Comentemos de la industria

Pagar impuestos

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Es muy frecuente que al desayunar en la mañana nos enteremos en las noticias que algún funcionario público se robó algo. Obviamente son recursos de los impuestos que pagamos. Con esa molestia al llegar al trabajo nos enfrentamos al pago de impuestos y a las consecuencias de no hacerlo o hacerlo mal.

Por supuesto, la sensación de inequidad como ciudadano es ¡de gran enojo!

En mi opinión no debemos hablar de no pagar impuestos, sino más bien del uso eficiente de estos y que no se los roben. Me parece que estos temas se están trabajando y espero que poco a poco se logre avanzar pues la presión de la ciudadanía cada vez es mayor.

Donde hay que analizar mucho más es en lo que nos cuesta a los contribuyentes pagar los impuestos. Honestamente cuando el contador nos da el dato de lo que debemos pagar, simplemente hay que hacer un acto de fe con la esperanza de que estén bien calculados. ¡Es complicadísimo!

Yo creo que nuestro sistema impositivo está basado en la desconfianza y la creatividad.

Por un lado, las empresas gastan fortunas contratando físcalistas que encuentren cómo pagar lo más eficientemente posible y, por otro, la autoridad ha generado sistemas cada vez más complejos para evitar que le metan goles.

¿No sería mejor hacer un alto en el camino y reconocer que el sistema impositivo tiene incentivos perversos y mejor simplificarlo?

Ejemplos de las incongruencias que enfrentamos hay muchos, en primer lugar, hay que reconocer que la economía ilegal, mal llamada “informal”, no ha decrecido, el contrabando técnico sigue adelante con muchas creatividades, en los depósitos fiscales hay que pagar IVA dos veces, hay muchas importaciones temporales falsas, la información que hay que preparar cada vez es más elaborada y hay que contratar más gente, por ejemplo, la versión 3.3 del CFDI (Comprobante Fiscal Digital por Internet) o el complemento de nóminas versión 1.2, las declaraciones mensuales informativas, parte no deducible de sueldos y salarios, y un largo etcétera. En general, en la vida cotidiana es muy común la pregunta ¿con IVA o sin IVA?

Estoy seguro, amigo industrial, que puedes enriquecer esta lista de complejidades.

Es claro que podemos afirmar que los productos que se compran y venden diariamente, los edificios que se construyen, los medios para transportarnos y, en general, en nuestra vida cotidiana, hay mucho dinero improductivo invertido en el sistema hacendario, y que finalmente afecta los precios y por consecuencia el nivel adquisitivo de la población.

Tenemos una gran oportunidad si hacemos el esfuerzo de simplificar el sistema hacendario para que las empresas bajen sus costos administrativos y por ende sean más competitivas.

Me parece que el mejor camino para subir el poder adquisitivo de la población es bajarles los costos que subir los salarios, lo cual al final resulta ficticio.

Si logramos que las empresas establecidas en México bajen sus costos administrativos, las estaremos apoyando a que sean más competitivas y, por tanto, México será un país más competitivo.

Monopsonios

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Dicen que la gente inteligente aprende en cabeza ajena. Sirva esto para comentar lo que le pasó a un industrial.

Este empresario tenía una fábrica desde hacía muchos años, su producto era bastante bueno, su marca bien posicionada, empleaba a más de 500 personas y él era reconocido como un empresario exitoso.

Su cliente más importante le pagaba bien y lograba tener con él un margen de utilidad razonable, poco a poco este cliente había ido tomando más porcentaje de su producción y llegó a un punto en el que ya estaba comprándole el 50% del total de la fábrica.

Todo iba de maravilla y se pusieron de acuerdo para crecer de manera agresiva, pues veían una buena oportunidad de mercado. Para lograr esto, contrató más gente, compró más maquinaria y pidió prestado al banco. Los primeros dos años todo funcionó bien y todo mundo contento.

Repentinamente, su cliente le comunicó ¡que las circunstancias habían cambiado!, ya que le estaban reduciendo los volúmenes de compra a menos de la tercera parte. Para ese entonces ya le vendía el 80% de su producción; la situación en poco tiempo se volvió inmanejable, se tuvo que declarar en suspensión de pagos y, finalmente, quebró, y con ello su salud desgraciadamente quedó muy mermada.

El problema de fondo es que en muchos casos la asimetría que hay entre vendedores y compradores es tan grande que, aunque el vendedor está consciente de no poner todos los huevos en una canasta, la circunstancia lo lleva a eso.

