la misma y les confieso que la mujer que me llamó no era ninguna improvisada, intentó por todas partes sacarme información hasta que la paré en seco y le pregunté cuánto le pagaban por hacer eso que según ella es un trabajo, que tuviera un poco de dignidad y dejara de intentar estafar a la gente.

4. En mi paso por esta vida, como ya lo puse en otra de mis entregas, he visto devaluaciones, pérdidas de negocios, personajes que se han forrado de dinero sin explicación alguna; los pobres siguen siendo pobres sin que a nadie le importe, prevalece con ello, más que nunca, un hartazgo de la sociedad, y las consecuencias del resultado de las elecciones. “Nunca” me había tocado ver cómo se repudia a un mandatario y la forma cómo se está haciendo. Recordemos que también el primer año de la presidencia de Peña Nieto existió un freno en la economía, cierto, pero existió crecimiento pese a todo. El país estuvo en otro orden, jamás vimos caravanas pidiendo su dimisión, exigiendo su renuncia inmediata, no, tampoco la creación de un frente opositor ahora llamado “FRENA” y que cada día se hace de más adeptos y no sabemos hasta dónde podrá llegar y si logrará su propósito.

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Fotografía: Clarín.

Vemos en esas manifestaciones cómo personas que dieron su voto por este cambio, hoy se arrepienten, con pancartas piden disculpas por haber caído en las promesas incumplidas hasta hoy, y que se ve no se cumplirán pese a todo, ya no hay dinero, el gobierno no se quería endeudar, por ello su política, la cancelación de fideicomisos, cambios en la política económica que sólo han beneficiado a cierto número de la población, y que no vemos de dónde saque dinero Hacienda con los negocios semiparados y muchos parados, sin ingresos en las empresas no puede haber pago de impuestos, luego entonces, ¿de dónde saldrá el dinero para continuar con los programas?

5. No le encontré ni pies ni cabeza la visita a la Casa Blanca de López Obrador, con el presidente más racista, que ha humillado y repudiado tanto a los mexicanos como lo es Donald Trump. Desde luego que su intención al ver cómo se alejan sus aspiraciones por la reelección de noviembre –y como resultado de sus propias políticas–, es tratar de que “esa visita” le ayude a sumar simpatizantes entre la población hispana (la mayoría mexicana de ascendencia) y esté en condiciones de votar. Pero lo más destacable de ese encuentro fue la reacción que se vio en redes sociales y otros medios al criticar a AMLO cuando rindió homenaje a la estatua de Benito Juárez; así que tal parece que la estrategia de Trump no le funcionará.

Son tan sólo cinco pequeños puntos que considero destacables por la importancia de lo que nos espera como país. Estamos viviendo tiempos muy difíciles y la reconversión económica tardará en volver, por eso tendremos que sortearla como se pueda.


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La violencia no entiende de cuarentenas

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En estos días, nuestra región ha sufrido varios episodios desafortunados y penosos hechos de violencia criminal de alto impacto contra los ciudadanos de distintas facciones sociales. En la Ciudad de México, por ejemplo, el atentado contra el titular de la Secretaría de Seguridad Ciudadana (SSC), Omar García Harfuch, el pasado 26 de junio. Por otra parte, el asesinato este 1º de julio de German Vallecillo Jr. y Jorge Posas, trabajadores de la comunicación periodística en la atlántica ciudad hondureña de la Ceiba, estremece los cimientos propios de la libertad de expresión y de prensa.

En un principio, es necesario mencionar la paradoja existente entre el confinamiento al que han sido sometidos amplios sectores de nuestros países –gente honesta y trabajadora– pero se observa a través de estos eventos que los delincuentes no descansan en sus cavilaciones, y se comprueba que al margen de la ley se han saltado las disposiciones legales para causar daño.

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Ilustración: iStock.

Aquí habría que preguntarse qué papel juegan los sistemas de inteligencia y de seguridad para anteponerse a hechos de esta naturaleza. ¿Es necesaria una mayor proactividad de los órganos de seguridad de nuestros países? Debido a la corrupción, ¿habrá fuga de información desde las centrales de inteligencia que permita a los delincuentes facilitar el camino para llevar a cabo estos abominables ataques? Sin lugar a dudas, estas interrogantes ameritan un debate amplio –que permita trabajar bajo una mirada interdisciplinaria– en torno al tema de seguridad ciudadana, la cual se ha visto seriamente afectada de manera mayúscula en este tercer milenio y ello ha minado la confianza que desde nuestros entramados sociales se tiene en los cuerpos del orden.

