La principal razón de ser de las Bolsas de Valores en el mundo, es que sean el conducto para que las empresas se financien con el dinero del público en general, ya sea vendiendo parte de sus acciones o pidiendo prestado.
Existen calificadoras como Fitch Ratings, Standard & Poors, Moody’s y otras más que son las agencias encargadas de investigar, analizar y darnos un diagnóstico de cómo se encuentran los estados financieros de las empresas y qué tan veraces son. Una vez hecho este diagnóstico, les dan una calificación que puede ir desde AAA hasta E, siendo esta última el valor asignado cuando una empresa está quebrada.
Para los inversionistas, estas calificaciones les permiten conocer el riesgo que están asumiendo ya sea adquiriendo parte de las acciones o comprando el papel de deuda que hayan emitido las empresas que han considerado en ese momento, y claro está que, entre mayor sea el riesgo de que la empresa quiebre o pierda dinero y no cumpla con sus obligaciones, el premio debe ser mayor.
A lo largo del tiempo se han inventado otros instrumentos más sofisticados, pero al final de cuentas de lo que se trata es que las empresas puedan financiarse a través de que el público en general arriesgue su dinero confiando en ellas.
Desgraciadamente en México son muy pocas las empresas que están listadas en la Bolsa Mexicana de Valores (BMV), o emiten deuda a través de ésta. La gran mayoría de las empresas medianas no tienen la cultura o la información suficiente para aventurarse a hacerlo, para poder participar en el mercado. Se necesita vender más de 200 millones de pesos al año y hay muchísimas empresas en México que rebasan estas ventas y que tienen la opción de hacerlo.
Me parece que para una empresa poder cotizar en la Bolsa implica grandes retos, pero a la vez grandes beneficios, me explico: la gran mayoría de las empresas medianas en México son familiares y las familias crecen a veces más rápido que las empresas. La empresa mediana familiar, típica, generalmente empezó con algún emprendedor que tuvo una idea y de ahí creció, luego llegaron los hijos y el padre, quien claramente les decía cómo hacer las cosas. Después, en la siguiente generación los nietos tienen intereses muy distintos, y siendo muchos es necesario establecer reglas muy claras esperando que todos se lleven bien.
Para que las cosas funcionen óptimamente en una empresa que ya tomó tamaño en ventas y personal, es necesario implementar un gobierno corporativo, lo cual implica compromisos claros, reglas claras y en general asegurar que la empresa se manejará de una forma mucho más profesional. Su información será confiable y tendrá lo que se llama una misión y visión muy claras, haciéndola mucho más confiable y sin permitir caprichos de los accionistas.
Obviamente es necesario implementar un consejo en el que estén involucrados los familiares, pero también consejeros independientes y, por supuesto, los estados financieros deben estar muy bien hechos y ser confiables. Además, para que resulte interesante a los probables compradores, debe establecerse un compromiso de repartir utilidades cada año.
Mi experiencia en la vida me ha enseñado que, con el paso del tiempo, las personas y los intereses cambian, lo cual no es que sea bueno o malo, simplemente así es, y para una empresa la separación de socios puede ser muy dolorosa, inclusive hasta acabar con ella, si ésta cotiza en Bolsa, el precio lo pone el mercado y hay una puerta de salida mucho más cómoda.
El logro de estar en la lista de la Bolsa permite conseguir socios capitalistas que apuesten por las utilidades y estos recursos se utilicen para crecer sin presión de pago.
Además, al colocar parte de las acciones a través de la Bolsa de Valores, permite a los accionistas hacer un cash out, lo cual para los socios que van de salida muchas veces ya por la edad resulta muy conveniente.
Por otra parte, financiarse pidiéndole prestado al público en general, en teoría debería de ser más barato que pedirle prestado a los bancos.
Teniendo todas estas ventajas, ¿por qué en México no hay el apetito de hacerlo?
Especulando, creo que falta información y promoción, las reglas pueden ser demasiado rígidas para las empresas medianas, conservamos un sistema fiscal demasiado rebuscado y complicado, los empresarios tenemos miedo de transparentar y exponer nuestra información, y con un gobierno corporativo en la empresa exige a todos ser mucho más disciplinados.
Desgraciadamente en México el concepto se ha distorsionado y comprar acciones en Bolsa pareciera más una aventura de juego especulativa y de corto plazo, que una inversión de confianza en una empresa que crezca en el mediano y largo plazo, y que a la larga debería ser mucho más redituable.
Creo que para que México crezca fuerte y sanamente es de sumo relevante que la mediana empresa lidere este crecimiento y la Bolsa Mexicana de Valores sea el instrumento para financiarlo. Esto sucederá si rompemos varios paradigmas tanto por parte del gobierno como de los empresarios.
Que la BMV sea nada más un instrumento que sirva a las grandes empresas y la especulación, me parece que es un error que se está cometiendo como país.