Esta dominancia se conoce como MONOPSONIO y es la otra cara de la moneda de los MONOPOLIOS. En mi opinión, lo más sano y prudente es no venderle a nadie más del 20% de tu producción; se dice fácil, pero en la práctica es muy complicado, y un gran reto de lograr es que si crece el cliente, no negarle venta, sino crecer la fábrica para no exceder el porcentaje.

Muchos pueden argumentar que ¡tienen contratos firmados con sangre! Sin embargo, creo que crecer diversificando el riesgo a largo plazo debería ser más sólido y sustentable.

Obviamente la particular circunstancia de cada quien deberá tener las estrategias correspondientes, pero como dice el dicho, Cuando veas las barbas de tu vecino cortar, pon las tuyas a remojar, y la pregunta es: ¿Estás tranquilo con tus riesgos?

Clase media empresarial

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La clasificación que se da a las empresas en México de acuerdo a su tamaño es la siguiente:

  • Micro: hasta 10 empleados y ventas de no más de 4 millones de pesos al año.
  • Pequeña: hasta 50 empleados y ventas de no más de 100 millones de pesos al año.
  • Mediana: hasta 250 empleados y ventas de no más de 250 millones de pesos al año.
  • Gran Empresa: ventas de más de 250 millones de pesos al año.

Saber cuántos empresarios hay en México es muy difícil de determinar, ya que por estrategia de mercado, fiscal o laboral, hay muchos empresarios que utilizan más de una razón social y, por otro lado, no hay información suficiente en el ámbito ilegal y que a muchos les gusta llamar informal.

Sin embargo, se puede intuir con las encuestas y la información disponible, que en México hay alrededor de 5 millones de empresarios.

El gran reto a vencer es que, al analizar a las empresas y su distribución, la curva está totalmente cargada a las microempresas y algo de pequeñas, por supuesto, muy pocas medianas y unas cuantas de las que llamamos Gran Empresa.

No creo equivocarme al afirmar que el empresariado en México está totalmente atomizado y, por lo tanto, la gran mayoría no tiene los recursos tecnológicos y de capital para competir exitosamente y crecer.

Si no tenemos una clase media empresarial fuerte y dinámica es muy difícil que México llegue algún día a ser un país donde la mayoría de la población ¡sea de clase media!

Como Política Industrial llevamos ya un buen rato tratando de encadenar a los chicos con los grandes, pero es un hecho que esto ha sido insuficiente y la realidad del país no la podemos ignorar.

A mí me parece que la forma de lograr una CLASE MEDIA EMPRESARIAL es provocar que las empresas se CONSOLIDEN y tomen tamaño, los incentivos para lograrlo pueden ser fiscales, crediticios, fondos de inversión, a través de franquicias y marcas, etc.

El reto es que se empiecen a dar las alianzas y entender que a medida que los empresarios tomen tamaño lograrán mejores sinergias y una visibilidad mucho más clara hacia el futuro.

La gran pregunta es si los empresarios mexicanos pueden jugar en equipo o mejor nos quedamos chiquitos.

País de maquileros

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Hace poco decidí que era tiempo de cambiar mi coche usado por uno nuevo y me puse a investigar cuál sería mi mejor opción. La verdad es que cuesta trabajo escoger qué comprar, ya que la variedad en cuanto a marcas, modelos y precios es más que suficiente. La parte que no me gustó es que ¡no hay una sola marca mexicana!

Si México es uno de los principales productores de autopartes y automóviles a nivel mundial, no veo por qué no podamos pasar al siguiente nivel y desarrollar al menos una marca mexicana que debería ser exitosa y de muy buena calidad.

En mi opinión, los países más desarrollados son los que tienen las marcas más poderosas y es justo lo que permite pagar mejores sueldos a las empresas, y con esto han logrado generar el círculo virtuoso para elevar el nivel de vida de su población.

En México son relativamente pocos los industriales que han logrado desarrollar marcas poderosas, ejemplos a seguir los encontramos en el sector de bebidas y alimentos, pero muchísimos industriales ¡se han quedado atorados en la maquila!

En la maquila de exportación el problema es que hay que apostarle a la eficiencia, y por más eficiente que uno sea, los riesgos son muy altos, te pueden cambiar por movimientos en tipo de cambio, o de repente en una semana no hay trabajo, y difícilmente pueden pagarse sueldos altos. Y si hablamos del mercado interno la problemática es bastante similar.