Es impresionante que no solamente nos enfrentamos a un virus inmaterial, sino también al “virus de la violencia”, que se inocula en personas de diversos estratos sociales, moviéndose en las líneas oscuras de la indecencia y al margen de la ley. Producto quizás de sentirse atacadas en cuanto al desarrollo de sus actividades ilícitas.

A casi cuatro meses de una cuarentena obligada, es preocupante observar cómo el cansancio del encierro se ha visto explosionado a través de estos fortuitos eventos violentos en el espacio público. A mi parecer, la violencia surge a raíz de la imposibilidad humana de alcanzar acuerdos y consensos, pues las visiones contrastadas de lo que es bueno y útil –visto siempre desde la legalidad– en muchas ocasiones trastocan intereses que benefician a pocos, pero que afectan la gobernabilidad y la paz de nuestras sociedades.

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Ilustración: Collaborative.

En definitiva, la moraleja en estos asuntos es que hace falta un incremento en la labor preventiva policial que permita garantizar que exista una mayor presencia de personas que transitan en los caminos de la licitud en nuestras calles –obviamente bajo los más estrictos protocolos de bioseguridad, producto de la actual pandemia sanitaria–, así como potenciar la capacidad indagatoria y anticipatoria de personas y grupos que alteran el orden y la legalidad. 

Posdata: De acuerdo al Índice de Paz México 2019, el año anterior la violencia en el país norteamericano generó un costo económico 5,16 billones de pesos –equivalente al 24% del Producto Interno Bruto (PIB) nacional–. Entretanto, de acuerdo a una reciente investigación del Fondo Monetario Internacional socializado en el presente año, afirma que el costo económico de la violencia en Honduras corresponde al 16% de su PIB (mismo porcentaje corresponde a El Salvador). Es en estos países del triángulo norte centroamericano (Guatemala sufre 7% del costo económico producto de la violencia) donde los embates de una violencia entronizada en el tejido social, perdura a través del tiempo con secuelas emocionales negativas para sus residentes. 


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Pandemia de violencia

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Sin quitarle al COVID-19 su enorme impacto en nuestras vidas y en nuestro futuro inmediato, hemos sufrido de una enfermedad igual, o peor, en la forma de la violencia y el crimen en todas sus manifestaciones.

Particularmente la semana pasada y el inicio de ésta han sido periodos aciagos en materia de inseguridad y los efectos que provoca en una sociedad, tristemente, acostumbrada ya a la impunidad y al delito.

Con las consecuencias de una serie de masacres ocurridas en Sonora y Oaxaca, además del asesinato cobarde de un juez y su esposa, llegamos al viernes pasado para atestiguar un atentado en contra del secretario de Seguridad Ciudadana de la capital del país, Omar García Harfuch, en un operativo criminal no visto antes en la Ciudad de México y menos en contra de un funcionario de tan alto perfil.

El despliegue de células organizadas con armamento de guerra, logística, vehículos y una planeación que no se puede explicar sin colaboración interna, trajo al corazón del país escenas que sólo habíamos visto en puntos de nuestra nación ya convulsionados por la violencia y que demostraban lo lejos que todavía estamos de alcanzar la paz y la tranquilidad que tanto demandamos.

pandemia violencia
Ilustración: Jeff Gomez.

La aparición pública de líderes de cárteles, así como las ineficiencias de autoridades y jueces para fincar responsabilidades a presuntos responsables de delitos, involucrados con los primeros, y hasta la detención de otros criminales a quienes se les atribuyen horrores como la desaparición de 43 jóvenes, nos obliga a reflexionar que, con o sin coronavirus, el problema de la falta de seguridad seguirá siendo un talón de Aquiles para el cambio verdadero de la República.

Coincide con el primer aniversario de la creación de la Guardia Nacional, un cuerpo de seguridad cuyo despliegue a lo largo del territorio nacional aún deja muchos más pendientes que resultados, aunque debemos reconocer avances en ciertas áreas de combate al crimen, como el tráfico de combustibles, el robo en carretera y una marginal contención de algunos crímenes que mantienen baja la cifra negra como el robo a vehículos, en tanto que los homicidios dolosos se estancan o aumentan irremediablemente.

Como si el semáforo de la pandemia no fuera suficiente, el semáforo de la inseguridad pareciera mantener no ya el color rojo intenso, sino violeta, sin importar la aparición de un contagioso virus que detuvo al mundo, pero no a quienes en estos momentos atacan, atracan, y viven de la ilegalidad; una industria que se hizo incontrolable después de décadas de complicidades, tolerancia, corrupción e impunidad.