Yo creo que un país de maquileros difícilmente puede aspirar a ser parte del club de los países que llamamos del primer mundo.

¿Cómo le hacemos? Pues dejemos de ser maquileros y hagamos un verdadero esfuerzo en impulsar el surgimiento de las marcas. El tener como industrial tu propia marca te permite jugar a largo plazo, finalmente quien decide si tu producto es bueno y lo compra será el público consumidor y no el intermediario.

Por supuesto, hay que tener mucho cuidado en no confundir ¡una etiqueta con una marca!

En general, yo prefiero crecimiento sólido, aunque más lento, pero con mejor margen y estabilidad, que ser maquilero con mucho volumen y poco margen. A la larga yo creo que le va a ir mucho mejor al que manda maquilar que al maquilero, ¿tú qué prefieres ser?

Microdeterioro

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Todos los días cuando despertamos y nos vemos en el espejo pareciera ser a simple vista que estamos idénticos al día anterior, sin embargo, hemos envejecido de manera casi imperceptible.

Hace poco fui a renovar mi pasaporte y cuando comparé las fotos, dije ¡qué barbaridad! Cómo cambié y no lo había notado. Fue un deterioro que se dio tan despacio que no me di cuenta al pasar de los días, pero al pasar los años el cambio era evidente.

Esto mismo nos ha pasado con la inseguridad en que vivimos y que nos hemos acostumbrado a tolerar. Hace 20 años si alguien nos hubiera dicho cómo íbamos a vivir en México en términos de seguridad, yo creo hubiéramos contestado que había que estar locos para vivir en las condiciones en las que hoy ya estamos acostumbrados.

En lo que refiere a la industria, la inseguridad se ha convertido en un costo permanente y con tendencia al alza; no podemos ignorarlo y se ha vuelto necesario integrarlo al precio del producto.

Siguiendo esta línea de pensamiento puedo afirmar que la incapacidad de los gobiernos locales y federales para controlar a la delincuencia está provocando inflación en el país de forma importante, debido a que los costos por la inseguridad de ninguna manera ya son menores.

La población en general está sufriendo la inseguridad no sólo de forma física sino en su poder adquisitivo; al igual que la industria está perdiendo competitividad en comparación con los países en que este tema es menor.

A mí me parece que debemos pedir a nuestros gobernantes que si la inseguridad no se puede controlar, de alguna manera nos compense estos costos para poder seguir siendo competitivos y seguir trabajando y generando empleos.

Las formas de compensar la inseguridad pueden ser: bajar los precios de los bienes que nos vende el gobierno como la gasolina y la electricidad, bajar los impuestos que pagamos, o aumentar los aranceles a los productos de importación, entre otras medidas.

Mientras no se logre mejorar la inseguridad me parece que es muy injusto siquiera hablar de subir los impuestos o subir los precios de los servicios que otorga el gobierno, y de bajar aranceles a la importación.

Me parece que la inseguridad a la que nos hemos acostumbrado a tolerar tiene que revertir su tendencia y de alguna manera todos los mexicanos debemos unirnos para lograrlo.

Meritocracia

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México es un país que tiene una posición geográfica privilegiada, cuenta con una flora y fauna de verdad envidiable, la mayoría de los mexicanos somos gente de bien y que quisiéramos un mucho mejor futuro para nuestros hijos y, sin embargo, pareciera que estamos condenados a ¡la mediocridad!

Pareciera que estamos atrapados por los partidos políticos, la corrupción, y la falta de oportunidades para muchos mexicanos.

Si nos comparamos con otros países que están logrando crecer consistentemente y que su población cada vez vive mejor, puedo afirmar que la gran diferencia está en la calidad de sus instituciones.

Yo creo que para lograr tener INSTITUCIONES SÓLIDAS debemos trabajar en la formación de la gente que trabaja en ellas, y la mejor forma de lograrlo es que el sistema de ascenso en el organigrama esté basado en la MERITOCRACIA.

A mí me parece que debemos fomentar que, en todas las instituciones del gobierno para poder tener un puesto, es necesario exigir los estudios correspondientes a la labor a desempeñar y esta posición debe tenerla el que más mérito tenga por su trayectoria y capacidad. Es muy desmotivante y mal ejemplo para todos que de repente alguien que no tiene los méritos ocupe las posiciones importantes por la razón que sea.

Entre más se integren gente preparada, comprometida y que valore su trabajo debido al esfuerzo que ha tenido que hacer para lograrlo, creo que será la mejor manera de ir construyendo las instituciones que necesita México para romper la inercia y empezar a crecer como necesitamos.