Entramos en el segundo tercio del sexenio y los números de los delitos que se cometen todos los días se mantienen altos, a la par de que no hay señales claras de que las detenciones, los procesos judiciales y las sentencias crezcan gracias a la coordinación de autoridades y la eficiencia de los cuerpos policíacos estatales o municipales.

Regiones enteras del país están sometidas a los intereses de grupos criminales que no piensan dejar su negocio en poco tiempo, y si para ello es necesario subir el nivel de violencia en contra de quienes les cierran el paso, lo harán sin ningún miramiento; de ese tamaño es el poder económico que está en juego.

violencia a mano armada
Ilustración: Curt Melo.

Mientras tanto, los ciudadanos nos preparamos lo mejor posible para entrar en una nueva realidad, pero con los viejos problemas de siempre, lo que hará más difícil que salgamos de la crisis económica y de empleo que ha traído la crisis sanitaria.

Advierto, sin embargo, que no creo que haya un engrosamiento de las filas de las organizaciones criminales, no funciona así, pero muchos jóvenes sí podrían ser enganchados con dinero fácil para entrar a los primeros escalafones del delito, mucho más si las bandas les confirman que hay espacio para prosperar por los errores y la complicidad de quienes tienen la tarea de defendernos.

No obstante, el papel de la ciudadanía es más importante que nunca para lograr un descenso considerable del crimen organizado (que es todo) si le damos su lugar a los buenos policías, los buenos guardias nacionales, y denunciamos cualquier incidente que afecte nuestro bien vivir.

Recuperaremos poco a poco cierta movilidad y eso podría dar a los delincuentes la falsa impresión de que pueden volver a las andadas sin que opongamos resistencia. Es el peor mensaje que podemos enviar como una sociedad que debe actuar como una sola y aprovechar las nuevas condiciones de convivencia para prevenir, apoyar y colaborar con las buenas autoridades, que sí las hay.


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¿Dónde está la autoridad?

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#DondeEstaLaAutoridad

El pasado lunes, 1º de junio, hablé con un queridísimo amigo poblano. Me comentó, muy molesto, que el sábado anterior que venía a la CDMX a ver a sus hijos, unos encapuchados, en la última caseta antes de llegar a la Ciudad, tenían tomada la caseta; y no por alguna causa social o manifestándose por alguna razón, sino simplemente, para cobrarla más cara. Yo me acuerdo, hace algunos años, haber pasado por casetas tomadas en la carretera México-Acapulco, pero los manifestantes lo hacían con causa y en contra del gobierno, por lo que no cobraban el cruce y sólo afectaban al concesionario del tramo tomado; lo cual tampoco estaba bien, pero cuando menos lo hacían con causa (o así lo disfrazaban). Estos delincuentes, de los que me estaba platicando mi amigo, eran jóvenes encapuchados que cobraban 100 pesos por coche, cuando esa caseta vale 42 pesos. Era un vil asalto, de viles ladrones, que al coche que pasaba le robaban 58 pesos y al concesionario, el resto. Lo que más le molestó a mi amigo es que había dos patrullas de la Secretaría de Seguridad Pública (que por cierto, ya ni existe) estacionadas con sus elementos dentro de las mismas quienes sólo observaban la situación. Yo me pregunto, ¿dónde está la autoridad?

El martes 2 de junio, es decir, un día después de que aquel amigo me platicara de la toma de la caseta en la Puebla-México, otro amigo con quien hablé por la noche me dijo que trató de salir de Valle de Bravo y todos los accesos estaban tomados. Incluso se le acercó a una pick-up con elementos de la Guardia Nacional para preguntarles qué estaba pasando y ellos contestaron que un grupo de transportistas tenía tomada la carretera y que ellos no podían hacer nada. Así la tuvieron toda la tarde y mi amigo tuvo que regresar a CDMX por la carretera antigua cuando pudo, en algún momento, salir del cuello de botella en el que se encontraba. Ya más tarde me enteré, por las noticias, que un grupo de taxistas había bloqueado la carreta porque habían detenido a su líder. Yo, otra vez, me pregunto, ¿dónde está la autoridad?

Con esos dos acontecimientos decidí que, la semana pasada, haría mi colaboración para El Semanario sobre este tema, pero por distintas razones ya no pude publicarla y, lo que sucedió el jueves y viernes en Guadalajara y en CDMX, aunado a lo que pasó este lunes (el día de ayer) en el centro histórico de la CDMX, no hizo más que abonar en acontecimientos y tristes historias para volver a preguntar ¿dónde está la autoridad?… pero ahora de una forma más desesperada.

Cuando se ven las imágenes de un grupo de auto-llamadas “feministas” saqueando, junto con otros grupos de manifestantes, una tienda deportiva y rompiendo los cristales de una tienda de conveniencia con absoluta impunidad, con libertad plena y comportándose de una forma grosera y prepotente con los medios de comunicación, uno se pregunta otra vez, ¿dónde está la autoridad? Esos maleantes disfrazados de manifestantes, justo frente a las cámaras, cometieron claramente –al menos– dos delitos: el de daño en propiedad ajena y el de robo, pero se les podrían sumar unos cuantos delitos más. Todos los vimos, nadie nos lo platicó; ¿y la autoridad? Brilló por su ausencia.

Ya la semana pasada habíamos visto cómo quemaban a un policía de Guadalajara, destrozaban inmuebles y amenazaban a la prensa; y la autoridad no apareció, por lo menos en la Ciudad de México, hasta que los rijosos llegaron al barrio de Polanco. Este lunes ni siquiera llegaron.

Quiero pensar si usted o yo, querido lector, nos atreviéramos a salir con un bat por la calle a romper un escaparate de una tienda, ¡a ver cómo nos iría! La policía, seguramente, nos aprehende rápidamente. Aquí en la capital, el lunes, extrañamente, no llegó nadie.

Las autoridades no están protegiendo a manifestantes quienes, sin duda, están en todo su derecho de salir a las calles y expresar las razones de su manifiesto; están protegiendo a agitadores profesionales que son violentos, que no luchan por ninguna causa y sólo se venden como mercenarios al mejor postor. No hay ideales ni principios en esas personas. Son barbajanes y rufianes que no le hacen ningún bien a la sociedad. Allá ellos, pero los mexicanos elegimos a nuestros gobernantes para que apliquen la ley, nos protejan de maleantes como esos y hagan su trabajo. Si no pueden con ese trabajo, que se vayan.

Yo, como ciudadano de a pie, ya estoy harto de preguntarme todos los días ¿dónde está la autoridad? Estoy harto porque no encuentro respuesta. Los acontecimientos se van multiplicando y la pregunta cada vez encuentra mayor eco en más y más ciudadanos: ¿Dónde está la autoridad?

¿Encontraré respuesta? No lo sé. Me temo que si paso mucho tiempo haciéndome la misma pregunta, y no encuentro respuesta, la siguiente pregunta será: ¿Dónde quedó México?


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Cifras de violencia y el consuelo del Gobierno

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Secretaría de Seguridad revela cifras de violencia en marzo poco alentadoras

El titular de Seguridad reconoció que según las cifras de violencia en marzo se incrementaron los homicidios dolosos, pero por debajo de la tendencia.

Las cifras de violencia en marzo son poco alentadoras en México y en medio de la pandemia del coronavirus, los homicidios dolosos registraron un incremento considerable; sin embargo, los números se encuentran por debajo de la tendencia histórica.

Así lo informó el viernes 24 de abril el secretario de Seguridad Pública y Protección Ciudadana, Alfonso Durazo, durante la conferencia de prensa matutina del Presidente Andrés Manuel López Obrador en Palacio Nacional.

“El mes pasado tuvimos un ligero incremento que llega a 3 mil. No obstante, podemos decir que estamos en la línea de contención. De no tener esa línea de contención que ha tenido altas, pero también bajas, estaríamos en este punto de la tendencia histórica”, dijo Alfonso Durazo.

De acuerdo con esa información, hubo un incremento en este tipo de crimen de 8.46 por ciento respecto a febrero de este año.

Durazo remarcó que Guanajuato se mantiene como la entidad con el mayor número de homicidios dolosos. De enero a marzo, registra mil 163 casos de ese tipo de crimen.

Por otra parte, Colima es el estado con la mayor tasa de incidencia de homicidios dolosos con 24.71 por cada 100 mil habitantes durante los primeros tres meses del año.

El secretario de Seguridad destacó que, como parte de la estrategia del Gobierno de dividir el país en zonas prioritarias para el combate a la inseguridad, se ha logrado la reducción de homicidios dolosos en las zonas de Tijuana, Salamanca, Tlajomulco, Irapuato, Guadalajara, Acapulco, Chihuahua, Ecatepec, Centro (Tabasco) y Jiutepec.

En dichas regiones se redujo la tasa de incidencia de homicidios dolosos durante el primer trimestre de 2020 al compararlo con el mismo periodo del año pasado.