Me parece que es fundamental que los mexicanos estemos orgullosos de nuestras instituciones y de la gente que trabaja en ellas. Por supuesto reconozco a muchos que lo hacen bien, pero también hay muchos que no.

Yo sí me enojo mucho cuando veo gente en el legislativo o en el gobierno que toma decisiones con muy poco conocimiento de lo que implica y las consecuencias que ocasiona, ¿tú no te enojas?

Nosotros aquí nos quedamos

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En México, nuestro país, cada 6 años hay elecciones, y ya sea que haya cambio de partido político o no, el presidente y su gabinete se van, pero ¡NOSOTROS AQUÍ NOS QUEDAMOS!

En cuanto a la industria concierne, es muy complicado no tener visibilidad de las políticas de Estado por más de 6 años, y estamos expuestos a cambios de visión que pueden afectar sensiblemente nuestros negocios.

Me parece que esta falta de certeza ha provocado ya por muchos años que el país en promedio no logre crecimientos de más de 2% anual. Es muy complicado hacer inversiones de largo plazo cuando tienes que estar protegiéndote de cambios de política industrial y económica cada vez que hay cambio de gobierno.

Yo creo que la industria y el país tienen un potencial de crecimiento mucho más grande, pero para lograr esto necesitamos inducir a que las inversiones de corto plazo tiendan a convertirse en inversiones de largo plazo. Si queremos generar empleos bien pagados creo que ésa es la mejor manera de lograrlo.

No veo por qué no podamos tener planes a 20 años en infraestructura por región y por vocación, que sepamos dónde se van a construir las carreteras, cómo van a ser las ciudades del futuro, cuáles son las industrias que más queremos apoyar y cuáles son los planes de estudios que más debemos impulsar.

Un muy buen ejemplo a seguir es el del Banco de México, su mandato es claro, ¡controlar la inflación! Los profesionales que ahí trabajan trascienden a los cambios de gobierno y yo creo que ésa es una de las razones fundamentales que han permitido la estabilidad económica que tenemos.

Si ya vimos cómo hacerle, ¿por qué no hacer lo mismo con la economía y la política industrial? Una institución espejo al Banco de México, con mandatos claros que nos dé certeza de largo plazo, creo que potenciaría enormemente el crecimiento de nuestro país.

¿Tú crees que se pueda lograr esto?

Comercio por internet

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Se ha vuelto muy común para mucha gente ir al centro comercial los fines de semana. La gente pasea, se compra alguna cosa que le haga falta, come ahí mismo y muy seguido disfruta de alguna película.

La inversión que se ha hecho en los centros comerciales es cuantiosa, los locatarios invierten en sus locales para poder competir exitosamente y, en general, la derrama de dinero es importante y se generan muchas fuentes de empleo.

Es obligación de todos pagar los impuestos tales como IVA y aranceles cuando se trata de mercancía importada, ISR, y obviamente los impuestos que se generan por contratar empleados, tales como IMSS, INFONAVIT, el impuesto estatal, etc.

En los últimos tiempos el COMERCIO POR INTERNET ha venido incrementándose exponencialmente y se ha convertido en una alternativa para comprar desde la casa o la oficina. Es difícil predecir cómo se acomodará el porcentaje de mercado en cada uno de los formatos y qué productos va a preferir comprar la gente por internet o prefiera ir al centro comercial. Al final, es una competencia sana y que le da al consumidor más opciones.

Me parece importante asegurarse que esta competencia se haga de manera equitativa; probablemente por lo nuevo del comercio electrónico esto no se está dando. Hoy en día si compras algún producto por internet por hasta 50 dólares o su equivalente en pesos, no hay pago ni de IVA ni aranceles a la importación, y esto puede darse ya sea que se compre en el extranjero o la mercancía se ubique en un Almacén Fiscal.

Esto me parece que es una ventaja competitiva muy injusta y que distorsiona la competencia. Yo creo que la tecnología está lo suficientemente avanzada para implementar mecanismos eficientes que garanticen que todos paguemos los mismos impuestos independientemente de cuál sea el formato de venta.

Actualmente hay empresas que se dedican a vender por internet, las cuales han tomado un porcentaje muy grande del mercado, no sólo en México sino a nivel mundial; lo justo es que lo hagan por su eficiencia y sus innovaciones y no por tener mejor precio al no pagar IVA y aranceles… ¿estás de acuerdo?